Después de discutirlo mucho, vamos a despedir a un trabajador con responsabilidad patronal. No tiene problemas de desempeño. Tampoco tiene problemas con sus compañeros. No tiene incapacidades recientes.
El trabajador pertenece a de dos minorías. Pero la empresa tiene políticas claras de no discriminación y su población laboral es muy diversa. No consideramos que haya razones para que nos demande, alegando que el despido fue discriminatorio.
Aunque es un despido con responsabilidad, tenemos los motivos claros: el trabajador ha hecho comentarios ante sus compañeros, diciendo que le molesta muchísimo trabajar con mujeres, que son inútiles, manipuladoras y que no se puede confiar en ellas. Son, como dicen las rancheras, traicioneras: “Como todas las hembras.”- agrega
Tiene una cuenta pública en redes sociales, donde con frecuencia habla mal de las empresas privadas “engendros del capitalismo y la explotación”, de las mujeres: “es que hay que ponerlas en su lugar y bajarles esas ínfulas” y, en general, promueve acciones violentas hacia sus compañeros, la empresa y el sistema en general.
Para él, la vida, el mundo y la gente son una absoluta porquería y él, solo él, conoce esa realidad y sabe cómo cambiarla.
Días antes de que el trabajador regresara de vacaciones, se encendieron todas las alarmas. Su publicación más reciente exponía su desilusión con regresar al trabajo “Voy a echar una pistola en la mochila y cuando llegue, acabo de una vez con toda esta farsa. ¡Hipócritas!”
Así que alistamos la carta del despido y tomamos medidas. Mandamos a todo el departamento a trabajar desde la casa. Se le citó a la oficina y se le despidió ante testigos. Avisamos al personal de seguridad para que estuvieran atentos y lo escoltaran mientras recogía las cosas y salía de las instalaciones.
No hubo amenazas ni armas de fuego. Pero envió correos a locales, extranjeros, proveedores y hasta reclutadores, diciendo que su despido fue injustificado, exigiendo una explicación y dejando muy claro que estaba muy molesto con el despido, sobre todo considerando que “siempre he sido un empleado modelo, sin quejas de mi desempeño, el fichaje ideal para este negocio”.
Cuando le pedimos que entregara el equipo de cómputo que se le entregó para hacer trabajo remoto, gritó “NO LES PERMITO QUE ME SIGAN TRATANDO COMO UN DELINCUENTE. LOS EQUIPOS LOS ENTREGO CUANDO ME DE LA GANA, NO CUANDO USTEDES DIGAN”
Se negó a actualizar los datos de su domicilio para enviar a recoger el equipo, “Ustedes nunca han sido de mi confianza y ahora menos, cuando veo de lo que son capaces, como este despido mío, una injusticia por todos lados. “
Tomamos cuidados adicionales. Se informó a sus contactos de la salida y se les solicitó que, en caso que el extrabajador los llame o escriba, los remitan al único punto de contacto que se estableció. A sus compañeros de trabajo se les solicitó que evitarán involucrarse en chismes o enredos. Se revisó su locker para confirmar si aun había cosas y si son de riesgo. Se estableció una mini comisión ad hoc para decidir si responder o no sus correos agresivos y para llevarle el pulso a la situación.
Al final no pasó a más. O al menos aun no nos han notificado la demanda.
En casos complejos como estos, siempre esperamos lo mejor, pero nos preparamos para lo peor. Por si aquello.
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