Estimaciones de la reconocida marca de pañales Pampers indican que, durante los primeros tres años de vida de un niño, se utilizan aproximadamente 3840 pañales desechables. El dato es conservador comparado con otras fuentes, que calculan entre 5000 y 6000 pañales por niño para el mismo período.

De acuerdo con esta información, si los niños nacidos el año pasado en Costa Rica utilizaran sólo pañales desechables durante sus primeros tres años de vida, se necesitarían más de 200 millones de pañales. En promedio, esto generaría en ese lapso, una tonelada de residuos no reciclables por niño.

Problemas y alternativas

En la fabricación de los pañales de un solo uso se utiliza como material absorbente la celulosa que se extrae de los árboles. Además, se utilizan componentes derivados del petróleo, lo que hace que el proceso de descomposición de esos pañales sobrepase los 200 años.

Como si esto fuera poco, muchos pañales desechables reciben una inadecuada disposición final, lo que suma otro impacto para el ambiente. Es frecuente ver pañales sucios en: playas, ríos, cunetas de caños, lotes baldíos y otros espacios que fácilmente se pueden convertir en focos de contaminación y vectores para enfermedades.

Es posible utilizar pañales convencionales de tela. Esta es una opción más barata que, sin embargo, requiere de una inversión de tiempo en el lavado y un consumo importante de agua y otros insumos como detergentes y electricidad. Otro punto negativo de los pañales de tela es que no son muy absorbentes e implican cambios constantes de temperatura que podrían generar irritaciones en la piel del niño.

Por otra parte, en el año 2000 se desarrolló el primer pañal ecológico, que se degrada en unos cinco años. En la actualidad, hay varias compañías que ofrecen este tipo de pañal desechable. De esta manera ofrecen una alternativa menos contaminante que los pañales desechables comunes.

Existen además los pañales de tela reutilizables o ecológicos. Si bien no son nuevos en el mercado, han ganado popularidad en los últimos años gracias a la conciencia ambiental de quienes los prefieren. Se podría decir que son una fusión entre los pañales convencionales de tela y los desechables de un solo uso.

En Internet, hay información sobre las ventajas y desventajas de este tipo de producto, que cuenta con sus inevitables detractores y partidarios. Sin embargo, hay consenso en que los pañales reutilizables participan de las llamadas economías circulares, con los beneficios que esto supone.

¿Está dispuesto a cambiar de pañales?

No hay duda de que existen distintos factores que se deben considerar, al preguntarnos si estamos dispuestos a cambiar de pañales. Uno de peso es el económico. Pese a que los pañales ecológicos tienen un mayor precio que los desechables ordinarios, su costo se diluye en el tiempo e incluso generan un ahorro a mediano plazo. También se deben analizar los cuidados que requieren ciertos niños que padecen de alergias o irritaciones y la disponibilidad de los productos.

Hacia finales de los años cuarenta del siglo pasado, la estadounidense Marion Donovan, se propuso hacer más liviana la carga cotidiana de millones de mujeres, que debían lavar y secar los pañales de sus hijos. Entonces inventó el pañal desechable, sin imaginar, por supuesto, que ocho décadas después su creación sería considerada como uno de los artículos más contaminantes para el ambiente.

Hoy podemos analizar el impacto ambiental de cada una de las alternativas que nos ofrece el mercado, con la conciencia amplia de que somos responsables tanto de los pañales que les cambiamos a nuestros hijos como del mundo que les heredamos.

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