Editorial: Una conversación incómoda
— Aprovechando que fue un lunes calmo me gustaría abordar hoy dos temas de fondo. Primero, la seguridad, segundo, la comunicación. Tengo claro que transitamos un contexto de ruido y reacción, pero espero que en mis palabras se transmita un genuino deseo de aportar constructivamente a esta conversación.
— El tema de la inseguridad y de cómo contrarrestarla es espeso porque todo el marco pareciera moverse entre dos trincheras igual de agotadas: el punitivismo de respuesta rápida (¡“Podemos ser El Salvador!”) y el abolicionismo académico (“¡Podemos ser Noruega!”) que muchas veces opera desde una torre de marfil que ni siquiera tiene ascensor.
— Ambas posturas se sienten desconectadas: una porque juega con fuego populista y la otra porque parece escribir artículos científicos para optar por un doctorado en Salamanca sin convencer a nadie en Guápiles. Mientras tanto, el ciudadano promedio está harto de que le roben la bici, que lo estafen por WhatsApp desde una celda y que el mismo tipo que detuvieron anoche esté otra vez en la parada del bus a las 6 de la mañana.
— Si me lo permiten, compartiré algunos ejemplos concretos para ilustrar mi preocupación.
— Este fin de semana, Gerardo Huertas Angulo, abogado penalista, publicó el artículo Populismo y delirios carcelarios en La Nación. A Gerardo es un gusto leerlo y de hecho nosotros también (gustosamente) lo hemos publicado. Su nuevo artículo es una pieza técnicamente impecable. Es correcto en el diagnóstico estructural: el aumento del encarcelamiento no reduce el crimen, y sí, lo agrava a largo plazo. Tiene razón con la evidencia empírica y el análisis comparativo.
— Pero, si hablamos con franqueza, hemos de aceptar (aunque sea resignadamente) que la gente no responde a estudios, responde al miedo.
— El problema no es que Huertas esté equivocado (¡no lo está!), es que su texto, como los otros a los que aludiré, pareciera estar desfasado del marco emocional actual. El populismo penal funciona porque ofrece una narrativa simple y moralizante: “los malos están sueltos, yo los encierro, soy el héroe”. Los artículos como los que hoy abordo, en cambio, ofrecen una narrativa compleja, frustrante y muchas veces abstracta: “el sistema está roto, pero más cárcel no lo arregla”. Lo primero ofrece gomitas dulces digestivas. Lo segundo, fibra dura sin agua.
— De la mano de don Jaime Ordoñez Chacón, otra mente lúcida y curtida a la que siempre disfruto leer y publicar, llegó otra pieza de opinión publicada en el mismo medio este fin de semana. Titulada ¿Una megacárcel a lo Bukele o volver a apostar por la educación? tiene todos los ingredientes de una pieza sólida y bien argumentada.
— Aporta datos sólidos (y preocupantes), una advertencia legítima y hasta tiene un estilo narrativo más accesible que otros intentos parecidos. Pero cae sin embargo en la trampa clásica de los intelectuales con pánico cívico: le explica a la clase media informada algo que ya cree, mientras la ciudadanía que tiene miedo, hambre y rabia no se ve reflejada en el retrato que se está pintando.
— Una verdad incómoda: el legalismo, como el idealismo, colapsa cuando el día a día se vuelve irrespirable. Cuando lo que llega al WhatsApp de la gente son videos de balaceras y los vecinos ya no quieren hablar por miedo a las represalias. Es muy difícil hablarles de becas y pruebas PISA a ciudadanos que sienten que el Estado desapareció y los dejó solos contra los narcos.
— Seguimos. El licenciado Alejandro Ross Muñoz también aludió al tema días atrás en Delfino.CR. Su artículo, titulado El espejismo de Bukele: cárceles llenas, votos asegurados es un texto lúcido, bien armado, intelectualmente coherente y políticamente necesario. Pero —y aquí viene el gran "pero"— es un artículo que también predica al coro.
— Es decir, habla el idioma de quienes ya están convencidos de que el punitivismo populista es peligroso, ineficaz y contrario a los derechos humanos. Pero ¿y la otra mitad del país? ¿La mitad que está con el agua al cuello, que duerme con un ojo abierto y que piensa que los Derechos Humanos solo protegen al criminal?
— Ahí es donde nos estamos quedando cortos. Porque no dialogamos emocionalmente con el miedo, y en esta conversación, si no hablamos con el miedo, perdemos. Podemos brillar en el ensayo técnico que arranca aplausos en un simposio pero fallamos en la conversación con la calle porque no sabemos hablarle a alguien que acaba de leer que mataron a un chiquito de 12 años por una bala perdida.
