Son dos trabajadores del mismo departamento.

María Teresa padece de una condición de salud crónica, que la obliga a acudir a citas, tratamientos, exámenes, referencias y demás, con cierta frecuencia.

Así que informó a su jefe de su situación y también al médico de empresa. Como la Caja le asigna las citas y se las ponen con mucha anticipación, el jefe de María Teresa sabe cuándo ella estará ausente, toma las medidas, reparte las cargas. María Teresa lo mantiene al tanto de cómo se siente, de los avances y el tratamiento.

El médico de empresa y el departamento de seguridad ocupacional analizaron el caso, hicieron un perfil del puesto de María Teresa y determinaron cuáles ajustes había que realizar para que su condición no empeore y para no exponerla a una lesión permanente. También revisaron si su situación de salud estaría relacionada con el trabajo, para reportarla al INS de ser necesario.

Además, María Teresa se informó de otras opciones que le ofrece la empresa. Puede acudir a sesiones de terapia física, tramitar sus recetas a través del médico de empresa, unirse al grupo de ejercicios del gimnasio con un programa hecho para ella, optar por una dieta baja en grasa en la cafetería, realizarse algunos exámenes a través del programa de seguro de gastos médicos de la empresa, entre otros beneficios.

Sí, María Teresa se ausenta con frecuencia. Pero todos saben cuándo se ausenta y porqué. Ella presenta puntualmente sus comprobantes y su desempeño es satisfactorio para todos.

Danilo también se ausenta mucho, pero es difícil saber exactamente qué tiene. Y no porque él sea muy reservado o discreto. La sospecha es que ni él mismo sabe.

El día que se siente mal, él solito se autodiagnostica y decide qué hacer.

Jefe, me voy a ir a hacer unos exámenes”- pero nadie se los ha indicado, nadie le interpreta el resultado. Danilo siempre se sorprende “Qué raro…” salieron todos bien.

Cuando siente un dolorcillo, se incapacita un par de días. Prefiere ir al EBAIS cerca de la casa, porque siempre lo atiende un médico distinto, que con tal de que salga rápido, le da la boleta por dos o tres días. Basta con que le mienta diciéndole que está con diarrea o con migraña. Avisa a la empresa que no va a llegar cuando se acuerda. Ya le han hablado de cómo eso impacta el plan de trabajo del día, pero a Danilo le entra por una oreja y le sale por la otra.

Si le sigue la molestia, Danilo va y se hace una placa. Le pregunta al técnico cómo la ve o trata de interpretar el reporte. “No se ve nada malo”. Intenta con solda con solda y si la cosa sigue, decide hacerse un ultrasonido con el seguro privado y de nuevo, concluye por sí mismo que no tiene nada, porque en el reporte no ve cáncer o algo así.  Va a una sesión de terapia física, pero se decepciona porque todavía le sigue doliendo, así que deja el proceso botado.

El jefe habla con el médico de empresa por esas ausencias. Sí, todas tienen una boleta de incapacidad que las respalde, pero “¿El no ha venido a consultar?” El doctor no puede darle información privada, pero no, el expediente no registra que haya venido a consulta.

Cuando le preguntan directamente, Danilo reconoce que hace tiempo le habían mandado tratamiento, pero lo dejó tirado porque le caía mal a la panza. Dice que cuando le duele mucho, toma lo mismo que un primo que tuvo algo parecido y que le sobraron pastillas porque la Caja siempre les da más de la cuenta. A veces lo combina con homeopatía o simplemente se frota y así se siente mejor. Bueno, un poquito. “¿Te automedicás?”  Jamás. ¿Cómo va a ser automedicarse si esas pastillas se las mandó un doctor a un primo? Por si acaso siempre anda bolis de analgésico en el bulto.

Con Danilo nunca se sabe cuándo viene o cuándo falta. No es posible planear nada con él, ni siquiera un entrenamiento, un ascenso, un cambio.  Y se lo han dicho. Al jefe no le hace nada de gracia que se esté enfermando, pero diay, no es culpa de él. Uno no manda al cuerpo. “A mí solo enjaches y María Teresa que ahí anda solo males, no le dicen nada…” 

Si lo llegan a despedir, ha oído que podría demandar a la empresa por discriminarlo. El abogado se lo pone el Estado. Danilo está convencido que lo de él —sea lo que sea— es algo que le ha provocado el trabajo, aunque no tiene cómo probarlo.

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