Encuestas aplicadas a docentes de escuelas apuntan a  importantes vacíos en competencias de la población estudiantil escolar que sobrellevó los apagones educativos entre 2018 y 2021.

El IX Informe del Estado de la Educación, presentado el día de hoy por el Programa Estado Nación (PEN), señala que el país “se encuentra en una situación crítica de pobreza de aprendizajes producto del grave apagón educativo experimentado entre el 2018 y 2021”.  En el informe se hace referencia a la “pobreza de aprendizajes” como la incapacidad mostrada por un niño o niña de 10 años para leer, comprender y escribir un texto simple.

El PEN definió el concepto de apagón educativo como “cualquier interrupción prolongada en el ciclo lectivo que limite el acceso al sistema educativo y al desarrollo de los aprendizajes de la población estudiantil”, y señaló que entre 2018 y el 2021 el país atravesó varios momentos de apagones, primero por protestas sociales y luego debido a los cierres por COVID-19.

 

Para estimar los efectos de estos apagones, y dado que durante el periodo se eliminaron las pruebas nacionales, la investigadora del PEN Katherine Barquero Mejías explicó que para la edición 2023 del informe realizaron dos encuestas a docentes de primero y cuarto año de escuela. La primera de esas encuestas  se aplicó a 492 docentes de cuarto año de escuela, con el objetivo de evaluar el impacto del apagón educativo en la pobreza de aprendizajes desde la perspectiva del profesorado, a lo que Barquero puntualizó:

La mayoría de las personas docentes encuestadas considera que sus estudiantes de cuarto grado poseen competencias en escritura y lectura por debajo de su nivel educativo y edad”.

Según la encuesta aplicada por el Estado de la Educación en cuanto a lectura, “el 62% de docentes señala que la mayoría de sus estudiantes no son capaces de reconocer los temas centrales de un texto ni leer con fluidez”. Mientras que, en cuanto a la capacidad de escritura, “cerca del 70% considera que las deficiencias se presentan tanto en la estructura del texto (inicio, desarrollo y cierre) como en el uso correcto de los signos de puntuación”.

Otra situación percibida por el 82% de las personas docentes encuestadas es que, en comparación con generaciones anteriores, su alumnado presenta menores conocimientos en escritura y lectura; el 9% dijo que tienen mayores conocimientos y el resto (9%) considera que es similar a generaciones previas.

Es decir, según la percepción del profesorado la población estudiantil presenta dificultades en los procesos básicos para escribir de forma silábica y leer con precisión un texto breve, las cuales son habilidades que deberían ser desarrolladas en primer y segundo año de primaria.

Además, según aseguró Barquero, los resultados obtenidos muestran pocas diferencias entre la percepción del profesorado en la Gran Área Metropolitana (GAM) y en las zonas vulnerables fuera de la GAM.

La segunda encuesta se aplicó a 260 docentes de primer grado en la GAM respecto a las habilidades generales para aprender y el nivel de lectoescritura con el que ingresaron sus estudiantes en el 2022.

Al respecto el investigador Dagoberto Murillo Delgado señaló que, al igual que el personal docente de cuarto grado, la mayoría de docentes de primero identifica la falta de habilidades en lectoescritura como una de las principales deficiencias en sus estudiantes, pues presentan problemas para reconocer sílabas y palabras, escribir letras y sus propios nombres, así como al identificar sonidos asociados con letras, entre otros, y puntualizó:

Respecto al proceso inicial de lectura, el 57% del profesorado considera que sus estudiantes no logran ordenar una secuencia de imágenes a partir de textos leídos en clase; un 40% menciona que su grupo no logra responder a preguntas de comprensión lectora a partir de un texto que les dictan y un 39% afirma que sus estudiantes no realizan una adecuada lectura de imágenes”.

Murillo enfatizó que las debilidades en el proceso de lectura inicial provocan implicaciones significativas en el rendimiento curricular, pues quien no aprende a leer en primero y segundo grado de escuela, luego presenta dificultades en la habilidad fundamental de leer para aprender en los años posteriores.

Ante los resultados obtenidos en ambas encuestas el Estado de la Educación advirtió que las deficiencias para leer y escribir descritas por el personal docente, aunadas a la pérdida de aprendizajes que el país arrastra, podrían acentuar dichos rezagos durante la trayectoria escolar del estudiantado.

Según Barqueró Mejías:

Entre las consecuencias a mediano y largo plazo se encuentra el efecto dominó que se desencadena en el desarrollo de otras competencias fundamentales como la matemática y la científica, ya que para resolver un problema el estudiantado debe entenderlo primero".

Finalmente en el informe se señala que el aumento de la pobreza de aprendizajes en el país podría impactar negativamente los ámbitos social, económico y humano, ya que reduce el acceso a las oportunidades e incrementan las desigualdades, por lo que sugieren a las autoridades tomar acciones urgentes para mejorar las habilidades de lectura y escritura de la población estudiantil, las cuales también impactan el desarrollo de otras competencias fundamentales como la comunicativa, la digital y la emocional.

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