Es obvio que comparar los sistemas de generación eléctrica y los equilibrios y desequilibrios de la oferta y demanda respectivas, entre Costa Rica y Europa, sería un ejercicio falaz y hasta absurdo. No perdamos el tiempo con esa comparación. Sin embargo, sí es pertinente tomar algunos puntos que pueden beneficiarnos del apagón sucedido en la península ibérica.
Por haber trabajado por muchos años en los estudios preliminares, la factibilidad y luego diseño, construcción y operación de los sistemas de generación eléctrica en Costa Rica y otros países de la región, en nuestros campos profesionales respectivos, aprendimos a aplicar los principios, requisitos, necesidades, normas y legislación para la dotación de los elementos fundamentales de seguridad, estabilidad, durabilidad, diversificación, sostenibilidad técnica y económica, y para la gestión ambiental, social y del riesgo de las instalaciones de generación, transmisión y distribución eléctrica.
Las condiciones geológicas, geotécnicas, hidrológicas, hidráulicas, geotérmicas, climáticas y la exposición ante las amenazas naturales y antropogénicas, ciertamente condicionan las características, costos y desempeño de las instalaciones: sus cimentaciones, estructuras, la inercia de los equipos rodantes (turbinas, generadores), y su acoplamiento a las redes de distribución de alta, mediana y baja tensión, entre muchas otras cosas. Es la única manera de responder, con eficiencia, a las necesidades de potencia y energía, así como a los servicios asociados a un suministro adecuado de electricidad, en los plazo inmediatos, medianos y largos. Son principios que, en el diseño de las plantas de generación deben ser respetados y atendidos por los diseñadores especialistas de las distintas disciplinas y ramas de la ciencia y la ingeniería (Geológica, Civil, Mecánica, Eléctrica, Hidráulica, Climatológica, Ambiental, Económica).
Aunque todavía se investigan las causas del apagón ibérico, preliminarmente se señala el elevado porcentaje de generación solar y eólica dentro de los sistemas. La estabilización de las redes eléctricas con alta penetración de energías renovables variables (ERV), como la solar fotovoltaica y la eólica, es un desafío clave debido a su naturaleza fluctuante y a que no aportan inercia de forma inherente, como los generadores síncronos tradicionales. Los métodos modernos deben incluir:
- Mejoras en la tecnología y control de las ERV con sistemas electrónicos, como por ejemplo inversores especiales.
- Almacenamiento de energía mediante sistemas de baterías (BESS), centrales hidráulicas de rebombeo y generación, volantes de inercia, almacenamiento con aire comprimido, etc.
- Flexibilidad del lado de la demanda, mediante programas que incentiven a los grandes consumidores a reducir o desplazar su consumo eléctrico en períodos de estrés en la red.
- Flexibilidad en la generación tradicional y activos de red, lo cual implica la modernización de plantas clásicas, especialmente las hidroeléctricas, para aumentar su flexibilidad, poder hacer arranques y paradas más rápidas, y ajustar su potencia con más facilidad; igualmente, para que puedan operar como condensadores síncronos, en donde las máquinas giran sin generar potencia activa, pero aportando inercia física, capacidad de cortocircuito y control del voltaje en la red.
- Fortalecimiento y modernización de la infraestructura de red, que involucra refuerzos de las redes de transmisión y distribución: Utilización de redes inteligentes con tecnologías de comunicación y control avanzadas que permitan gestionar la red de forma más eficiente y automatizada; además, centros de control con software avanzado, incluidos los Sistemas de Monitoreo de Área Amplia (WAMS) con Unidades de Medición Fasorial (PMUs), para tener una visión, en tiempo real, del estado de la red y detectar inestabilidades incipientes, mejores pronósticos de ERV mediante modelos meteorológicos avanzados, inteligencia artificial y machine learning para predecir y manejar, con mayor precisión, los aportes eólicos y solares.
La solución más efectiva, generalmente, implica una combinación de varias de estas medidas. Para Costa Rica, aprovechar la flexibilidad de su sistema hidroeléctrico robusto es oportuno complementarlo estratégicamente con BESS, aplicar controles avanzados para la generación solar y eólica crecientes, y gestionar activamente la demanda. Estas son, probablemente, las vías más importantes para asegurar la estabilidad del Sistema Eléctrico Nacional (SEN) a medida que avanza en su transición energética.
La planificación del mediano y largo plazo del sistema de producción de la electricidad en Costa Rica, a veces dejado al azar de las coyunturas políticas del corto plazo, debe seguir siendo una prioridad nacional y debe alejarse de los vaivenes y preferencias del momento, para evitar crisis y eventos “inesperados” como el sucedido en la península ibérica y partes de Francia.
De las crisis, siempre es posible sacar experiencias valiosas.
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