— Por favor, no me malinterpreten, es necesario que se diga lo que Ross dice: que la seguridad sin derechos es solo una ilusión autoritaria; que Bukele es un espectáculo que vende dolor como orden; que el discurso de Chaves busca votos más que soluciones. Todo eso es cierto. Pero también es cierto que para el ciudadano común, leer que “la cárcel debe parecerse lo más posible a la vida en libertad” suena a una utopía totalmente desconectada de una balacera en La Uruca captada por 6 cámaras distintas para deleite de los noticieros del mediodía.
— Hagámonos por un segundo preguntas incómodas de cara a las futuras candidaturas de “oposición”: ¿Dónde está la empatía estratégica? ¿Dónde está el reconocimiento real del dolor social, del caos en los barrios, de la sensación de abandono, del hartazgo de ver criminales reincidir sin consecuencias? No podemos abordar esta realidad en abstracto, sin habitarla, sin sentirla, sin terminar de entender que hoy en día la emoción es el campo de batalla.
— Si nuestro objetivo (y estoy seguro de que es así) es ayudar a la sociedad a tomar mejores decisiones sobre seguridad, debemos ir avanzando hacia conversaciones más empáticas, más tácticas, con menos tribunal constitucional y más mesa de cocina. Caso contrario la narrativa va a estar completamente dominada por los discursos de represión absoluta y antes de que nos demos cuenta alguien va a estar sugiriendo que renunciemos a nuestras garantías constitucionales para “poner orden”.
— Otro ejemplo: El contrasentido penitenciario, publicado en Delfino.CR días atrás por Jesús Bedoya Ureña, a quien le reconozco que tiene algo que muchos textos académicos no logran: un centro emocional real. Hace lo que los otros no: cuenta historias. Humaniza. Aterriza. Baja de la torre y camina un rato por el barro. ¡Va bien encaminado!
— El tema es que cae en la misma trampa ya aludida: no le habla a nadie que no esté ya de acuerdo. Y eso, como venimos conversando, es el gran agujero negro de la mayoría de los discursos contra el populismo penal. Porque a ver: ¿quién lee esta pieza y dice “Ah, ahora que entiendo la importancia del vínculo afectivo en la reinserción, voy a repensar mi deseo de encerrar a todos los delincuentes y tirar la llave”? Nadie.
— El artículo de Bedoya es perfecto si estamos en un curso de posgrado. Pero si sos un papá que está harto de que asalten a su hija en la parada del bus, este mensaje no te calma. No te contiene. No te escucha. Y encima te suena a defensa de criminales. Y eso es lo que a mí me angustia: los textos bien argumentados están perdiendo por goleada frente a la retórica explosiva e irresponsable pero cargada de “emoción”.
— Lo que dice Bedoya es cierto, documentado, relevante y urgente. Pero no lo cuenta desde el lenguaje de quienes necesitan ser convencidos. Lo cuenta desde el lenguaje de quienes ya están convencidos. Y eso, en este contexto, es casi como hablar solo. Con mis amigos-enemigos de Paquidermo yo tenía siempre ese problema: me daba la impresión de que escribían para sí mismos, para estar de acuerdo tomándose un café en La Calle de la Amargura. ¿Como ejercicio intelectual? Una delicia. Pero ¿y la calle? ¿Quién le habla al que grita “Paraaaadaaaaa” en el bus de Pavones?
— Imaginemos que la ciudadanía es un incendio y que los artículos a los que hoy aludo son un manual de prevención de incendios. Necesario, sí. Pero llega con el fuego ya encima. Y no trae agua. No trae consuelo. No trae una puerta de salida emocional para quien está quemado por el miedo.
— Las piezas que hoy comento son todas notables y no carecen de verdad, pero sí de escucha activa del imaginario colectivo actual. Ninguno de estos artículos es falso (todo lo contrario) pero sí resultan, a la luz del contexto actual, insuficientes. Parten de la premisa de que la información, el dato y la lógica son suficientes para ganar una discusión emocional. Spoiler: no lo son. ¿Todavía no estamos listos para aceptarlo?
— ¿Entonces? No se trata de renunciar al pensamiento crítico ni a la evidencia. Pero tal vez hay que repensar cómo se comunica esa evidencia. El marco "racionalista-legalista" ya no alcanza. No mientras la gente vea cómo su abuelita es estafada desde un teléfono celular escondido en una bolsa de arroz en una celda de máxima seguridad.
— Tal vez se necesita una nueva retórica progresista o abolicionista más práctica, más concreta y, sobre todo, más emocionalmente empática. ¿Dónde están las historias de éxito de rehabilitación? ¿Dónde está la propuesta creíble para que el tipo que roba cables deje de hacerlo? ¿Dónde están las cifras simples que alguien en San Isidro pueda repetir de memoria en una conversación de esquina?
