Hay un calentamiento en Centroamérica que no se puede atribuir a causas naturales, destaca el estudio.
Un grupo de 12 científicos y científicas (seis de ellos de la Universidad de Costa Rica) investigó la huella humana presente en los eventos climáticos extremos en Centroamérica. Es decir, si las alteraciones en los eventos climáticos extremos en la región (temperaturas altas, lluvias intensas, días cálidos, etc.) son causadas, de alguna manera, por las personas, o si más bien podrían identificarse como parte de una variación natural de la Tierra.
Este trabajo cobra relevancia porque diversos estudios señalan que Centroamérica resalta como el punto más destacado del cambio climático en los trópicos, ya que presenta reducciones importantes en la precipitación proyectada (simulaciones hacia el futuro de escenarios de concentración de cambio climático y causas naturales) y un aumento en la variabilidad de la precipitación en respuesta al calentamiento global.
Tras hacer una revisión bibliográfica, los investigadores determinaron que otros análisis indican que se espera que factores como la intensificación del ciclo del agua (proceso de circulación del agua en la tierra) en un clima más cálido y el aumento general de las temperaturas medias mundiales acrecienten los fenómenos meteorológicos extremos en la zona.
Por este motivo, los científicos se centraron en determinar si las tendencias históricas en los índices de precipitación y temperatura extremas, así como los promedios anuales de variables climáticas (temperatura, precipitación, evaporación potencial, índice de aridez), pueden estar asociadas al cambio climático antrópico (ocasionado por humanos) o pueden explicarse únicamente por causas naturales.
Ganado
El equipo investigador está conformado por profesionales en física, astronomía, estadística, ciencia de datos, meteorología, geografía, entre otros.
Los autores y las autoras del estudio, publicado en la revista Climate Change, son el Dr. Hugo Hidalgo, el Dr. Shu Wei Chou Chen, la Dra. Karen McKinnon, el Dr. Salvatore Pascale, el Dr. Dánnell Quesada Chacón, el Dr. Erick Alfaro, el Dr. Pável Bautista Solís, la M. Sc. Paula Pérez, el Dr. Henry F. Díaz, el Dr. Tito Maldonado, el Dr. Erick Rivera y el Dr. Tosiyuki Nakaegawa.
La acción humana en el clima es detectable en Centroamérica
Hugo Hidalgo, investigador del Centro de Investigaciones Geofísicas (Cigefi) y del Centro de Investigación en Matemática Pura y Aplicada (Cimpa), destaca como hallazgo principal el hecho de que hay un calentamiento en Centroamérica que no se puede atribuir a causas naturales.
Las personas investigadoras encontraron que los extremos de temperatura, como noches cálidas, días cálidos, noches frías y días fríos, tienen una huella humana discernible. Esto quiere decir que, en general, en Centroamérica el calentamiento global está causando más noches cálidas, más días cálidos, menos noches frías y menos días fríos.
Hidalgo explicó que, si la temperatura aumenta, la aridez también. Esto trae como posible consecuencia afectaciones en la vegetación (natural y cultivos), suelos más secos, reducciones en la recarga de acuíferos, más erosión, aumento del riesgo de incendios y baja disponibilidad de agua.
Aunque no haya cambios perceptibles en las lluvias, si las temperaturas aumentan en un lugar donde la aridez climatológica es mayor (como en el Corredor Seco Centroamericano, que en Costa Rica es la zona de Guanacaste), esa aridez incrementaría y afectaría los recursos hídricos y la vegetación en general.
Los investigadores utilizaron tres métodos: el de modelos, el de observaciones y el híbrido. El método basado en modelos fue el que disparó la detección de cambios humanos en mayor cantidad de variables climáticas.
Los científicos de la UCR Hugo Hidalgo (a la izquierda) y Shu Wei Chou Chen (a la derecha) participaron en el estudio. Foto: Laura Rodríguez.
Con respecto a las lluvias, los resultados no son tan robustos para toda Centroamérica. Sin embargo, el investigador señala que en las subregiones de los países del norte de Centroamérica (incluyendo la costa Caribe de Nicaragua) se detectaron tendencias a lluvias más intensas y de más corta duración por causa del cambio climático antrópico (ocasionado por humanos).
Hidalgo indica que esto se puede deber a que el calentamiento global, al calentar la atmósfera, hace que esta sostenga más agua. Entonces cuando se llega a las condiciones necesarias, toda esa agua se cae o precipita y se forma lluvia de una sola vez.
Los resultados también muestran que todas las subregiones estudiadas experimentaron una posible detección positiva (cuando al menos uno de los métodos localizó el cambio climático antrópico) en la temperatura anual, la evapotranspiración potencial (demanda de agua de la atmósfera) y la aridez en la mayoría de las variables extremas de temperatura. Mientras que las detecciones de tendencias para la precipitación extrema, anual y estacional se limitaron principalmente a los conglomerados del norte.
Con respecto a la importancia de este tipo de estudios, Hidalgo resalta:
Lo primero es una corroboración de que la acción humana en el clima es detectable y está presente en nuestra región y está más allá de lo que nosotros podríamos esperar por causas naturales. Con una certeza estadística del 95 %, nosotros podemos encontrar que muchas de estas variables están cambiando por la acción humana. Y eso tal vez puede ayudar a los tomadores de decisiones a que se preparen para un mundo que es evidentemente más caliente hacia el futuro”.
¿Cómo obtuvieron los resultados?
Los investigadores usaron tres métodos para separar el efecto humano (la señal antrópica) de las variaciones naturales del clima (el ruido natural). El objetivo era ver si los cambios observados en el clima se explican por procesos naturales o si el impacto humano los hace resaltar más de lo esperado.
El primer método usó modelos climáticos del IPCC. Estos modelos tienen versiones con y sin influencia humana. Al comparar ambas, pudieron ver si ciertos cambios, como el aumento de noches cálidas, ocurren naturalmente o son resultado de la actividad humana.
El segundo método se basó en observaciones. El Dr. Shu Wei Chou Chen de la UCR, usó análisis estadísticos para simular cómo serían las mediciones si no existiera el efecto humano. Como no es posible eliminar este efecto en la realidad, generaron datos sintéticos para comparar y ver si los extremos climáticos se incrementan incluso sin influencia humana.
El tercer método fue híbrido: combinó simulaciones sin humanos basadas en observaciones con la señal humana obtenida de un modelo.
Hidalgo explicó que el método de modelos fue el más sensible y detectó más señales del impacto humano. El híbrido y el de observaciones identificaron menos variables afectadas, pero coincidieron en varios casos con el método de modelos.
El estudio cubrió las regiones de Belice-Yucatán-Petén, Centro-Oeste de Honduras, Sur de Centroamérica, Vertiente del Caribe Central y Pacífico Norte.