El Informe Estado de la Nación 2020 señala que las deficiencias estructurales en materia ambiental en Costa Rica se han agravado producto de la pandemia por COVID-19 que atraviesa el país. El reporte pone especial énfasis en el uso del agua, situación que, según el PEN, se agrava porque en los últimos 16 años, en promedio, se ha desperdiciado la mitad del agua extraída por el Instituto de Acueductos y Alcantarillados (AyA).
Dato D+: El agua que el AyA recauda de las fuentes pero se desperdicia por diversos motivos y no llega a facturarse se conoce técnicamente como agua no facturada.
Según los datos del AyA en 2019 el agua no facturada fue un 53,2% del total, equivalente a 90 millones de metros cúbicos de agua del acueducto metropolitano, de los cuales el 58% correspondió a pérdidas físicas, el 32% a pérdidas comerciales y el 10% restante a consumo no autorizado.
El informe señala que, "en opinión de algunos especialistas, disminuir las pérdidas físicas de agua o de lo que se conoce técnicamente como agua no facturada sería una forma efectiva de aumentar la cantidad de agua disponible, fundamentalmente en períodos de sequía o estación seca. Es decir, el agua que no se utiliza por diferentes causas: fugas ocultas, rebalses de tanques, errores de micromedición".
El informe destaca que es preocupante que el país tenga problemas de abastecimiento de agua, especialmente en este momento: “es un aspecto negativo en el marco de una emergencia sanitaria que requiere, precisamente, de acceso y continuidad en el servicio para cumplir con las medidas mínimas de higiene”. En efecto, el consumo de agua potable residencial, entre febrero y mayo de este año, aumentó en un 11%, según datos de la Intendencia de Agua de la Aresep.
Dato D+: El 97,8% de la población recibe agua intradomiciliaria, y el 93% agua de calidad potable.
Como ejemplo, el informe destaca el caso de San Isidro de Heredia, donde el volumen de agua en el tanque Victoria se redujo de seis metros cúbicos diarios a cero. En toda la Gran Área Metropolitana, las fuentes de recolección de agua se redujeron en un 20%, siendo el sector más afectado el de las zonas que dependen de fuentes superficiales o que poseen un caudal limitado.
Adicionalmente, el informe recuerda que durante el periodo de la pandemia se han registrado manifestaciones ciudadanas demandando los servicios de agua en varios sectores de la GAM, visto que las acciones tomadas para enfrentar la emergencia sanitaria aumentaron la presión sobre la petición de agua.
Según el informe, revertir la cantidad de agua no facturada requeriría de cuantiosas inversiones para mejorar la infraestructura hídrica, pero estimaron que esa inversión podría reducir hasta en un 50% los periodos de corte de agua.