Este será un año de importantes decisiones sobre cómo reconstruir, reajustar y abordar los numerosos retos que tenemos por delante. Y aunque la respuesta a nuestro reto más inmediato –la pandemia mundial de COVID-19– dista mucho de ser perfecta o completa, pone de relieve un inmenso potencial de progreso que no puede pasarse por alto.

Una notable movilización entre científicos, gobiernos, la comunidad de la salud pública y las compañías logró algo que nadie hubiera creído posible antes: el desarrollo y la distribución de vacunas para un virus recién descubierto en menos de un año. No cabe duda de que siguen existiendo problemas importantes en cuanto al acceso y el despliegue a nivel mundial, así como la necesidad urgente de hacer frente a la desinformación y la desconfianza. Pero todo ello no puede restar importancia a esta increíble hazaña, que debería servir de recordatorio de lo lejos que podemos llegar cuando la ciencia prima y todos trabajan juntos con un sentido de urgencia y un propósito común.

¿Podría este ejemplo inspirar un nuevo enfoque para abordar otros retos mundiales? Ciertamente espero que sí, teniendo en cuenta la magnitud y la complejidad de los problemas que se nos presentan. Reafirmando la magnitud de la tarea que tenemos por delante, 22.500 encuestados en una nueva encuesta internacional realizada en diciembre de 2020 por la firma de investigación Povaddo y encargada por Philip Morris International (PMI), indicaron que una gran mayoría de los encuestados espera que los gobiernos dediquen tiempo y recursos a cuestiones que van desde la mejora de la economía y la garantía de una mejor atención médica para todos, hasta la lucha contra el cambio climático y la reducción de las tasas de fumadores.

En lo que respecta a la lucha contra el tabaquismo, desde mi posición en PMI, sé que existe una gran oportunidad de progreso. Hemos transformado nuestro negocio para ofrecer un futuro libre de humo y entendemos que podemos llegar más rápido si los reguladores y la comunidad de la salud pública adoptan un enfoque más contemporáneo e impulsado por la ciencia, que fomente la innovación e invite a la colaboración abierta.

Lo más importante es que la sociedad no espera menos. La encuesta nos dice que una mayoría significativa (73%) de los encuestados quiere que los gobiernos consideren el papel que pueden desempeñar los productos alternativos para que su país sea libre de humo. En general, el 71% de los encuestados está de acuerdo en que animar a los hombres y mujeres que, de otro modo, seguirían fumando cigarrillos a pasarse por completo a las alternativas libres de humo puede complementar otros esfuerzos para reducir el daño social causado por los cigarrillos.

Gracias a las innovaciones de la ciencia y la tecnología, estos productos existen hoy en día y un futuro libre de humo es posible. Y nosotros, como sociedad, podemos influir en la velocidad a la que llegaremos a ello.

Para PMI, nuestro objetivo, camino y ritmo están claros. Hemos tomado la decisión de centrar nuestros recursos en el desarrollo, la comprobación científica y la comercialización responsable de productos libres de humo, con el objetivo de sustituir completamente los cigarrillos lo antes posible. De hecho, creemos que, con el estímulo regulatorio adecuado y el apoyo de la sociedad civil, la venta de cigarrillos puede terminar dentro de 10 a 15 años en muchos países.

Al ser un año de decisiones decisivas para la salud pública, 2021 también podría definir la rapidez con la que podemos erradicar el tabaquismo. Con la convocatoria de la 9ª Conferencia de las Partes del Convenio Marco de la OMS para el Control del Tabaco en noviembre, los gobiernos tienen la oportunidad de evaluar la ciencia que subyace a las alternativas libres de humo, examinar los hechos y decidir cuál es la mejor manera de responder a la demanda de la sociedad de un nuevo enfoque que permita a los hombres y mujeres que, de otro modo, seguirían fumando, tomar mejores decisiones para sí mismos.

Para ser claros, la mejor opción para las personas que fuman es dejar por completo los cigarrillos y la nicotina. Y, por supuesto, los esfuerzos para proteger a los menores de fumar, prevenir la iniciación y promover el abandono deben seguir siendo una prioridad. Pero no podemos negar la oportunidad de que los adultos que no dejan de fumar se pasen a alternativas mejores.

El deseo de la sociedad de adoptar un nuevo enfoque para hacer frente al tabaquismo es evidente. Existen mejores opciones para las personas que, de otro modo, seguirían fumando. Así pues, la cuestión crucial ahora es la rapidez con la que podemos convertir esta oportunidad de progreso en una realidad para los cientos de millones de fumadores adultos que hay actualmente en el mundo. Estoy convencido de que, para llegar más rápidamente a un futuro libre de humo, debemos dejar que la ciencia nos guíe y fomentar conversaciones basadas en hechos, transparentes y que incluyan a todas las partes interesadas que puedan contribuir al cambio. Si nuestra experiencia compartida este último año nos ha enseñado algo, es que ante un problema de máxima importancia no hay tiempo que perder, ni espacio para ideologías y creencias sin fundamento.

Las soluciones nacen de los hechos, la colaboración y las mentes abiertas.

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