Más estudiantes permanecieron en las aulas, pero recibiendo contenidos reducidos; estimación del Banco Mundial es que en Costa Rica se perdieron el equivalente a 2 años de aprendizajes.

El IX informe del Estado de la Educación, presentado por el Programa Estado Nación (PEN) señala como uno de sus principales hallazgos que si bien, durante el periodo de la pandemia el Ministerio de Educación Pública (MEP) logró garantizar la continuidad de la educación mediante lecciones a distancia o mixtas (alcanzando récords históricos en la permanencia de estudiantes en el sistema educativo según la tasa de escolaridad) esto se dio “sin asegurar el desarrollo de competencias claves, entre ellas la lectora y la matemática”.

El investigador del PEN, Dagoberto Murillo Delgado, señaló que las estrategias para garantizar la continuidad tuvieron efectos positivos en indicadores de permanencia, aprobación, repitencia y tasa de escolaridad, los cuales son utilizados, tradicionalmente, para evaluar el desempeño del sistema educativo.

Según amplió Murillo Delgado:

La tasa de escolaridad, indicador que se refiere a si la población estudiantil asiste al centro educativo con la edad correspondiente, esto según los reglamentos del MEP, muestra un crecimiento significativo, especialmente de la educación diversificada que pasó de 48,1% en 2018 a 62,7% en 2022”.

El informe señala que si bien durante los años de la pandemia el país logró alcanzar los índices más altos de escolaridad —es decir porcentaje de las personas menores de edad que están en el año que les corresponde— se observa un avance inercial de los estudiantes en el sistema, pero sin que se mejoren las condiciones de aprendizaje ni se adquieran de manera significativa los conocimientos, habilidades y actitudes suficientes para culminar con éxito sus trayectorias educativas antes de ingresar a la educación universitaria.

Adicionalmente, el informe sentencia que, uno de los principales problemas de esta situación es que “el resultado es un sistema que profundiza las brechas estructurales que perjudican principalmente a las poblaciones más vulnerables y, al mismo tiempo, impone un límite bajo a las aspiraciones nacionales de contar con una educación equitativa y de calidad.

Según señala el informe en cuatro años la tasa de escolaridad de las personas matriculadas en décimo y undécimo (educación diversificada) del colegio aumentó en más de 14 puntos porcentuales. Una situación similar ocurrió en cuarto, quinto y sexto grado de escuela (segundo ciclo), ya que la tasa aumentó en 10,6 puntos porcentuales durante el mismo periodo, adicionalmente, indicadores como la tasa de exclusión también presentaron resultados atípicos, dado que el alumnado que abandona los estudios registró un nivel bajo histórico del 0,7% en el 2021.

Además, el informe señala que “un estudio realizado por el Banco Mundial y Unicef (2022) fija las pérdidas de aprendizaje estimadas para el caso de Costa Rica entre las más significativas de la región, pues estas abarcan un tiempo de uno a dos años según el escenario planteado”.

Costa Rica, junto a México y Ecuador, son los tres países que registraron una mayor pérdida de aprendizaje en años de escolaridad entre los países latinoamericanos debido al cierre prolongado de los centros educativos.

El investigador del PEN aseguró que con la educación a distancia salieron a relucir problemas ya conocidos respecto a la formación y desarrollo profesional docente, la evaluación estudiantil y la supervisión del proceso educativo:

Tanto la falta de capacitación, recursos y materiales para el cuerpo docente como el hecho de que no se evaluaron adecuadamente los aprendizajes del estudiantado son elementos que incidieron en la eficacia de la continuidad de las lecciones”.

Para el caso de Costa Rica la afectación venía desde antes de la pandemia, ya que tanto en 2018 como en 2019 se presentaron cierres prolongados que afectaron la formación del estudiantada, por lo que según el informetoda una generación de estudiantes del sistema público costarricense enfrenta las secuelas de las interrupciones de los ciclos lectivos ocurridas durante el período 2018-2021.

Dato D+: El PEN definió el concepto de apagón educativo como “cualquier interrupción prolongada en el ciclo lectivo que limite el acceso al sistema educativo y al desarrollo de los aprendizajes de la población estudiantil”.

Adicionalmente, desde el PEN destacaron que aun enfrentando estos desafíos, las generaciones de estudiantes afectadas entre el 2018 y 2021 se mantuvieron y avanzaron en el sistema. Este avance se debe, en parte, a las decisiones administrativas y la flexibilización de los estándares académicos.

Por último el Estado de la Educación advirtió que si el sistema educativo no ofrece apoyos extraordinarios a la población estudiantil, los graves rezagos de aprendizajes pondrán en riesgo el éxito de sus trayectorias educativas y laborales.

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