El partido Frente Amplio insiste en reducir el tiempo que cada costarricense dedica a su trabajo. Específicamente, proponen 40 horas semanales, 8 horas menos que las estipuladas en la legislación actual. Sin embargo, en octubre del 2024, la Comisión de Asuntos Jurídicos archivó un expediente con el mismo objetivo. ¿Por qué se rechazó una propuesta así? ¿Por qué un sector de la población está en contra de trabajar menos por el mismo salario?

El argumento más común consiste en una baja de la productividad y competitividad del país. Con la propuesta del Frente Amplio, se disminuiría en casi un 17% el tiempo laboral. Este argumento asume que la productividad es lineal: el trabajo realizado a primera hora de la jornada es tan bueno como el que se realizará minutos antes de terminar. Tal vez sea el caso para las máquinas, pero no para los seres humanos. Según estudios como el de la firma Priceonomics, somos más productivos alrededor de las 11 a.m., con una leve baja en la productividad después del almuerzo y un descenso estrepitoso a partir de las 4 p.m. Si se eliminaran las horas donde la producción es menor, la afectación al negocio estaría muy distante del 17% arrojado en primera instancia. Las ganancias para el capital humano, por otro lado, serían cuantiosas.

Al compararnos con otros países, el argumento anterior tambalea todavía más. Según un estudio realizado por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), Costa Rica ocupa el segundo puesto en mayor número de horas trabajadas al año entre los países que conforman esta organización. Con 2 212 horas por persona al año, superamos a Estados Unidos (1 783 horas) y estamos aún más lejos de países europeos como Alemania (1 363 horas). Casos como los de Austria o Países Bajos, donde la jornada laboral promedio es menor a las 34 horas semanales según la página Eurostat, nos invitan a reflexionar sobre qué tanto hacemos en Costa Rica con nuestras laboriosas 48 horas semanales.

Algunos años antes de morir, el galardonado escritor costarricense José León Sánchez aseveró en una entrevista que “estamos debiendo la primera obra de teatro, la primera obra filosófica”. ¿Dónde estará esta persona costarricense filósofa? Puede que esté trabajando en un call center, preocupada por salir de trabajar durante la hora pico y tardar 2 horas en llegar a su casa. O seguramente está laborando en un supermercado, pensando si las explotadoras jornadas de 12 horas diarias, al menos, le darían 1 día libre para ir a sus citas médicas. Es posible que esta persona trabaje en una construcción, evaluando si realmente alguien puede batir cemento 12 horas al día. Quizás, va a su trabajo los sábados, o incluso los domingos. ¿Y si es la misma Costa Rica la que no quiere ver nacer a su primera filósofa? Tal vez todo esto sea parte de nuestra idiosincrasia: vivan siempre el trabajo y más trabajo.

Costa Rica tiene muchísimo qué ganar al reducir las jornadas laborales. Estas ocho horas a la semana podrían dedicarse a un sinfín de rubros, como deporte, música, arte o literatura. La próxima vez que nos preguntemos “¿por qué Costa Rica casi nunca gana medallas en los Juegos Olímpicos?”, o “¿por qué en Costa Rica la mayoría de canciones y libros que se consumen son de artistas extranjeros?”, encontremos la respuesta en nuestra legislación laboral: estamos demasiado ocupados trabajando y no nos alcanza el tiempo para ser personas.

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