Costa Rica es un país muy especial y entre las cosas que nos hacen sentir orgullosos de este país está la inversión que ha hecho, por décadas, en salud y educación. Para los que estudiamos en escuelas públicas, en colegios públicos y en universidades públicas, esa oportunidad la queremos también para nuestras hijas e hijos, nietas y nietos y para todas las futuras generaciones.

Ya las universidades públicas han hecho un enorme sacrificio recortando sus presupuestos para, con los montos que recibe, continuar brindando una educación de calidad a sus estudiantes. Recortar aún más el presupuesto de las universidades públicas traerá consecuencias negativas en la educación y, por consiguiente, en todas las actividades productivas del país.

No olvidemos que la investigación científica y tecnológica en este país la hacen las universidades públicas y son estas las que llevan ese conocimiento y producción intelectual a los rincones más alejados del país. Se comprende que la investigación en las universidades públicas debe contribuir al bienestar de la población y apoyar el proceso productivo del país. El presupuesto que reciben las universidades del Estado se trata, en gran medida, de orientar a esos fines. El desarrollo de la ciencia pura y la investigación en temas que podrían ser considerados como abstractos, es también parte del quehacer universitario y es lo que en la historia ha permitido comprender mejor nuestro planeta, el universo y nuestra misma evolución humana. Si esa investigación no se realiza en universidades públicas, no se hará en ningún otro medio.

Las universidades públicas se han convertido, además, en fuente de asesoramiento técnico en la toma de decisiones políticas, tanto del Poder Ejecutivo, como del Legislativo. Y la gran ventaja para el país es que, precisamente por la autonomía universitaria, ese asesoramiento es transparente y libre de cualquier sesgo político, lo que le permite al gobierno y a la ciudadanía tener la confianza de que la información que se provee está basada en datos y, por lo tanto, es racional.

La autonomía universitaria permite la libre interacción de las universidades públicas con otras universidades públicas y privadas de países con los que el Estado no mantiene relaciones diplomáticas o cuando esas relaciones se encuentran tensas. El auge, en los últimos años, de la diplomacia científica ha rescatado la importancia que tiene el intercambio académico en la relajación de tensiones diplomáticas.  Los acuerdos científicos son los primeros que se firman luego de conflictos entre países. Son estos acuerdos de los pocos que se mantienen en ejercicio aún durante el desarrollo de los conflictos. Es así como las universidades pueden interactuar cuando las relaciones políticas no lo permitirían para otras instituciones. El desarrollo de proyectos de investigación conjuntos podría facilitar las comunicaciones, construir sobre la confianza y transparencia que caracterizan las relaciones científicas, contribuir al relajamiento de tensiones e inclusive llevar a la normalización de relaciones diplomáticas.

Necesitamos, como país, seguir estando orgullosos de esa condición especial de Costa Rica y es por esto por lo que, como ciudadano formado y beneficiado de la educación pública, quisiera solicitarle al Poder Ejecutivo, a las señoras diputadas y a los señores diputados que, por favor, no recorten más el presupuesto para la educación pública universitaria. De antemano, muchas gracias por contribuir en seguir haciendo de este, un país muy especial y que sigamos así sintiéndonos orgullosos de esa especialidad.

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