La crisis de movilidad urbana es un problema que no se resolverá solo con más carreteras. Aunque ampliar vías puede ofrecer un alivio temporal, este enfoque no aborda las raíces del problema. La congestión regresa con mayor intensidad debido al fenómeno de la demanda inducida: al mejorar la infraestructura, más personas optan por utilizar sus vehículos particulares, anulando cualquier ganancia inicial de fluidez y perpetuando la dependencia del automóvil.
El Fondo Monetario Internacional (FMI) ha expresado preocupación por esta situación, especialmente en el Gran Área Metropolitana (GAM), destacando el lento tránsito vehicular y su impacto negativo en la calidad de vida y en la economía nacional. El organismo también ha subrayado la necesidad de una planificación urbana integral que articule el sistema de transporte público con el ordenamiento territorial.
Ante esta realidad, una solución clave es transformar el sistema de transporte público. Las deficiencias actuales en puntualidad, seguridad y comodidad desincentivan su uso. Es indispensable integrar diferentes modos de transporte —autobuses, trenes y bicicletas— en una red eficiente, interconectada y accesible.
El modelo actual, en el que las rutas de autobuses convergen en el centro de San José y otras ciudades principales, provoca saturación y pérdida de tiempo. Reorganizar las rutas para incluir conexiones interurbanas y periféricas reduciría la congestión y mejoraría la experiencia de los usuarios.
Otro aspecto fundamental es repoblar las ciudades. Muchas personas viven lejos de sus centros de trabajo o estudio, lo que incrementa el uso del automóvil y promueve una expansión urbana desordenada. Es urgente incentivar la densificación con políticas claras y sostenibles, que incluyan incentivos, desarrollos habitacionales accesibles y conectividad mediante transporte público.
El transporte de carga también debe ser atendido. Actualmente, los camiones pesados compiten por espacio en las principales vías, afectando la movilidad y acelerando el deterioro de la infraestructura. La implementación de un sistema masivo para el transporte de carga permitiría aliviar esta presión, mejorando tanto la seguridad como la fluidez vehicular.
Resolver el problema de movilidad urbana requiere más que infraestructura. Es indispensable priorizar un transporte público eficiente, densificar las ciudades y optimizar el transporte de carga. Solo con un enfoque integral podremos construir ciudades donde la movilidad sea accesible, eficiente y sostenible.
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