— En resumen: sí, este tipo de artículos son necesarios. Pero no bastan, ni son suficientes hoy si se pretende tener un impacto real. Sí, el populismo penal es problemático, pero también responde a una auténtica falla sistémica real que la gente vive todos los días. Insistir en ignorar esa vivencia también es deshonesto.
— Necesitamos una tercera vía: una que reconozca el problema y que no banalice la inseguridad, pero que tampoco venda humo con cárceles que curan el crimen como si fueran farmacias.
— Pretender hablar de las enseñanzas de Eugenio Raúl Zaffaroni con el ciudadano común puede parecer noble pero no deja de ser un gesto algo elitista que acusa una fuerte desconexión con la realidad. A veces, me perdonan la expresión, me pareciera que a mucha gente de la GAM le falta calle.
— El ciudadano común no necesita teoría, necesita soluciones. Y quien logre articular eso con honestidad, empatía y evidencia, sin caer en el cinismo ni en la demagogia, va a ser quien logre colocar mensajes que de verdad calen en la ciudadanía, sin apalancarlos en gritos y sin encerrarlos en ensayos de corte académico que no resuenen en la pulpe.
— A veces pareciera que muchas plumas destacadas (¡no estoy aludiendo a las que hoy referencié!) están escribiendo para tener razón, no para cambiar la conversación. Es imperativo que entendamos que la razón no gana discusiones cuando la emoción ya se sentó en la sala con los pies en la mesa.
— Hay que saber hablarle también a la gente que tiene (por razones absolutamente legítimas) el estómago lleno de rabia, no solo al club de lectura de Ferrajoli. Hay que empezar por aceptar, por ejemplo, que las cárceles están rotas y que llevamos décadas sin abordar ese problema. Hay que ponerse en los pies de la persona promedio a la que le llegó al WhatsApp aquel famoso video del “call center” de La Reforma y no pudo evitar preguntarse ¿cómo es posible que algo así suceda en Costa Rica y no hagamos nada al respecto?
— Necesitamos pues un discurso empático, capaz de aterrizar en las necesidades de la gente de bien (que es la mayoría en este país) sin entregarse a la atroz fantasía de que un nuevo mega Alcatraz va a curarnos del miedo colectivo. Necesitamos un puente, una conversación que diga “sí, entendemos que tenés miedo”, “sí, las cárceles están hechas un chiquero”, “sí, parece que nada funciona”, y después, desde esa empatía real, construir otra posibilidad que no sea el castigo como única política pública.
— El problema, repito no es que estos textos falten a la verdad. El problema es que son irrelevantes para el lector promedio que no está en el aula, ni en la ONG, ni en el simposio internacional sobre justicia restaurativa en Bogotá. Son textos que funcionan como documento, no como intervención. Y lo que necesitamos en este momento no es documentación, es intervención emocional, cultural, incluso estética. Es decir: un mensaje que le hable a alguien que no está ya convencido, que no vive en Twitter ni lee ensayos académicos por hobby.
— Estamos perdiendo la batalla del sentido común porque estamos jugando en otro campo. Chaves no está imponiendo el punitivismo radical con argumentos, sino con atmósferas. Cuando dice algo en la línea de “a ese asesino lo agarraron 90 veces y está libre porque la ley protege a los maleantes” puede que se trate de una grosera caricaturización pero conecta, porque la gente está herida, no confundida.
— Y si tratamos de convencer a una persona herida con datos, nos ve como parte de un sistema que la abandonó. Esa es la tragedia de la torre de marfil: que desde arriba se ve todo más claro, pero no se escucha nada.
— La ciudadanía demanda ser escuchada. Es imperativo hacerlo antes de que abrace por completo al autoritarismo, no después. No podemos calmar una tormenta con una tesis. Se necesita empatía, narrativa, y coraje poético. Sin eso, Chaves puede decir “entre ellos se matan” y quedar como el que dice la verdad, mientras la contraparte pareciera escribir desde Suiza en 1994.
— No es un ensayo lo que puede cambiar el rumbo de esta conversación: es una voz que entienda el miedo sin abusar de él, que reconozca la herida sin prometer curas mágicas. Necesitamos una narrativa que no renuncie a la razón, pero que sepa hablarle al corazón. Porque si no logramos eso, si no somos capaces de construir una alternativa emocionalmente honesta al populismo penal, entonces ya no se trata de si lo perdimos todo: se trata de que lo entregamos sin luchar.
Bonus track: Eliécer Feinzaig presenta denuncia contra Rodrigo Chaves por “atentar contra la democracia”.
Hidden track: Chaves ha vetado 10 proyectos de ley aprobados por el Legislativo ¿qué pasó con cada uno de ellos?
Remix: Contraloría ordena recuperar pagos por contratos irregulares con Racsa.
