La Real Academia Española define realidad de estas tres formas:
- Existencia real y efectiva de algo.
- Verdad, lo que ocurre verdaderamente.
- Lo que es efectivo o tiene valor práctico, en contraposición con lo fantástico e ilusorio.
Simple y clara en su definición. La realidad también puede ser cruel y dura. Las personas debemos ser capaces de mirarla de frente, sin censura e identificar los cambios selectivos necesarios para que sea dura pero no cruel. Ese es el primer paso. Luego, debemos tener el coraje de implementar esos cambios selectivos para lograr construir una realidad mejor.
Y bueno, ¿les ha pasado que llevan tiempo pensando en algo y de pronto encuentran indicios de que más personas van en esa dirección? Por eso estamos aquí en este espacio. Hablemos de algunas realidades puntuales.
Un trabajo informal es un trabajo no regulado ni protegido por el estado. Las personas pueden mantenerse mes a mes. Sin embargo, esto no se traduce en crecimiento, aprendizaje ni movilidad social de las mismas. Al contrario, las personas en este mercado informal se encuentran en un ambiente de precario, sin oportunidades, abandonados a su suerte y en un ciclo del cual no pueden salir.
Hacemos de la vista gorda cuando… ¿otras personas? ¿o las mismas? ¿algunas de ellas talvez? están en esas condiciones. Más preocupante es que sigamos haciendo de la vista gorda cuando se nos dice que la cantidad de costarricenses que tenían aunque fuese un empleo informal, disminuyó. ¿Encontraron un empleo formal? - ¿Cuántas generaciones dejaremos pasar hasta que actuemos en:
- Disminuir la cantidad de horas de la jornada laboral para que más personas puedan tener acceso al mercado laboral.
- Disminuir los costos de contratar a una persona formalmente para que las empresas, especialmente del régimen definitivo, puedan acceder a un mercado de profesionales más capacitados que les puedan ayudar a crecer y evolucionar sus negocios.
¿No se beneficiaría Costa Rica al tener recursos frescos?
Por dos razones puntuales quiero mencionar el transporte público. La primera: sí, al igual que muchas personas en este país apenas pude tener un auto y olvidarme de los buses, lo hice. No me siento orgulloso de ello. Más bien me genera sentimientos encontrados el que se tenga que recurrir a este camino para poder movilizarse en nuestro país. Bien, hace unas semanas tuve que volver a tomar el bus. Desde el punto A hasta el punto B, una línea recta de 4,5 kilómetros. Tiempo de viaje: 50 minutos. Eso es una velocidad de 5,4 km/h. ¿Llorar o reír?
Segundo, me encontré de frente con este excelente reportaje acerca del transporte público en nuestro país. Y bueno, me encantó porque nos presenta con la realidad dura y pura. Además, de que me llena de esperanza ver el trabajo de tan buen nivel y tanta calidad que pueden entregar las nuevas generaciones de profesionales en Costa Rica.
Repito la pregunta ¿cuántas generaciones más dejaremos pasar antes de actuar? Somos un país con gente muy profesional y competente. Quisiera que estemos discutiendo "el sistema de transporte público del país" pero no podemos porque no hay un sistema. Hay un servicio. Punto. ¿Malo, regular o bueno? No lo sabemos porque no tiene competencia. Y si no hay competencia, no hay punto de comparación. Lo que es peor, no hay punto de mejora.
Nuestra posición geográfica y nuestros vecinos no van a cambiar. Son los que son y tenemos que lidiar con todo lo que eso implique. ¿Podríamos aceptar eso ya y movernos al cómo hacer de nuestro país un punto de referencia y modelo a seguir? Como lo dice Jorge Vargas Cullell, somos la democracia más estable de América Latina. Eso tiene peso y valor.
Costa Rica es un puente que no se puede dinamitar. Hay que luchar por mejorarnos y esa lucha se hace mediante el diálogo, acuerdos y compromisos. Es por eso que es fundamental, y de alguna forma crítico ya, que los cuatro partidos políticos serios y formales (FA, PLN, PUSC y PAC) actúen y salgan del estancamiento político en que estamos desde hace años. Es el momento. Necesitamos lideres de calidad. Equipos de calidad. Las consecuencias de ese cóctel hecho con estancamiento político y pensamiento de "somos diferentes" son serias, que lo diga Chile en 1973 por ejemplo.
Cuando el presidente Rodrigo Chaves hizo su berrinche en Guápiles —vergonzoso e indigno de cualquier presidente—se hizo mucho eco de diversas reacciones en todo el país. Quisiera referenciar las declaraciones de la diputada Sofía Guillén en su calidad de jefa de fracción del FA:
La única manera de salir de la crisis en la que estamos es unidos y unidas. Trabajando en los diferentes poderes de la República. Exíjannos más, eso sí. Exíjannos más".
Volviendo al punto inicial, la realidad es la que es. Tenemos las condiciones que son y somos los que somos. El año pasado un colega extranjero me preguntaba:
Oye, ¿y qué tal Costa Rica? ¿Cómo está todo por allá?”.
Le comenté algunas de las cosas estaban aconteciendo en su momento, a lo que él contestó:
Mira tú, ya ves... de los mejores países de América Latina. El mejor país para vivir de Centroamérica y ya ves como está. Igualito que los demás. Qué lástima".
Golpe al hígado, sí. Se llama realidad.
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