De: Fulanito@yo.com
A: Recursos Humanos, Jefatura, Gerencia, siguientes, concordantes y demás interesados

Buenas

Quería pedirles un favorzote a nivel personal, pero que tiene impacto a nivel laboral también. Considerando todo lo de la tecnología, los celulares, las laptops, las tabletas, los relojes inteligentes, plataformas de streaming y hasta la inteligencia artificial; que permite que a uno lo correteen 24/7 y leer mails y contestar a cualquier hora, hasta en el avión; quería ver si me pueden sacar de la lista de la viajadera.

Se los juro que yo jamás pensé decir esto, pero con la mano en el corazón: ya no aguanto. Vean, ustedes saben que yo soy piso e’ tierra, orgulloso graduado de educación pública, que me monté por primera vez en un avión ya viejo, cuando me mandaron a entrenarme a la Yunai.

A hoy tengo millas como para ir a Samoa, pero solo tengo 10 días de vacaciones y perder dos de esos ensanguchado en el avión, no, gracias. Ustedes sí saben que las líneas áreas reducen cada vez más los espacios en los asientos ¿verdad? Además, son horas de viaje, y apenas un vasito con agua y unas galletas añejas.  Y aunque a mí ya los pilotos y las aeromozas me saludan de nombre, nunca me mandan en primera clase ni me dan permiso de aceptar los upgrades.

Además, no hay forma de librarme del aire acondicionado, que en todas partes lo ponen apenas para pingüinos. Ya ni sé cuántas veces me he resfriado este año.

No tengo idea de cómo se ven las ciudades a donde me mandan. Llego de noche los domingos y lunes a las 7 de la mañana empiezan las reuniones y terminan tardísimo. Desayuno, meriendo, almuerzo y ceno, trabajando.  No me da chance ni de ir a comprarme un chicle o ventearme un poquito.

A mí me da jetlag hasta montarme en el bus de Barrio México. Cuando vuelvo aquí yo no sé ni cómo me llamo, tengo el cuerpo aquí y el alma viene apenas de camino. Pero todos esperan que esté al tanto de todo y que rinda como si nada, con todo el brete acumulado, para que no se me afecte el performance y me bajen el bono.

Ustedes saben que yo soy de esos que se ponen la camiseta, que aprecio mi trabajo, que siempre confirmo que este es un Great Place to Work y que Dios primero, me pueda pensionar aquí.

Pero si esto sigue así, no va a poder ser, porque a mí me va a dar un infarto. Yo trato de ponerme gotitas de lavanda en las muñecas, bajé el app de meditación al teléfono, tomo mi té tranquilo, mi melatonina, mi lechita con orégano. No he querido probar las gomitas de marihuana que me han recomendado los compañeros porque me da miedo.

Yo sé que esto me pasa por muerto de hambre, porque ustedes me advirtieron que iba a pasar viajando yo ya me veía conociendo todo el mundo pagado por la empresa, llenando el Insta de fotos lindísimas. Por angurriento me pasa esto.

¿Qué hacemos? Los escucho.


De: Recursos Humanos
A:
Fulanito@yo.com

Fulanito, gracias por compartirnos tus preocupaciones. Definitivamente, a la empresa le interesa que hagás tu trabajo bien, pero también que vos estés bien.

Vamos a hablar con tu jefe, porque la empresa tiene una política muy clara sobre los viajes. Ustedes deberían viajar y regresar en días hábiles, no en fines de semana ni feriados. Y si eso no es posible, pagarles doble si tienen que viajar en sus días de descanso. Vamos a chequear con planillas a ver si eso te lo están pagando.

También hay que hablar con corporación, porque, aunque vos estés de viaje, te siguen aplicando las reglas y las leyes de Costa Rica: no tenés porqué almorzar trabajando. Estamos seguros de que se arregla con conversarlo. Igual que las horas de trabajo. Los límites se deben respetar.

Acordate que vos podés usar la tarjeta para viáticos y desayunar o cenar donde se te antoje, siempre dentro del presupuesto que te fija la empresa. No da para un restaurante Michelin, pero sí para comidita digna.

Tampoco te preocupés por tu evaluación anual. Definitivamente hay que tomar en cuenta todo este ajetreo. Pensemos si necesitás un asistente o apoyo para salir adelante con tu trabajo.

Lo que no podemos hacer es cambiar tu descripción de puesto. Cuando aceptaste, sabías que implicaba viajar al menos 40% del año.  Por ahora no vemos en el futuro la posibilidad de sustituir esas reuniones por llamadas.

Pensá además en ir a consulta con el médico de empresa o usar el seguro de gastos médicos privado para manejar el estrés. Acordate que también tenemos el plan de apoyo al empleado y la asociación solidarista tiene acuerdos con psicólogos para descuentos en procesos de terapia.

No se te olvide que trabajamos para vivir y que no vivimos para trabajar.  Para nosotros es fundamental que todos los colaboradores tengan un equilibrio entre vida y trabajo.

Aquí en el departamento siempre tenés las puertas abiertas.

Este artículo representa el criterio de quien lo firma. Los artículos de opinión publicados no reflejan necesariamente la posición editorial de este medio.