Escucho a Pilar Cisneros en Nuestra Voz y pienso que tiene razón. Durante los ya 4 años que tiene de ser “política” nunca había concordado con sus palabras. Hoy sí.
A partir del año 2003 un grupo de ciudadanos y unas pocas organizaciones, nos reunimos para discutir el devenir de los medios de comunicación en Costa Rica. Nos denominamos Movimiento Social por el Derecho a la Comunicación. Basados en los principios rectores de la UNESCO, relativos a la libertad de expresión y el derecho a la información, imaginamos un país diferente al reflejado en la Ley de Radio de 1954, que aún al día de hoy rige nuestra radiodifusión. Luego este grupo creció y se transformó en la Red de Medios de Información y Comunicación Alternativa, RedMICA, y nuestro trabajo se convirtió en la propuesta de ley que llamamos “Ley Participativa de Radio y Televisión”.
Quisimos que la ley fuera apoyada por la gente y no respaldada por un partido político, por lo que lanzamos una convocatoria nacional para la recolección de firmas y así poder presentar el proyecto como de “Iniciativa Popular”, maravilloso instrumento que tiene nuestra legislación y pocas veces hemos usado.
Escucho a doña Pilar decirle a doña Amelia Rueda que los empresarios de la radio siempre le han doblado el brazo a los políticos, y si, tiene razón.
Desde el inicio sufrimos el ataque de la Cámara Nacional de Radio y de la Cámara Nacional de Radio y Televisión. Nos dijeron de todo: chavistas, comunistas, enemigos de la libertad de prensa. Panorama nos dedicó uno y otro editorial vilipendiando nuestro movimiento y negándose a sentarse a conversar con nosotros. Junto a ellos, fuimos atacados por diputados que repetían la posición de CANARA gritando Ley Mordaza. Las cámaras pensaron que tenían todo el poder y que los políticos responderían siempre a su favor. Se equivocaron.
Desde el 2008 se metió la figura de la subasta en la Ley General de Telecomunicaciones y se puso como plazo el 2024, que era la fecha en que las concesiones vencían. Debemos recordar que en nuestro país nunca se ha abierto un proceso para que otras personas, organizaciones o grupos puedan tener sus propios medios, las concesiones se otorgaron a dedo y así se han mantenido por 50 años o más.
Ahora, 10 años después de enterrada nuestra propuesta de ley, la SUTEL y el Gobierno de la República han terminado un proceso de subasta que al parecer saca del juego a la gran mayoría de radios y a los canales de televisión pequeños y regionales. La lucha de la RedMICA fue siempre para que esto no sucediera, pero la vanidad del empresariado mediático no les dejó verlo.
Lamento profundamente lo que está sucediendo en nuestro panorama mediático. La subasta al mejor postor JAMÁS debió ser el único método para la asignación de frecuencias. Pusimos el tema sobre la mesa para promover la modificación de la Ley de Telecomunicaciones del 2008, pero todos se negaron, incluidos los empresarios de la radio y la tv y los dos gobiernos del PAC.
Ahora nos encontramos en una encrucijada. Es extremadamente difícil que el Ejecutivo eche para atrás el proceso de subasta. ¿Veremos una segunda y tercera puja con precios más accesibles? ¿Se decretará una reserva del espectro y se distribuirá entre algunos medios? ¿Se establecerá el uso de toda la banda de AM para telecomunicaciones? Nuestro país no puede darse el lujo de tener el espectro ocioso, es un bien demasiado valioso. Pero la respuesta no puede ser lo que quieren las Cámaras, que se declare nulo el proceso de subasta y se de por defecto 20 años más de concesión sin pagar nada. Parece que se niegan a aprender de los errores cometidos hasta ahora.
Escucho a Pilar Cisneros y sé que tiene razón. Las radios y las televisoras pagan una ridiculez de canon, pero esta subasta no es la solución. Necesitamos una nueva ley de radio y televisión, donde el punto de partida sea la gente, no las empresas, no el negocio.
Los seres humanos somos entidades complejas, así como nuestras sociedades, igual deben ser los medios que nos entretienen e informan. Y la regulación para el acceso al espectro radioeléctrico debe responder a esa diversidad. Que los grandes medios comerciales se disputen una parte del espectro mediante subasta, pero que las otras realidades de representación de sentido accedan a las frecuencias de otra forma. Que los midan por ingresos, por grupos de interés, por coberturas, pero que le den oportunidad a todas las realidades. Esto sólo se logra mediante una nueva ley.
Oigo a Pilar Cisneros y sé que tiene razón. Pero no toda la razón.
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