La tibieza de quienes han liderado al país en los últimos 50 años, se ve reflejada una vez más en las propuestas que presentó la Superintendencia de Pensiones, después de año y resto de analizar el problema del sistema de pensiones.

Un sistema de pensiones sostenible no es una cruzada ideológica, es un acto de justicia intergeneracional. No es de izquierdas ni de derechas, es de sentido común y de responsabilidad moral.

Cuando una mujer que trabajó toda su vida en la economía informal vendiendo empanadas no tiene acceso a una pensión digna, el sistema falló. Cuando un trabajador formal cotiza durante 30 años y recibe una pensión que no le alcanza ni para cubrir el alquiler, el sistema también falló. Y cuando los jóvenes cotizan sabiendo que probablemente no recibirán nada, se rompe el pacto entre generaciones. Por esto, es importante que el sistema de pensiones sea social y económicamente responsable.

No creo que haya un problema de falta de pericia entre los técnicos de la Caja y la Supen, creo que lo que falta es una visión país con el ciudadano en el centro. Que realmente resuelva la sostenibilidad y no que sólo extienda la viabilidad por “10 años más” cada 10 años. Este artículo es un intento de demostrar cómo sí puede existir una visión país, aunque sólo venga de un ciudadano más.

El IVM está en problemas verdaderamente serios. La pirámide poblacional costarricense se invirtió. No hay vuelta atrás. Un sistema que servía cuando un pensionado era mantenido por 30 cotizantes, no va a sostenerse hoy cuando por cada pensionado sólo hay alrededor de cinco cotizantes y esta tendencia cada década se agudiza más. Entendamos la seriedad del asunto. Ya tenemos un déficit en el IVM de 142 mil millones de colones.

Quienes vivimos en el país no podemos quedarnos callados ante una realidad tan evidente. Tenemos ojos para ver el problema, y el deber de exigir soluciones verdaderas. Si usted cotiza al IVM con su salario o negocio, tenga en cuenta que quienes prometen que el sistema no está camino a la quiebra, no van a hacerse responsables cuando lo inevitable suceda.

Hoy sabemos, por los propios estudios actuariales de la CCSS, que en poco más de 20 años no habrá más dinero para las pensiones. Desde el 2012 se vienen reportando déficits operativos anuales.

Ahora la propuesta es subir las cuotas de 300 a 360, pasando de cotizar 25 a 30 años, para que el sistema se perpetúe un rato más. En un país donde un tercio de costarricenses trabaja de manera informal, lo que nos dicen es que ese montón de gente no venga a joder al sistema. Eso es inmoral. Usted podría ser una de esas personas que inició su vida laboral en la informalidad o que va a tener que caer ahí por alguna circunstancia. La informalidad es causada por un sistema roto.

Así como esa propuesta, la Supen presenta otras 35. Muchas en detrimento del ciudadano y otras pocas en beneficio, pero sin ninguna reforma realmente estructural, más allá de casos puntuales como la eliminación de la Base Mínima Contributiva. Es innegable la tibieza y la falta de visión país para poner al ciudadano en el centro de la política pública.

A la fecha, entre el empleado y el trabajador, el sistema se deja 37% del salario bruto en cargas sociales. Gran parte del problema es que de ahí se saca mucho dinero para el sistema de salud, FODESAF, INA, IMAS, FCL, INS y hasta se le regala plata al Banco Popular. Sólo alrededor del 11% del salario va para el IVM.

Debemos poder aprender de países líderes en sistemas de pensiones, como los Países Bajos, Dinamarca o Islandia, en lugar de eso, parece que para quienes nos lideran, mientras el sistema se perpetúe es válido que todos quedemos sin pensión.

Muchos de los mejores sistemas de pensión se basan en múltiples pilares:

  • Pilar 0: pensión básica universal que funcione como un piso mínimo que elimine la pobreza en la vejez de quienes menos tienen. Este piso usualmente se financia de impuestos. Hoy en día 215.000 adultos mayores no reciben pensión. Este pilar debería estar fuera de la CCSS, idealmente en el IMAS y que esté conectado con el SINIRUBE, para asegurar que las ayudas lleguen a quien sí las necesita en todo el país. ¿Subir impuestos? No, existe muchísimo desperdicio en el Estado del cual se pueden sacar recursos.
  • Pilar 1: el sistema de reparto público obligatorio, como el que ya tenemos en Costa Rica, pero con menor relevancia.
  • Pilar 2: cuentas individuales obligatorias, como el ROP, pero con mayor relevancia.
  • Pilar 3: ahorro voluntario privado.

Tenemos además que asegurarnos de aumentar la base de cotizantes, eliminando sistemas de privilegio como los del Magisterio, Poder Judicial y otros; y facilitando que más personas y empresas puedan formalizarse. Las trabas como la Base Mínima Contributiva, altísimos costos de cargas sociales e impuestos, y la mentalidad perseguidora de los defensores del sistema no permiten que entren más contribuyentes al sistema formal.

Así mismo, se debe diversificar la manera en que se invierten los fondos para mejorar los rendimientos, separar el sistema de pensiones del seguro de salud y reordenar cargas sociales para que el IVM reciba un mayor porcentaje en lugar de rubros que ya no tienen sentido en el siglo XXI.

El sector social está altamente fragmentado y se podrían lograr importantes eficiencias que permitirían reducir cargas sociales si se creara un plan único de apoyo social que elimine duplicidades, burocracia y desperdicio, y así, más dinero llegaría a las personas que lo necesitan.

Esto solo es un esbozo de ideas de reforma para contrastar con el manejo de parámetros propuesto por la Supen. Por supuesto que el diablo está en los detalles y la transición que se requeriría, pero creo que tenemos capacidad técnica de sobra en la Supen y la CCSS para resolverlos. El faltante que hay que resolver es de visión país. Una reforma en esta línea podría ser un inicio de ese plan.

El sistema debe existir para servir, no para servirse. Y si quienes nos estamos viendo afectados no alzamos la voz, no vamos a recibir las soluciones que necesitamos.

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