Ocho cantones de la GAM concentran el 54% de la producción costarricense.

El Programa Estado Nación (PEN) presentó este jueves el XXIX Informe del Estado de la Nación y entre sus principales hallazgos destacó que tras la aparente “normalización” de la economía del país en el periodo postpandemia, se esconde una creciente disparidad productiva y laboral, especialmente visible en la economía tradicional y las regiones periféricas del país.

Según apunta el informe la producción del país continúa mostrando dos caras: por un lado, el régimen especial, compuesto principalmente por empresas en zonas francas ubicadas mayoritariamente en la Gran Área Metropolitana (GAM), creció un 11,9% en 2022, por otro, el régimen definitivo, que engloba la mayor parte del tejido empresarial del país, creció un 3,4% el año pasado.

El Informe advierte que el sector de la economía que más empleos genera y más aporta al producto interno bruto (PIB) es el que menos crece. En 2022 el régimen definitivo compuso el 87% del PIB, mientras que el especial tan solo aportó el 13% restante.

Adicionalmente, desde el PEN señalaron que la situación de desigualdad se agrava por la concentración de las zonas francas en la GAM, donde, según los datos del PEN, ocho cantones de la GAM concentran el 54% de la producción de todo el país.

Cuando se observa la tendencia de mediano plazo, los datos indican que la productividad de las zonas francas creció un 10,9% entre el 2016 y el 2022. Pero, este indicador fue de -0,1% para el resto de la producción, por lo que el informe concluye que la consecuencia de esta dualidad es la generación insuficiente de empleos.

Sobre esta dualidad la investigadora del PEN, Pamela Jiménez Fontana, señaló:

Los datos nos siguen mostrando que el rezago de la productividad fuera del régimen especial limita el crecimiento equitativo de la economía. En este sentido, el éxito de las zonas francas es importante, pero no es suficiente para el desarrollo del país”.

Para este 2023 si bien la brecha se mantiene, los datos más recientes del Índice Mensual de Actividad Económica (IMAE) muestran una recuperación del régimen definitivo que a agosto de este año tenía un crecimiento interanual del 4,7%, mientras que los regímenes especiales se han venido desacelerando, en parte por el efecto rebote del alto crecimiento que tuvieron en 2022.

Jiménez Fontana añadió que, independientemente del sector, las exportaciones cuentan con niveles de productividad más altos pues la vinculación con el mercado exterior estaría llevando a las empresas a optar por procesos productivos más eficientes para competir con otros países.

Según los datos presentados, actualmente, 6 de cada 10 bienes que Costa Rica vende al extranjero se producen en el régimen especial. El aporte principal proviene de las empresas que manufacturan instrumentos médico-quirúrgicos, máquinas y aparatos eléctricos, que significaron más de 7.000 millones de dólares en ventas el año pasado. En contraste, los principales productos tradicionales exportados bajo el régimen definitivo, como frutas, café y plásticos, generaron 2.600 millones de dólares en ventas externas.

El informe también destacó que, aunque la mayoría del parque empresarial del país (95%) son pequeñas y microempresas, estas suman poco más de una cuarta parte de las ventas y empleo del país, mientras que las grandes empresas, que representan el 2% del parque empresarial, aportan el 62% de las ventas y el empleo formal.

Adicionalmente, desde el PEN reconocieron que no existen avances en el clima de negocios para los sectores empresariales más vulnerables, ya que las microempresas, los negocios de capital nacional y los dedicados al mercado interno siguen teniendo una menor expectativa de vida en comparación con las empresas vinculadas con el sector externo y con las de mayor tamaño.

Jiménez Fontana detalló que “mientras que las microempresas tienen una expectativa de vida al quinto año de operación del 53%, para una empresa grande este porcentaje es del 95%”, y para el caso de las empresas de capital nacional y las dedicadas al mercado interno, la sobrevivencia al quinto año es del 55% para ambas. En contraste, el 84% de las empresas de capital extranjero y el 78% de las que exportan permanecen operando al quinto año.

El informe también señala que el crecimiento de la producción no se ha traducido en más empleos, ya que más bien, al segundo trimestre del 2023 el país produjo 11% más, pero con un 3% menos de las personas ocupadas que las que había en 2019.

Además, si bien las actividades relacionadas con el régimen especial, como la industria manufacturera, superaron los niveles de empleo registrados en 2019, los sectores orientados al mercado local, como la construcción, los hoteles y restaurantes, se mantienen rezagados.

La investigadora señaló que, la enorme fragilidad de la economía costarricense quedó evidenciada con la pandemia y el proceso de recuperación, ya que la crisis afectó de manera más profunda a los sectores sociales y empresariales más vulnerables.

Desde el PEN advirtieron que esta fragilidad se mantendrá latente mientras que el país no logre fortalecer a los sectores que se han mantenido rezagados, al mismo tiempo que se fortalece la política social, a lo que Jiménez Fontana añadió:

En este panorama, es vital diseñar políticas de desarrollo que aborden estas desigualdades y no solamente enfocarse en los grandes sectores vinculados al mercado internacional”.

Lea las notas sobre el XXIX Informe del Estado de la Nación: