Históricamente, los seres humanos hemos desarrollado nuestras actividades productivas en función de los recursos naturales. Así, en un primer momento extraemos los materiales de la naturaleza, después los hemos convertido en productos que van a un mercado, los consumimos y finalmente los desechamos. Ese proceso puede sintetizarse bajo la fórmula: recurso-extracción-producto-consumo-residuo. En cambio, en una economía circular el residuo es visto como un nuevo recurso, que se introduce como un nuevo elemento al mercado, recupera su valor y cierra la línea en un círculo o bucle. Este proceso puede expresarse así: recurso-extracción-producto-consumo-recurso-ad infinitum.

A pesar de que es un concepto novedoso, la economía circular se basa en la primera ley de la termodinámica —nada se crea o se destruye; todo se transforma— y en los ciclos naturales, en los que no existen los residuos y todos los elementos son, al fin y al cabo, energía que pasa de un estado a otro. La economía circular es un enfoque de solución sistemática que aborda desafíos globales como el cambio climático, la pérdida de biodiversidad, los desechos y la contaminación. Además, toma como pilar fundamental la transición a energías y materiales renovables. Este modelo desarticula la actividad económica del consumo de recursos finitos y ofrece un sistema resiliente y robusto para los negocios, las personas y el medio ambiente.

Pero, ¿cómo se consigue una economía circular? Según la Fundación Ellen MacArthur, entidad con 12 años de experiencia en investigar y promover un nuevo modelo de desarrollo bajo el enfoque de economía circular, se llega a este sistema poniendo en práctica tres principios: eliminar los residuos y la contaminación, recircular los productos y materiales y regenerar la naturaleza.

Maestra naturaleza

El primer principio es claro, si hay residuos, hay un error en el diseño. Muchos productos del mercado están diseñados para ser desechables, por ejemplo, algunos elementos compuestos de multi-materiales, como los envoltorios de café, que hacen prácticamente imposible o sumamente costoso reciclarlos, reutilizarlos o hacer compostaje.

Es importante dejar atrás la mentalidad de la basura al basurero y tomar como fuente de sabiduría a la naturaleza. En ella, no hay elemento desperdiciado o residuo presente y todo se utiliza y recircula en un balance perfecto. Si los sectores productivos tomaran a la naturaleza como su maestra, llegarían a diseñar sistemas de circulación de materiales y servicios, bajando sus costos de operación e incluso incrementando los ingresos en su cadena de valor. Al mejorar el diseño de productos y servicios, maximizando los recursos y reduciendo los residuos, no solo se crea un sistema eficiente a nivel económico, sino también a nivel ambiental y social.

El segundo principio de la economía circular consiste en mantener los materiales dentro de la cadena de valor, ya sea como producto o como materia prima, para la creación de nuevos elementos. De esa manera se mantiene el valor del recurso y se cambia la perspectiva de basura o desecho.

Según la Fundación Ellen MacArthur, los productos y materiales se pueden mantener en circulación, de acuerdo con dos ciclos fundamentales: el técnico y el biológico. En el ciclo técnico, los productos se reutilizan, reparan, remanufacturan y reciclan. En el biológico, los materiales biodegradables se devuelven a la tierra a través de procesos como el compostaje y la digestión anaeróbica.

Beneficios de regenerar

El tercer principio de la economía circular consiste en regenerar la naturaleza. Al pasar de una economía lineal de tomar-hacer-desperdiciar a una economía circular, apoyamos los procesos naturales y dejamos más espacio para la recuperación y conservación de la naturaleza.

Un modelo económico circular y regenerativo se basa en emular los ciclos naturales de transformación, en los que reina el equilibrio. Es fácil pensar en un sistema regenerativo si consideramos que la composición de una cáscara de banano que se usa para hacer compostaje, por ejemplo, entra de nuevo al ciclo del suelo y reincorpora materia orgánica y nutrientes. Esos nutrientes serán alimento, tanto para plantas como para las poblaciones de microorganismos que mantienen el suelo sano y fértil.

Por otra parte, al mantener los productos y materiales en uso, el ciclo técnico influye en un modelo de producción regenerativo que presenta menos demanda de materia virgen y disminuye la necesidad de actividades extractivas.

Conforme desacoplamos gradualmente la actividad económica de la extracción de materiales y mantenemos los elementos en circulación, más tierra será devuelta a la naturaleza. En una economía circular ideal, la tierra dedicada al abastecimiento de materiales se centraría cada vez más en recursos renovables, cultivados de manera regenerativa, en lugar de la extracción de materiales finitos. Todo esto estaría respaldado por una transición a energía 100% renovable y por una infraestructura diseñada para la reutilización, reparación, remanufactura y reciclaje.

¿Cómo empezar?

¿Qué se necesita para transformar nuestra economía desechable en una en la que se elimine el desperdicio, los recursos circulen y la naturaleza se regenere?

Es importante recalcar que, a pesar de que poner en práctica el enfoque circular no supone una gran dificultad, puede ser complejo en función de cada país y cultura. Se recomienda iniciar desde lo local para luego escalar a lo global. Esto significa comenzar con pequeñas acciones dentro de cada uno de los hogares, observando el tipo de consumo personal y familiar.

Para esto, cada vez que vayamos a adquirir un producto o servicio, se recomienda realizar un auto examen guiado por una serie de preguntas: ¿Cuántos residuos se están produciendo al comprar un determinado producto? ¿A dónde van a parar? ¿Se puede hacer algo con ellos? ¿Es realmente necesario adquirir esto? ¿Puede arreglarse? ¿Puede transformarse en algo nuevo? ¿Existe alguien que pueda aprovecharlo? ¿Cómo fue producido u obtenido? ¿Por quién?

Las respuestas a estas preguntas nos darán una idea más clara del tipo de producto  y/o servicio que pensamos consumir, si proviene de un origen ético y sostenible y qué tipo de impacto se crea al descartarlo después de su aprovechamiento.

Economía circular, un modelo de desarrollo inclusivo y verde

La economía circular nos brinda las herramientas para abordar juntos el cambio climático y la pérdida de biodiversidad, al mismo tiempo que aborda importantes necesidades sociales. Nos da el poder de aumentar el bienestar, el empleo y la resiliencia mientras reducimos las emisiones de gases de efecto invernadero, los desechos y la contaminación. Abarca un sinfín de temas, problemáticas y oportunidades. Mucho más que una manera de producir, se trata de una perspectiva de vida. Una capaz de imaginar una sociedad más justa, un consumo más ético y responsable y un medio ambiente más sano e inclusivo.

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