Hoy, buscando un tiempo de calidad con mi familia, me pregunto si seremos capaces de pasar una tarde tranquila, sin caer en la tentación de sumergirnos en esos pequeños placeres, que nos ofrecen una dosis instantánea de dopamina: los memes. Por ejemplo, esos memes creados con inteligencia artificial (IA), con formas de animales combinados con objetos absurdos, que poseen nombres de trabalenguas en italiano y parecen haberse apoderado de las redes sociales y de nuestras mentes.
Es curiosa esta nueva realidad, en la que la necesidad de estímulos inmediatos ha transformado nuestras expectativas sobre el entretenimiento. Ya no basta con sentarnos a resolver un rompecabezas, ver una película o leer un libro; ahora necesitamos ese contenido que nos arrastra, que nos sorprende sin razón aparente, y que, aunque su contenido muchas veces no tenga sentido, nos atrapa.
Estos memes, que poseen un universo inventado y traído por los pelos, y parecen haber sido creados por el afamado Dr. Frankenstein, son, de alguna manera, la respuesta que busca nuestro cerebro para calmar la ansiedad del día a día y desconectarnos de la realidad.
Pero, ¿por qué necesitamos tanto de estos estímulos rápidos? ¿Será porque la dopamina que liberan estos memes nos está atrapando en un ciclo que nos hace cada vez menos pacientes? Yo, al igual que muchos, me he encontrado disfrutando de horas interminables viendo estos fenómenos virales, preguntándome si al final, estamos perdiendo nuestra capacidad para disfrutar de la calma que antes nos ofrecían cosas tan simples como un rompecabezas o escuchar una buena canción de nuestro artista favorito.
Ojo, esta reflexión surge de la observación de mi entorno y no está basada en algún análisis científico ni en estudios de neurociencia. Es solo una observación sobre las formas en que este fenómeno ha permeado nuestra sociedad y cotidianidad.
¿Será que el arte de la reflexión está en peligro? Tal vez la clave esté en aprender a balancear el tiempo de estímulos rápidos con momentos de desconexión, para no perder de vista lo que realmente nos hace sentir completos, más allá de la euforia instantánea de un meme bien logrado: la felicidad intangible de conectar con las personas que amas.
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