El BLOQUE BRICS es una asociación y grupo económico, político y social conformado por Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica. Se incorporán, a partir del 1 de enero de 2024, Argentina, Egipto, Irán, Emiratos Árabes Unidos, Arabia Saudita y Etiopía.

A pesar de lo atractivo que resulta la invitación para Argentina, Egipto, Irán, Etiopía, Arabia Saudí y Emiratos Árabes Unidos, lo cierto del caso es que el grupo económico de las denominadas economías emergentes podrían estar mostrando un espejismo para aquellos que odian todo lo que represente lo occidental. Y es que basta con ver ciertos análisis para notar cómo algunos creen que efectivamente este bloque viene a buscar un “nuevo orden mundial” en cuestiones económicas y hasta militares para superar a Estados Unidos y sus aliados. Lo real en todo este asunto es que si bien la teoría de diferentes expertos es que en este bloque están concentradas algunas de las economías más poderosas y que podrían ser dominantes hasta el año 2050, en verdad cada miembro de la ecuación actúa hacia sus propios intereses y son quizás los casos puntuales de China e India los dos que aprovechan más la adhesión a este tipo de iniciativas ya que su política exterior está enfocada en el multilateralismo y en la pluralidad de sus vínculos.

China lidera iniciativas complementarias como la Organización de Cooperación de Shanghái donde añaden a otros países de las regiones asiáticas con los cuales tienen proyectos comunes incluyendo la iniciativa de la Franja y la Ruta que es el proyecto estrella chino con el cual busca liderar el comercio global de transportes tanto en las rutas terrestres como marítimas.

India busca no cerrarse a un solo bloque de mercado, apostando por negociar con países incluso que son opuestos entre sí, de ahí que tenga acuerdos con Rusia, Estados Unidos, Israel, Irán, por mencionar solo algunos que tienen fuertes diferencias o enfrentamientos. Pero, el proyecto nacionalista indio encabezado por Narendra Modi pretende no invertir todos sus recursos en un solo destino, por eso amplía sus horizontes hacia otros actores con los cuales pueda lograr mayores réditos, negociando incluso con China, su principal competidor en el mercado asiático.

En los casos de Rusia y Sudáfrica se debe mencionar que no están pasando por sus mejores momentos siendo parte del bloque, de hecho, que el país africano fue puesto en duda en algún momento para adherirse por cuanto su potencial económico es superior al de otros países de la región, pero insuficiente para poder ser considerado una potencia, pero está claro que su inclusión fue más una movida política de Beijing que domina mercados importantes en este país y lo usan como puerta de ingreso al sur africano. Mientras que Moscú, ha aprovechado el espacio para justificar su agresión contra Ucrania y además conseguir alternativas ante los bloqueos que experimentan debido a la crisis militar con Kyiv y donde su principal salvavidas ha sido también el gobierno chino.

Por su parte Brasil, es importante porque es la economía más grande de la región latinoamericana, además que es relativamente más constante que algunos otros países de la zona y por su tamaño y demografía es considerado un Estado eje, por lo que su estabilidad es un tema de preocupación para todos en el área porque su descalabro puede causar una crisis generalizada. También en el caso brasileño, los chinos son los principales socios comerciales por lo que se entiende que el respaldo hacia este es una cuestión estratégica, pero no se minimiza la importancia de su economía.

Las nuevas adhesiones propuestas también están articuladas de tal modo que el dominio chino consolide su influencia, porque en algunos casos debido a su economía no se entiende involucrarlos como potencias emergentes, tales son los casos de Etiopía y de Argentina, donde sus situaciones internas no son para nada finas e involucrarse con un bloque donde hay potencias con un alto nivel de control sencillamente les generará mayores dependencias estratégicas.

Mientras tanto, Arabia Saudita e Irán, aunque mantienen un nivel de cordialidad entre sí, son enemigos históricos, dominan ambos lados de las salidas del Golfo Pérsico lo que significa una de las más importantes salidas de petróleo a nivel global, producto además del cual China es su principal consumidor y que ha convertido a estos dos países en sus principales proveedores e incluso firmado acuerdos importantes de inversiones en diferentes áreas. En el caso de las zonas entre el Mar de Arabia hasta la proximidad de India y Pakistán se incrementa la influencia, creando incluso un eslabón de poder en la entrada y salida de Suez por medio de sumar a Egipto.

Estas nuevas alianzas en este enfoque de las BRICS+ parece sacado del libro de las escuelas geopolíticas chinas y rusas aliándose entre países pivote y fuerzas de la periferia, sumando inclusive países fuera de los ejes geográficos tradicionales del poder, como lo son el caso argentino, que complementaría la importancia brasileña y también el noreste africano con los etíopes sumado una posición estratégica ya existente en Yibuti donde hay un puerto controlado por China como parte de sus esfuerzos por incrementar su presencia en las cercanías del Océano Índico.

Las BRICS+ podrían parecer hoy una estrategia alterna a Occidente, lo cierto del caso es que en la fórmula actual el principal ganador de este crecimiento de influencia está resumido a China y el resto como si se tratara de un negocio piramidal, dependiendo de su diversidad económica existente recibirá réditos importantes o solamente las migajas de lo que quede una vez repartidas las ganancias, puede ser lo idóneo para algunos participantes o por el contrario una alucinación que como ya fue mencionado, impulse más la dependencia entre países.

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