Semanas atrás la Sala IV admitió un recurso de amparo para la suspensión de la corta de árboles.
El Tirol, una zona residencial en San Rafael de Heredia, lleva semanas como tema generador de controversias debido a la posible tala de los árboles de ciprés icónicos en la zona. Una orden del Juzgado Agrario del Primer Circuito Judicial de Alajuela obligaba a la cortar de varios de estos árboles debido a que una vecina interpuso una demanda por considerar que ponían en riesgo su vida y propiedad.
Esto quedó en pausa luego de que la Sala Constitucional admitiera un recurso de amparo presentado contra la Municipalidad local. Pese a que cuando se iba a ejecutar la tala muchas personas se manifestaron por salvar a los árboles, hay otro sector de personas que ve necesaria una restauración ecológica en El Tirol y las montañas del norte de Heredia que no contemple los cipreses al ser una especie exótica.
Delfino.cr conversó con los profesionales ambientales cercanos al caso que defienden esta tesis; el ingeniero en ciencias forestales, Manuel Calderón Rodríguez; el antropólogo social y consultor en conservación comunitaria, Fabián Peñaranda Olmos; y la bióloga y ecologista, Ana Beatriz Hernández Barquero.
La tala quedó en pausa luego de que la Sala Constitucional admitiera un recurso de amparo presentado contra la Municipalidad local.
Riesgo latente y la duda sobre el rol de una especie exótica en el ecosistema
El ingeniero en ciencias forestales, Manuel Calderón Rodríguez, explicó que existen antecedentes de que los árboles en las partes altas de San Rafael de Heredia presentan contagio con un posible hongo llamado Fusarium. Este tipo de patógenos es bastante fácil de propagarse en árboles dispuestos en cortinas rompevientos, dada la cercanía unos con otros, como los ubicados en El Tirol.
Agregó que los cipreses además tienen síntomas de un hongo llamado Seridium, el cual se observa en los diferentes árboles que entraron en un proceso de descomposición abarcando la parte interna del árbol (albura) sin tener capacidad de sellar las heridas dado que son árboles maduros y la respuesta a estos contagios es casi nula. Con esto los árboles se someten a un proceso de degradación paulatina que se ve favorecida con factores externos como humedad y agua.
"Conforme transcurre el tiempo los árboles son menos vigorosos y son más susceptibles a condiciones externas como el viento y las lluvias", añadió el experto y dijo que estas particularidades son preocupantes en una zona que es de alto tránsito de personas y vehículos.
Por ello se debe procurar conocer las condiciones fitosanitarias de los árboles para evaluar posibles riesgos de los árboles dado su tamaño y cercanía con la carretera. Los árboles están ubicados dentro de un área residencial por lo que la municipalidad y las demás instancias gubernamentales deben asegurarse de que el sitio sea un espacio seguro".
Al respecto, semanas atrás el Ministerio de Ambiente y Energía (Minae) señaló que nunca ha recomendado la corta de ciprés en la zona. Según el ministerio, un profesional en ciencias forestales evaluó la situación y no incluyó la recomendación de cortar los árboles en sus respectivos informes.
Calderón Rodríguez indicó que para tener una certeza de los posibles patógenos que afectan a los árboles se debería de tomar muestras de las ramas, para verificar los posibles organismos causantes del daño.
Sector en contra de la tala argumenta la belleza paisajista de los cipreses en la zona.
La bióloga y ecologista, Hernández Barquero, recordó que los cipreses se plantaron masivamente entre 1950 y 1980 en el país para combatir la deforestación. Su presencia, no obstante, desplazó a especies nativas.
Anteriormente el abogado ambientalista que está en contra de la tala, Walter Brenes Soto, comentó que es un caso en el que la comunidad considera a los árboles parte de la zona por lo que su tala afectaría el patrimonio escénico.
Al respecto, manifestantes en contra del derribo de árboles recolectaron firmas para una solicitud de declaración de patrimonio de paisajismo para el camino de los cipreses. Esta solicitud fue suscrita por el alcalde de San Rafael, Jorge Santamaría.
Ante esto, Hernández Barquero comentó:
Una de las primeras problemáticas vinculadas de presentarlas como propias de la zona, o querer proyectar un arraigo hacia ellas es precisamente el desplazamiento del foco sobre la urgencia de incorporar especies nativas en programas de reforestación".
Agregó que estudios sugieren que los cipreses pueden tener efectos alelopáticos, es decir, sustancias que dificultan el crecimiento de otras plantas. Esto podría explicar la escasa diversidad vegetal en la zona donde se encuentran estos árboles, indicó.
Restauración ecológica y participación comunitaria
En lugar de detener la corta de árboles o solo derribarlos sin un plan, los expertos coincidieron en la necesidad de realizar un proceso de restauración ecológica con especies nativas y de manera planificada.
Peñaranda Olmos destacó la importancia de la participación comunitaria en el proceso de restauración. Señaló que la comunidad debe involucrarse desde la identificación del área afectada hasta el seguimiento del crecimiento de los árboles. Para esto considera necesario realizar charlas, visitas de campo y convocatorias abiertas para la siembra, así como la conformación de comités ciudadanos encargados del monitoreo.
Añadió que el proceso debería ser liderado por la municipalidad. Otros actores necesarios son la academia, ONGs financiadas por programas como TEVU, PNUD, OET y las organizaciones comunitarias como Asociación de Vecinos y Bandera Azul.
Por su parte, el ingeniero forestal enfatizó que es fundamental contar con profesionales en cada fase, desde el diseño y planificación hasta el establecimiento y monitoreo de los árboles. Según explicó, la selección de especies debe considerar el espacio disponible y las estructuras cercanas, mientras que la plantación debe realizarse en la época lluviosa para garantizar la supervivencia de las especies.
Además, subrayó que los árboles a sembrar deben tener características óptimas, como una altura mínima de un metro y un follaje adecuado, para asegurar su desarrollo. Calderón Rodríguez comentó que entre potenciales especies que se podrían plantar estás algunas de crecimiento rápido como San Miguel (Blakea gracilis), Ratoncillo (Mirsine coriacea), Cacho de venado (Oreopanax capitatus), Falso Cristóbal (Staphylea occidentalis) y Murta (Eugenia costaricensis).
Además de árboles de lento crecimiento como el Roble (Quercus seemanni), Cura (Viburnum costaricanum) y el Quizarra (Ocotea mollicella). También dijo que se pueden tomar en cuenta arbustos como el Cafecillo ( Palicourea padifolia), Achiotillo (Fuchsia paniculata) y el Anís (Piper umbellatum ).
El Roble (Quercus seemanni) es una de las potenciales especies que podría sembrarse en la zona.
Mientras que, Hernández Barquero, hizo hincapié en la importancia de fortalecer la educación ambiental y fomentar espacios de comunicación claros, tomando como ejemplo iniciativas previas como la restauración del Parque La Sabana y el proyecto de sustitución paulatina en el Parque Nacional Volcán Irazú, sector Prusia.
Asimismo dijo que es necesario revisar si se respeta la Ley 65 y si sus áreas están siendo
conservadas.
Dicha ley fue emitida por el Congreso Constitucional de la República de Costa Rica, el órgano legislativo previo a la Junta Fundadora de la Segunda República que, posteriormente, fue sucedida por la Asamblea Legislativa como se le conoce actualmente. Esta declaró "inalienable" (que no se puede vender, donar, ceder o usar para otros propósitos) una zona de terreno de dos kilómetros de ancho (6870 hectáreas), a uno y otro lado de la cima del volcán Barva, desde el cerro Zurquí hasta el cerro Concordia.
Las reacciones de la comunidad y la decisión de la Sala IV
El antropólogo Peñaranda, criticó el papel de la municipalidad en la gestión ambiental, asegurando que hay una comunicación deficiente sobre el diagnóstico y las acciones tomadas respecto a los cipreses, lo que genera conflictos que podrían haberse evitado con mayor transparencia.
Además, detalló que el movimiento contra la tala de cipreses se alimenta de discursos de desinformación y reacciones emocionales. De forma errónea, se construyeron narrativas basadas en la instrumentalización del paisaje y en la supuesta afectación a especies como el perezoso y el mono cariblanco, que no tienen relación ecosistémica con el ciprés.
Manifestantes se congregaron en El Tirol para exigir la suspensión de la tala.
Cuando empezó a circular información sobre la tala, las personas compartieron fotos de perezosos y monos muertos. Al respecto, el Minae descartó alguna afectación a animales por la corta de árboles. La cartera de Ambiente también enfatizó en que la hilera de árboles no presenta conectividad con otras áreas plantadas o con bosque, por lo que la presencia de perezosos y otros animales es difícil de determinar en el sitio.
Peñaranda Olmos mencionó:
Hay que comprender que las personas actúan desde la nostalgia, pero eso no puede sobrepasar la salud de un ecosistema y la seguridad de los seres humanos. Las afirmaciones sobre que los árboles son parte de la identidad cultural, y que hay que protegerlos por eso, deben leerse con cuidado".
Sobre la suspensión de la Sala IV, Peñaranda mencionó que es prudente dadas la circunstancias y que esto ayudará a revisar la legalidad del caso. Mientras que la bióloga Hernández Barquero dijo que es un precedente ambiental importante, pero espera que se proceda con severidad en casos que tal vez reciben menos atención en noticias, pero que generan daños ambientales graves.