Tampoco es un panfleto político.

Es un lugar de trabajo.

Sí, sí. Yo sé que de tanto pasar tiempo aquí, uno termina haciendo amigos. Los ticos somos entradores, amigueros, cariñosos, sobreinvolucrados. Y, sobre todo, igualiticos.

Sé que hay un ambiente de trabajo agradable, sin gritos, sin intrigas, sin dobles agendas, puñales o serruchos, o al menos eso parece. Podemos vacilar de vez en cuando. Como tiene que ser.

También, claro, Costa Rica es un pañuelo. Y esta industria más. Y sigue creciendo. Entonces todos nos conocemos de algún lado: del trabajo previo, de la U, del colegio, del bus, del pueblo, del barrio, somos primos de alguien, tenemos amigos en común.

Pero eso no hace del trabajo una extensión de tu casa o del parque. Ahí hay reglas y principios no podemos dejar de lado:

En la relación laboral, por naturaleza, hay una relación de jerarquía. Cuando la jefatura decide algo, por sí misma, o en equipo, tiene la palabra final. Y hay que cumplirla.

El trabajador debe hacer las labores que se le encomiendan, el trabajo para el que fue contratado.  Y debe hacerlas bien. Si tiene una idea de cómo hacer las cosas mejor, pues puede planteárselas a la jefatura.

La empresa tiene reglas, políticas, reglamentos, procedimientos, que se deben cumplir.  No están de adorno. Por eso es importante que todos las tengamos claras, aunque estemos o no de acuerdo con ellas.

Si no se hacen las cosas bien, si no se siguen las órdenes, entonces se puede amonestar. O despedir.

A la jefatura le corresponde dirigir, dar instrucciones y disciplinar. Al trabajador, hacer sus labores, cumplir con su deber de obediencia y de colaboración.

No es personal.  Es lo que dice la ley.

Entonces:

Si te piden que cualquier duda de X cosa la hablés con recursos humanos, es con ellos con quien lo tenés que hablar. No con la gerencia.  No con el director de otro departamento que no es el tuyo pero que conocías de algún lado.

Si te dicen que no podés mandar un correo a todos despidiéndote porque renunciaste, hacés caso y no te ponés a hacer un manifiesto explicándoles a todos porqué preferiste irte a otra parte.

Si claramente te indican que parte de tu responsabilidad es amonestar a tu personal y documentarlo; no podés venir luego a decir que es que no te gusta hacer eso, que se te olvidó o que así no trabajás vos.

Si sabés que hay una política sobre el manejo del equipo de cómputo, no te llevás la portátil para tu casa solo por una noche para hacer algo de la U, ni guardás información de la empresa en una llave maya o descargás software que no está autorizado.

En una relación laboral, nadie está haciendo un favor. Se hace un trabajo por el que se recibe un salario.

Es un equilibrio delicado. Porque seguimos siendo seres humanos, con sentimientos, equivocaciones, traiciones y lealtades.

Si no te gusta, se supone que nadie es indispensable, que, para Fulanito, se traduce en “Ahí está la puerta. Aquí nadie lo tiene amarrado, ni con una pistola en la jupa. Si sufre es porque quiere”

Y si necesitás tu trabajo, como la enorme mayoría de las personas o criticás y tratás de chupamedias y brochas a los demás, entonces tomá en cuenta que muchas veces un cobarde es un valiente con una hipoteca y cuatro hijos.

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