Programas de estudio de Educación en universidades no incluyen el tema de género en la formación de docentes.

El IX Informe del Estado de la Educación, presentado este jueves por el Programa Estado Nación (PEN), encontró que docentes de carreras en educación muestran sesgos de género que reafirman mitos y concepciones erróneas como que los hombres y las mujeres tienen inteligencias diferentes. Además se identificaron "sexismos benevolentes como que las mujeres tienen mejor inteligencia emocional que los hombres o que los hombres son mejores en deportes que las mujeres persisten en tres de cada diez docentes que participaron en la encuesta y entre casi dos de cada diez respectivamente".

Las conclusiones se desprenden de una encuesta realizada a 238 personas que trabajan como docentes universitarios en carreras de educación —es decir que forman docentes— y según señala el informe entre los principales hallazgos de esta encuesta destaca que las personas formadoras de docentes:

  • Muestran sesgos de género en cuanto a las habilidades de mujeres y hombres para aprender.
  • Apoyan afirmaciones sobre sexismos benevolentes que vinculan a la mujer con condiciones deseables de creatividad, orden y disciplina.
  • Reportan bajo conocimiento y preparación para abordar temas de género, sexismos y desigualdad en sus aulas.

Jennyfer León Mena, investigadora del Estado del Educación, aclaró que la discusión sobre diferencias biológicas y cognitivas entre hombres y mujeres se ha documentado ampliamente como poco concluyente entre la comunidad científica, por lo que no existe evidencia que sustente que las personas formadoras de docentes sigan creyendo esas ideas, y añadió:

El sistema educativo y el aula desempeñan un papel fundamental para romper el ciclo de la reproducción de sesgos de género que persisten en la sociedad. Es esencial que quienes forman docentes, sus estudiantes y el personal en servicio tomen consciencia de sus propios sesgos para romper este ciclo”.

El estudio realizado incluyó una escala sencilla sobre mitos y estereotipos asociados al género, cuyos resultados fueron “inesperados” debido al grado de apoyo mostrado por las personas encuestadas.

Adicionalmente, León añadió que “uno de los hallazgos más relevantes de la investigación es que cuatro de cada diez encuestados apoya afirmaciones relacionadas con diferencias biológicas entre los cerebros de hombres y mujeres y, por lo tanto, que ambos géneros tienen inteligencias distintas”.

El grupo de mitos y estereotipos de género que menor apoyo recibió (menos del 20%) incluye afirmaciones que vinculan a lo masculino con mejores habilidades en deportes o preferencia por las matemáticas.

El grupo que recibió apoyo intermedio (entre 20 y 30%) incluye estereotipos que vinculan a las mujeres con supuestas mejores habilidades para la creatividad, sociabilidad, disciplina y estética.

El informe alerta de la problemática que representa que las personas que están formando docentes mantengan estos estereotipos de género, porque “la formación docente es un elemento central para romper el ciclo de reproducción de sesgos, roles y prejuicios asociados al género”. Sin embargo, tras un análisis de veinte planes de estudio de carreras en educación de las cinco universidades públicas y tres de las universidades privadas con mayores tasas de graduación en este campo se encontró que “el tema de género en la formación de docentes se aborda de manera general, implícita o parcial, por ejemplo, desde la sexualidad”.

Sobre estos resultados, León señaló:

Esto concuerda con que el 69% de las personas formadoras de docentes consultadas dijeron no sentirse preparadas para abordar el enfoque de género en la educación con sus estudiantes. Sólo el 26% dijo haber recibido algún curso sobre estas temáticas durante su proceso de formación o en alguna capacitación en sus trabajos”.

Para finalizar el informe recuerda que los sesgos de género se trasladan de las personas formadoras de docentes a docentes y de docentes a estudiantes mediante acciones directas o indirectas, que dificultan el desarrollo integral de las personas. El informe también señala que romper ese ciclo es posible, a lo que León aludió recordando que "las aulas son un excelente lugar para reducir, e idealmente eliminar, las brechas de género. Pero, sin docentes con una formación y capacitación efectiva, que promuevan actividades para que sus estudiantes exploren qué les gusta, independientemente de si son hombres o mujeres, es un desafío grande”.

Para mejorar en estos temas el informe recomienda una serie de acciones que incluyen:

  • Integrar en todos los programas de estudio ejes transversales en materia de género que permitan a los docentes trabajar el tema y las desigualdades.
  • Desarrollar lineamientos para la elaboración de material didáctico con perspectiva de género, incluyendo lineamientos para las editoriales que elaboran material educativo para el sistema educativo nacional.
  • Desarrollar estrategias dirigidas a las familias para que estas contribuyan desde los hogares a trabajar aspectos clave como la autoestima y autoconfianza de la población estudiantil en sus capacidades y la no reproducción de estereotipos de género que afecten su rendimiento y logros educativos.
  • Ofrecer formación continua (no abandonar las capacitaciones en esta temática).
  • Revisar los perfiles profesionales que se solicitan para ser docente para incluir formación en temas de género, atención a la desigualdad y promoción de habilidades sin distinción de género.
  • Incluir la importancia de la promoción de la equidad y la igualdad de género como parte de los criterios que se toman en cuenta en las evaluaciones de desempeño.

Adicionalmente, el informe concluye que "sobre los planes de estudio, se requiere de una revisión que permita el abordaje del género y las desigualdades producto de sexismos y sesgos en la educación, no solo desde la promoción del respeto,  sino además desde su aplicación práctica y su relación con el desarrollo de las habilidades. En este sentido, resulta conveniente que se incluyan estos ejes en los espacios de práctica profesional supervisada, es decir, que se estudien desde el punto de vista teórico, pero que se incorporen también herramientas concretas para el abordaje de situaciones en las que se evidencien los estereotipos y sesgos de género en el aula".

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