Según el informe, el 60% de la reducción de la pobreza en 2024 se explica por factores no estructurales.
Este jueves, el Programa Estado de la Nación (PEN) presentó los resultados del XXXI Informe del Estado de la Nación, el cual señala que entre 2023 y 2024 el país registró una reducción significativa de la pobreza y de la desigualdad del ingreso, sin embargo, advierte que esto se debió a factores ajenos al crecimiento económico y al acceso a oportunidades laborales formales para los hogares de menores ingresos.
El informe identificó que la reducción de la pobreza "se relaciona más con el empleo informal, la disminución en el tamaño promedio de los hogares y el aumento de transferencias de origen diverso".
El informe recordó que el país redujo la incidencia de la pobreza por ingresos en casi cuatro puntos porcentuales, al pasar del 21,8% en 2023 al 18% de los hogares en 2024, y desde el PEN señalaron que "la última vez que se había presentado una reducción similar fue en 2007, acompañada de elementos generadores claros en aquel momento: el producto interno bruto (PIB) creció 8,2%, se crearon 96.000 empleos formales, los ingresos laborales aumentaron 9,6% en términos reales y el país destinó más recursos a programas sociales como Avancemos y el régimen no contributivo de pensiones. Eso permitió reducir la pobreza total en 3,2 puntos porcentuales".
Sin embargo, según el informe en 2024 no se dieron estas condiciones, ya que el crecimiento del PIB (+4,3%), se vio impulsado principalmente por el régimen especial de exportación, que emplea a personas más calificadas, y aunque se generaron 105.000 nuevos puestos, eso "fue un efecto por la contracción del empleo que se dio en el 2023, la tasa de participación laboral se mantuvo baja (54%, una de las más reducidas desde los años noventa) y el empleo informal continúa recuperándose de los efectos de la pandemia por COVID-19".
El informe añade:
La mejora en los ingresos de los hogares que dejaron de ser pobres [en 2024] se debió a factores como el empleo informal (una tercera parte), la reducción del tamaño del hogar (una cuarta parte), el aumento de los ingresos de fuentes no registradas (una quinta parte) y la recepción de más pensiones contributivas (13%)”.

La investigadora del Programa Estado de la Nación, Natalia Morales Aguilar, destacó que más del 60% de la reducción de la pobreza en 2024 se explica por factores no estructurales, lo que plantea dudas sobre la sostenibilidad de esta mejora y llama a la cautela por el fenómeno de hogares que “entran y salen” de la pobreza según el momento de medición y los factores circunstanciales. Desde el PEN añadieron:
Casi tres cuartas partes de los hogares (72%) que salieron de la pobreza en el 2024 lo hicieron gracias a aumentos en ingresos laborales; pero, en su mayoría, esos ingresos provienen de empleos informales o de baja productividad. Además, el porcentaje de personas calificadas que trabajan en el sector informal aumentó de 29% en 2019 a 34% en 2024”.
Morales explicó:
No existe forma de determinar cómo reciben los hogares esas transferencias, pero podrían incluir alimentos, pago de servicios públicos, servicio doméstico u otros. En el caso de las transferencias en dinero no registradas, estas deben ser regulares, es decir, recibirse periódicamente (y no una sola vez), como ayudas de bien social, iglesias o personas que ofrecen caridad. (...) La Enaho del INEC no registra la naturaleza ni el origen de estos otros ingresos”.
El informe detalla que el peso de los factores varía por región:
- En las zonas urbanas el acceso a empleo informal fue el principal determinante.
- En las rurales y costeras influyeron más las transferencias no registradas y una mayor recepción de pensiones contributivas.

Según el PEN estos elementos muestran que la reducción de la pobreza en 2024 obedeció a ajustes temporales del ingreso y de la composición de los hogares. Esto contrasta con 2007, cuando la disminución fue resultado directo del crecimiento económico, la expansión del empleo formal y el impulso de la política social.
El informe concluye:
La generación de empleo de calidad y el acceso equitativo a educación y capacitación siguen siendo los pilares más sólidos para una reducción sostenible de la pobreza. De cara al proceso electoral de 2026, el reto de Costa Rica es transformar una mejora coyuntural en una tendencia estructural, basada en oportunidades reales y productividad inclusiva”.
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