A través de sus respuestas, cuatro lideresas compartieron su visión en torno a las barreras que continúan existiendo y cómo estas se pueden derribar.
Hoy, 8 de marzo, se conmemora el Día Internacional de las Mujeres. Una fecha cuyo trasfondo histórico es de suma relevancia y que, además, simboliza todas las luchas que las mujeres en su amplia diversidad continúan liderando a favor de la reivindicación de sus derechos.
No solo se honran los avances alcanzados, sino que también se visibilizan los desafíos pendientes, como la igualdad salarial, la representación en espacios de decisión, la erradicación de la violencia de género, el cierre de brechas de género, la garantía de los derechos sexuales y reproductivos, entre otros.
Por ejemplo, datos de la ONU (2024) demuestran que la representación de las mujeres continúa siendo “insuficiente en todos los niveles de toma de decisiones del mundo”. Según un cálculo de ONU Mujeres, al ritmo actual, la igualdad de género en las más altas esferas de decisión no se logrará por otros 130 años.
Las mujeres han tenido que superar distintos obstáculos y romper techos de cristal para saldar deudas históricas. Cuando se hace referencia a los feminismos (sí, porque existe una amplia cantidad de movimientos), se aborda la diversidad de perspectivas, luchas y enfoques que han surgido a lo largo del tiempo para desafiar un sistema patriarcal que perpetúa y normaliza la violencia, la opresión, la impunidad y las injusticias.
Desde Delfino.cr elaboramos esta nota en conmemoración de la fecha con el fin de posicionar preguntas relevantes y actuales. Para ello, conversamos con cuatro mujeres cuya trayectoria y labor merecen ser destacadas.
Este 8M, ¿qué están reivindicando las mujeres en Costa Rica y cuáles son los principales retos para que esas demandas se traduzcan en cambios reales?
Se le realizó esta primera pregunta a la directora del Centro de Investigación en Estudios de la Mujer (CIEM), Carolina Rojas Madrigal. Ella es trabajadora social, académica y docente de la Universidad de Costa Rica (UCR). Además, posee una amplia trayectoria en investigación y acción social en torno a asuntos de género.
Para Carolina, el 8M es una representación de todas las luchas que los grupos organizados de mujeres han dado para exigir cambios:
Desde los primeros años del siglo XX mujeres obreras en diferentes locaciones geográficas protestaron para exigir mejoras en sus condiciones laborales. Otras agrupaciones de mujeres, a lo largo de todo el siglo XX y en el siglo XXI, también han denunciado la discriminación que históricamente hemos sufrido. Dicha discriminación ha tenido distintas manifestaciones: las mujeres antes no podíamos votar, no podíamos ser electas para puestos públicos, no podíamos heredar, ni tener bienes a nuestro nombre, se nos negaba la educación superior y el acceso a puestos de trabajo que se consideraban aptos “solo para hombres”. Gracias al activismo, la participación en la política, la reeducación cultural, la incursión en espacios negados, entre muchas otras estrategias, estas formas de sexismo han ido cambiando”.
No obstante, para esta investigadora, en la actualidad persisten todavía muchas expresiones de desigualdad que requieren ser erradicadas. En el caso particular de Costa Rica, señaló la feminización de la pobreza como un problema urgente, evidenciado en la brecha salarial y en la mayor tasa de desempleo que enfrentan las mujeres en comparación con los hombres.
Asimismo, destacó que la violencia es otro eje de desigualdad que afecta a las mujeres en diversas formas, desde los insultos y amenazas dirigidos a aquellas que ocupan cargos políticos, hasta la violencia vivida en los hogares, que puede manifestarse en agresiones sexuales, psicológicas, patrimoniales y físicas. “La violencia como sabemos llega hasta la forma más cruenta que es el femicidio, que en Costa Rica presenta cifras alarmantes”, advirtió.
Otro eje de desigualdad que mencionó es la sobrecarga de labores de cuido, pues diversos estudios demuestran que las mujeres dedican significativamente más tiempo al trabajo doméstico en comparación con los hombres. Esto genera múltiples desventajas, como la dificultad para acceder a la educación, la necesidad de aceptar empleos informales y mal remunerados debido a la flexibilidad de horarios, e incluso se afecta la salud por la falta de descanso adecuado.
