En los últimos días en el norte del enclave palestino se han producido inusuales protestas contra el régimen de Hamas, principalmente en la ciudad agrícola de Beit Lahia, una de las ciudades más cercanos al cruce de Eretz en la frontera israelí. Con banderas blancas exigieron al grupo islamista el fin del conflicto y con carteles con frases como "Nos negamos a ser quienes muramos", y "Alto a la guerra", algunos inclusive exigieron la devolución de los rehenes a Israel para lograr nuevamente un alto al fuego y evitar así más muertes entre los poblados palestinos, las protestas fueron dispersadas por grupos armados que se señalan se vinculan con Hamas y la Yihad Islámica, para así evitar que la disidencia se extienda hacia otros poblados como Beit Hanoun, Jabaliya u otras zonas del enclave.

Es importante señalar que estas protestas han estado encabezadas por líderes de los principales clanes familiares (hamulas) que gobiernan el enclave, quienes tienen un rol determinante en la vida social, económica e inclusive en el control político de las diferentes ciudades.

A lo largo de los años estas familias han tenido participación con facciones palestinas de diferentes corrientes ideológicas, incluyendo la organización islamista Hamas, la Yihad Islámica Palestina, el partido Fatah del presidente de la ANP Mahmoud Abbas y otros, sus lealtades van variando dependiendo de las circunstancias, por esta razón, en la época actual hay un desgaste interno y se podría estar presionando por llegar a una tregua que pueda llevar a estas comunidades a descansar un poco de la violencia que se vive desde octubre de 2023 y ante esto surge un actor importante, los clanes de Gaza.

La ciudad de Beit Lahia está controlada principalmente por dos clanes familiares, los Al Masri y Al Kafarna quienes también tienen una importante presencia en otras zonas del enclave. Los Al Masri han formado parte tanto de las Brigadas Al Qassam (brazo armado de Hamas), como de la administración local en Beit Lahia y en general en el norte de Gaza, así como han mantenido control sobre las redes de ayuda social en colaboración con el poder de turno.

La familia Al Masri, que significa literalmente “los egipcios”, son importantes productores de fresas en Beit Lahia y durante mucho tiempo dominaron el “mercado de túneles” en el Sur para el contrabando de productos desde las regiones egipcias, negocio que tuvo su descenso con la llegada del presidente egipcio Abdel Fatah El Sissi, también han sido importantes en operaciones militares contra Israel, intermediarios en la negociación de treguas y la protección de civiles palestinos.

Junto a estas familias, se encuentran también los clanes Abu Odeh, Al Za’anin y Al Shanti, entre otros con quizás menos poder, pero con su influencia. Todos estos han tenido roles importantes a lo largo de la historia del liderazgo palestino para la continuidad de las organizaciones que dirigen las vidas en los territorios administrados.

Incluso, en los proyectos de post guerra se ha dejado en claro la importancia que los clanes tendrán para lograr estabilidad o entrar en una nueva espiral de calma y violencia como se ha tenido desde el 2007 que Hamas asumió el poder total de Gaza y que ha tenido su momento clímax de destrucción desde octubre de 2023.

Tanto Israel, como el liderazgo árabe en general saben que el futuro de este enclave, dejando de lado el poder de Hamas y los grupos que les apoyan, dependen de los clanes gazatíes. Primero porque debido a la debilidad de los servicios de seguridad palestinos en la Franja, los clanes tendrán un papel determinante para preservar la seguridad local, evitando así el caos y cualquier tipo de escaramuza que en los procesos de reconstrucción se puedan presentar debido a la frustración o a intereses de grupos radicales de asumir ellos el control.

Por otra parte, los clanes en Gaza (y en otras zonas palestinas), pueden contribuir a la cohesión social, a la coordinación con autoridades internacionales y locales, participando con comités de planificación de la reconstrucción representando los intereses de los residentes en sus áreas.

Debido a que muchos registros de propiedad habrían sido destruidos durante la guerra, los clanes pueden ayudar a resolver disputas de propiedad y documentar derechos para garantizar que las casas y las propiedades se reconstruyan de manera justa.

Uno de los principales problemas con los que puede presentar inconvenientes los clanes es resolver las disputas debido a la prevalencia de la corrupción y las instituciones estatales a veces débiles, estos pueden desempeñar un papel a la hora de garantizar que la ayuda humanitaria y para el desarrollo llegue a los más necesitados.

Como los clanes son mucho más que familias extendidas, sin ninguna duda se trata de actores políticos, económicos y militares que moldean la realidad de los territorios palestinos como Gaza. Para la estabilidad de ciertas regiones, su control sobre recursos, seguridad y redes de resistencia les hace cruciales.

Mientras que la Franja de Gaza siga en crisis, el poder de los clanes será básico, demostrando que, en la compleja realidad palestina, la lealtad al clan a veces es más fuerte que la lealtad al partido de turno, aunque por una cuestión de sobrevivencia en ocasiones deban darles soporte y apoyo a ciertas agrupaciones políticas.

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