Asamblea Legislativa
Fracasa vía rápida a ley de jornadas 4x3 por falta de mayoría necesaria
El plenario de la Asamblea Legislativa rechazó este lunes la moción para aplicarle vía rápida al proyecto de ley de jornadas 4x3, al no alcanzar la mayoría necesaria para que la propuesta fuera aprobada. La moción, que requería para su aprobación el voto afirmativo de 38 congresistas se quedó corta, pues obtuvo 31 apoyos de las bancadas oficialista, de Nueva República, Unidad Social Cristiana y siete miembros del Partido Liberación Nacional, mientras que 19 votaron en contra, provenientes de las bancadas del Frente Amplio, Liberación Nacional y las legisladoras independientes.
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Reporte Internacional
Francia, Reino Unido y Canadá amenazan con sanciones a Israel por gestión de la guerra y bloqueo humanitario en Gaza
Francia, Reino Unido y Canadá advirtieron este lunes que podrían imponer sanciones contra Israel si continúa obstaculizando el acceso de ayuda humanitaria a Gaza y mantiene su actual ofensiva militar, que ha dejado más de 53.000 muertos en el enclave palestino. Mientras tanto, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anunció este lunes que Rusia y Ucrania comenzarán negociaciones de alto el fuego “de inmediato”, tras mantener conversaciones telefónicas por separado con los presidentes Vladímir Putin y Volodymyr Zelenskyy. Finalmente, el gobierno de España ordenó a Airbnb bloquear cerca de 66.000 anuncios de alojamientos turísticos en su plataforma por incumplimientos normativos, en medio de una creciente presión sobre el mercado de alquiler a corto plazo por su impacto en el acceso a la vivienda.
Los detalles en el Reporte Internacional.
La Jornada
Costa Rica conquista 13 medallas en el Grand Prix de Paratletismo Cali 2025
La selección nacional de paratletismo cerró con éxito su participación en el Grand Prix de Cali 2025 al obtener un total de 13 medallas, repartidas en tres de oro, tres de plata y siete de bronce. Además, la tenimesista costarricense Lucía Zavaleta Ovares, de 17 años, vivió uno de los momentos más significativos de su carrera al debutar en el Mundial Mayor de Tenis de Mesa en Catar, mientras la marchista costarricense Sharon Herrera Soto ocupó la séptima posición de América en el Campeonato Panamericano Mayor de Marcha Atlética, disputado en Colombia.
Los detalles en La Jornada.
Botonetas
— Danza: Con una propuesta escénica que fusiona monólogos, teatro físico y danza contemporánea, UnDíaComoHoy sigue el día a día de dos personas que intentan sostener una vida funcional mientras enfrentan crisis emocionales, pequeñas tragedias cotidianas y la absurda exigencia de “estar bien”. La obra se presentará el 23 y 24 de mayo a las 7:00 p.m. en el Teatro de la Danza, ubicado en el CENAC, Centro Nacional de la Cultura.
— Teatro: El Funeral, la nueva producción de Teatro Palíndromos en conmemoración de su vigésimo aniversario se presentará el sábado 24 de mayo a las 8:00 p.m. y el domingo 25 de mayo a las 6:00 p.m. en el Teatro El Refugio 506, ubicado en la Calle de la Amargura, en San Pedro de Montes de Oca.
— Cine: La iniciativa del Centro de Cine, Preámbulo, continúa con la celebración del Festival de Cine Latinoamericano Contemporáneo, presentando una nueva selección de películas que invitan a reflexionar, emocionarse y descubrir la riqueza del cine regional. Del 21 al 24 de mayo, el público podrá disfrutar de una programación variada que incluye ficción y documental, con historias que abordan la memoria histórica, los vínculos afectivos, la resistencia social y la búsqueda de identidad.
— Exposición: La Galería Olger Villegas Cruz, ubicada en el Centro Cultural e Histórico José Figueres Ferrer en San Ramón, presenta Paisaje Marino, una exposición de la artista plástica Lucía Flores León que "que evoca sensaciones e imágenes del mar y las costas".
— Teatro: La Compañía Nacional de Teatro presenta La Línea, su primera producción centralizada de la temporada 2025. El espectáculo, escrito y dirigido por el argentino Luis Thenon, se presentará en el Teatro de La Aduana Alberto Cañas del 22 de mayo al 15 de junio, en funciones de jueves a sábado a las 7:00 p.m. y domingos a las 5:00 p.m.
— Swing Criollo: La Universidad Estatal a Distancia (UNED) será sede de una proyección especial del documental Buscando el Swing: Un Viaje por los Territorios donde Nació la Cumbia, dirigido por el artista costarricense Rialengo. La función se realizará este martes 20 de mayo a las 5:00 p.m. en el Paraninfo de la UNED, en Sabanilla de Montes de Oca.