Carolina subrayó que la desigualdad de género no se limita a esos ejes, ya que las mujeres son diversas y sus necesidades cambian a lo largo de su vida. "Las necesidades son diferentes si vivimos en una zona urbana o rural, según nuestra ocupación, nuestra raza, nuestra etnia, la conformación de nuestra familia, nuestras condiciones económicas, de salud, entre otras", indicó. Por ello, enfatizó la importancia de que las luchas individuales y colectivas sean lo suficientemente amplias para abordar otras causas de desigualdad de manera integral en conjunto con el género.
Finalmente, la directora del CIEM concluyó su respuesta indicando:
Exigimos este 8 de marzo que los derechos de las mujeres de este país sean garantizados y respetados, para que tengamos condiciones de vida digna, lo cual requiere de protección jurídica, políticas públicas acordes a nuestras necesidades, inversión estatal, cambios culturales y el compromiso colectivo con la igualdad de género”.
¿Los movimientos feministas en Costa Rica están abordando suficientemente la interseccionalidad? ¿Cómo se puede pasar del discurso a la acción en este sentido?
Esta segunda incógnita se le planteó a Karla Scott Bolívar, emprendedora, periodista y especialista en marketing digital. Ella es la fundadora y directora de Scott Academy, una academia para emprendedores en donde se brindan distintos cursos. También, tiene un podcast bajo su marca personal en Spotify y Youtube, en donde se encuentran episodios sobre historias de vida y crecimiento personal, y es creadora de contenido en la cuenta Mi vida afro; un espacio educativo sobre temas de la cultura afrodescendiente y de mujeres afro.
Esta joven contestó que, en efecto, la pregunta ya no debería ser si se está abordando o no:
Aquí el cuestionamiento es, ¿por qué no lo está haciendo lo suficiente? Es notorio que no existe una verdadera interseccionalidad en los colectivos ni instituciones o empresas. Y una vez que nos cuestionemos el por qué, es cuando vamos a pasar de la discusión a la acción. Para pasar a la acción primeramente es necesario crear un mayor involucramiento con los movimientos afrofeministas. Y no hablo solo de “acercarse”. Es realmente involucrarse en las necesidades y problemas de las mujeres afrodescendientes durante todo el año para crear alianzas y soporte entre sí. Y digo todo el año para recalcar que no las busquen solo para el 8M. Porque se es negra todo el año y todos los días”.
Karla puntualizó que también es fundamental escuchar a otros movimientos, grupos y activistas afro para aprender y comprender la situación en la que viven. Y a partir de ese tipo de ejercicios, crear planes de acción en conjunto en donde se busque trabajar en colectivo. Para esta emprendedora, lo más importante es “realmente empezar a involucrarse para tomar acción”.
En un contexto nacional donde las mujeres en su amplia diversidad se enfrentan a discursos de odio, ¿cómo pueden las jóvenes mantenerse firmes en sus luchas y seguir generando un impacto transformador?
Esta tercera pregunta se le hizo a Amanda Arroyo Cabezas, presidenta actual del Consejo Climático de Juventudes, comunicadora y activista con experiencia en liderazgo juvenil, género y cambio climático. Ha trabajado con organizaciones internacionales, empresas y el sector público, diseñando proyectos de impacto social y campañas de incidencia.
