Hace pocos días terminé de leer Palestina en pedazos y en definitiva me tomará mucho tiempo recuperarme del impacto. Es un libro de ensayos cortos que reflexiona la situación histórica de Palestina. De la memoria familiar de la propia escritora Lina Meruane y de un conflicto que ha llegado hasta el exterminio del pueblo palestino.
Un brutal genocidio que comprende el aniquilamiento deliberado de todo un pueblo como modo de destrucción y reorganización. Según la escritora, Gaza es una gran cárcel al aire libre, rodeada de muros de concreto alternados con torretas y alambres enrollados, vigilada por aire, mar y tierra. Meruane se adentra en el dolor de todo un pueblo intentando explicar un conflicto sin esperanzas de culminar.
Hoy, debido a la ocupación israelita en Palestina, lloramos las miles de muertes y los cientos de niños que están muriendo por inanición.
Una hambruna provocada y agonizante, continúan los disparos y bombardeos por parte de las fuerzas israelíes a lo largo de las rutas de los convoyes de ayuda alimentaria, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) ratifica que el hambre como arma de guerra es un crimen. La Oficina de la ONU observó un número creciente de palestinos, incluidos niños, ancianos, personas con discapacidad, enfermos y heridos, que mueren como resultado de la desnutrición y el hambre:
Esta es una catástrofe humanitaria, un resultado directo de las políticas impuestas por Israel que han llevado a una fuerte reducción en la cantidad de ayuda vital en Gaza”.
¿En dónde están las llaves para entrar a Palestina? pregunta que la escritora aborda en otro de los ensayos del mismo libro Llave en gira y lanza una respuesta confirmando que esa llave anda de gira por el mundo.
Es la llave de una puerta, de una casa, de una aldea, de una ciudad, de toda una gente. Una llave enorme para la que no existe cerradura. Es el símbolo del derecho al regreso…aunque la propiedad del suelo les haya sido cancelada. Pero de la enorme llave plateada que es el símbolo de la diáspora palestina solo queda el gancho que la sostenía, y el cartel”.
Hoy ante la tecnología de poder y a un estilo de crueldad implementado por Israel con uno de los ejércitos más poderosos de la región nos quedamos con pocas posibilidades de cambiar esta historia de terror. Según datos de UNICEF el ejército de Israel mata un niño cada hora. Así mismo, Lina Meruane en Piedritas en el aire del mismo libro nos cuenta que los niños palestinos recogen las piedras que dejan los niños judíos, pero que son castigados por tirar piedras. Hay cinco niños-palestinos condenados a cadena perpetua por apedrear territorios israelitas.
Lo cierto es que, a estas alturas de la masacre, es preciso encontrar la llave para entrar a rescatar a Gaza. Sin embargo, el diagnóstico de la realidad es que desde los albores de la humanidad la historia se repite y vemos una vez más que los imperios se edifican sobre un cimiento de barbarie. ¿Qué significa no ser nadie para el mundo y morir de estas maneras tan atroces?
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