Ella explicó que las jóvenes que alzan su voz por los derechos de todas las mujeres, muchas veces enfrentan ataques que “van más allá de la crítica: son intentos de silenciar, de desmoralizar, de hacer que sientan que nuestra causa o activismo no vale la pena”. Para Amanda, la historia les ha demostrado lo contrario y es esencial, además, comprender que ninguna lucha debe ser individual, sino que se debe contar con redes de apoyo:
Cuando una se siente abrumada, es la colectividad la que sostiene. Por eso es tan importante tejer relaciones con otras activistas, organizaciones, causas y con aliadas en distintos espacios, y crear espacios seguros para acompañarnos. Saber de dónde venimos, conocer nuestras luchas y entender los sistemas que perpetúan la desigualdad nos da herramientas para responder con firmeza. A veces, los discursos de odio intentan tergiversar la realidad, hacernos creer que pedimos demasiado o que no es el momento de exigir cambios. Pero cuando hay claridad en los principios que se defienden, y se tiene convicción, es más sencillo continuar”
Para esta lideresa, otro punto clave es el autocuidado. Ella señaló que la lucha no debe ser sinónimo de desgaste personal y que las mujeres deben aprender a poner límites y a reconocer que cuidar su salud mental también es un acto de resistencia. “Las redes sociales han amplificado tanto nuestras voces como los ataques que recibimos”, recalcó.
Finalmente, indicó que las mujeres jóvenes necesitan ocupar los espacios de decisión y que no es suficiente reaccionar ante los discursos de odio, sino también construir alternativas, proponer soluciones y estar donde se toman las decisiones. “Muchas jóvenes ya lo están haciendo, desde la política hasta el activismo comunitario, desde la academia hasta la cultura. Cada una aporta desde su espacio y eso es lo que hace que el movimiento sea fuerte”, concluyó.
De cara a las elecciones nacionales de 2026, ¿cómo evitar que los derechos de las mujeres sean utilizados como moneda de cambio en un contexto político cada vez más polarizado?
Esta última pregunta se le realizó a Abril Gordienko López. Ella se ha desempeñado como abogada, consultora en políticas públicas, miembro de la junta directiva de la Academia de Centroamérica y de otras juntas directivas de organizaciones sin fines de lucro, entre otros cargos en el ámbito político y académico. Además, es co-fundadora y vocera de Poder Ciudadano Costa Rica, y preside la Fundación Acción Joven.
Abril respondió que cuando una sociedad se ha polarizado, algunos partidos políticos buscan consolidar sus bases apelando a posturas extremas en temas sensibles, como los derechos reproductivos, el acceso a la educación y la equidad salarial. Y que algunos sectores promueven avances en igualdad de género, mientras que otros apelan a los valores tradicionales o religiosos para restringirlos.
Ella explicó que, en contextos así, algunos actores políticos utilizan estos temas para movilizar votos, promoviendo discursos que apelan al miedo o a una supuesta "pérdida de valores". Señaló que no es inusual que se instrumentalicen los derechos o las demandas de las mujeres, así como de grupos minoritarios, para ganar terreno en negociaciones políticas. Como ejemplo, mencionó que los derechos sexuales y reproductivos podrían ser flexibilizados o restringidos según los acuerdos entre partidos o facciones en el poder. Adicionalmente, destacó que la desinformación y la manipulación mediática son tácticas comunes en estos tiempos de posverdad, utilizadas para generar distracción y desviar la atención de problemas estructurales como la corrupción, la desigualdad económica o la inseguridad.
Abril subrayó que inclusive algunos políticos ajustan sus posturas sobre los derechos de las mujeres según la influencia de grupos religiosos, empresariales o ideológicos que financian campañas o ejercen presión para modificar políticas públicas.
Lo correcto es que los derechos de las mujeres sean vistos como factor necesario en la construcción de democracias más justas e inclusivas. Cuando las mujeres están bien, todos los miembros de la sociedad están mejor”.
Para ella, algunas estrategias que podrían implementarse para evitar que los derechos de las mujeres sean fichas transaccionales son: políticas de igualdad a nivel partidario, más educación y conciencia pública, aumento de la participación activa de mujeres en política, coaliciones transversales y monitoreo continuo.
En esta oportunidad, pudimos conversar con estas cuatro lideresas, sin embargo, predominan las mujeres que, desde diversos rincones del país, alzan sus voces y luchan por una sociedad cada día más igualitaria, justa y libre de violencia de género. Esperamos poder seguir compartiendo sus historias.
Lea también: En noviembre pasado, publicamos una nota con motivo del 25N que ofrecía datos, relatos de resiliencia, así como un listado de servicios para las mujeres que enfrentan situaciones de violencia de género (disponible en este enlace).