Recientemente, se llevó a cabo el Mes del Orgullo, y una vez más, no faltaron los discursos violentos contra la comunidad LGBTQIA+ por parte de sectores ultraconservadores y grupos de odio que, para disfrazar y defender sus discursos discriminatorios, se acuerpan bajo una falsa noción de libertad de expresión. Si bien ya es común que cada año estos sectores, por la necesidad de obtener atención y protagonismo y ser el centro del foco mediático, incurran en este tipo de estrategias para desmeritar las luchas a favor de los derechos humanos, en este 2024 hubo un aspecto sumamente peligroso y alarmante. En esta ocasión, salió una autodenominada Juventud Anti-progresista, a emitir un comunicado de prensa en la Asamblea Legislativa extremadamente LGBTQIA+fóbico. Ante estos sucesos, no solo como persona joven, sino también como activista, estudiante de Derecho y ser humano me veo en la necesidad de alzar mi voz en contra de este tipo de discursos.

Antes de empezar, es importante recordar los "cinco puntos contundentes" del pronunciamiento. Estas personas dicen estar en contra de "todo tipo de la ideología basada en el género"; rechazan el adoctrinamiento por parte de la educación, denuncian la “criminalización de las terapias de conversión", rechazan las "mutilaciones infantiles y hominización de niños y adolescentes" y luchan "contra la censura de la verdad". Estos cinco puntos basados en mitos, mentiras y postulados desinformados no son más que representaciones de odio y violencia, como argumento en cuatro puntos a continuación.

Desde su inicio, el pronunciamiento es incoherente, desapegado de la realidad y posee una profunda y fuerte dosis de hipocresía. Esto se ve evidenciado desde el momento en el que en la conferencia de prensa, dicen que son personas "poco representadas" que han sufrido "discriminación política". Primero, ¿cómo así que poco representadas? ¡Si vivimos en un país con un presidente conservador, con la mayoría de los partidos políticos siendo de derecha (e incluso con un partido religioso), en el marco de una sociedad profundamente religiosa y tradicional!

Existen muchas plataformas y agrupaciones que representan sus ideas tan retrógradas, por lo que no veo un motivo más que llamar la atención la razón por la cual están realizando este pronunciamiento que para ellos es "histórico". El hecho de que no haya habido propiamente un pronunciamiento de juventudes conservadoras, es porque precisamente, dentro de nuestra sociedad el conservadurismo está profundamente incrustado y normalizado. En este sentido, no requiere de un pronunciamiento, pues el diario vivir ya en sí es el pronunciamiento y la manifestación de los discursos ultraconservadores en contra de la libertad, que dicho sea de paso, es un concepto que estas personas dicen defender, para después actúan totalmente en contra de él.

Si creen en la libertad como dicen hacerlo, ¿por qué oponerse a la autonomía corporal y la decisión propia de si llevar a cabo o no un embarazo? ¿Por qué oponerse a que las personas disfruten de su vida como deseen sin causar daño a nadie? ¿Por qué oponerse a respetar y reconocer la identidad de una persona? Lo ideológico no recae en el reconocimiento de los derechos humanos, sino en su negación para la reivindicación de los privilegios en el marco de un sistema desigual. Es irónico que estas personas que dicen rechazar el "adoctrinamiento" en la educación con enfoque de derechos humanos e interseccionalidad, se mantengan en silencio cuando en centros educativos se impone la religión cristiana, aún si no todas las personas estudiantes son creyentes. El adoctrinamiento no es abrirse a la diversidad del mundo, sino encerrarse en ideas sumamente antiguas.

Además, ser señalados por promover discursos de odio no es "discriminación política". Esa percepción que tienen del concepto, no hace más que demostrar lo cómodos que están en su burbuja de privilegios. No es "discriminación" que le hagan saber que sus ideas se fundamentan en peligrosas concepciones y nociones sobre los derechos humanos y las vidas de las demás personas; discriminación es negarle los derechos más básicos a una persona en razón de su identidad o a quién decide amar. Discriminación es que en 67 países del mundo, sea ilegal ser quien usted es. Discriminación es aceptar y promover una práctica tan nociva como las mal llamadas "terapias de conversión", que no hacen más que torturar a las personas que las sufren. Discriminación es que una persona esté propensa a discursos de odio en el mundo laboral, en el hogar, en el centro educativo y en el diario vivir en razón de quién es.

Los discursos que estas personas promueven no son novedosos. Representan aquellos pensamientos ultraconservadores que durante siglos han existido para oprimir a las minorías y las poblaciones diversas. En este sentido, con más razón deberíamos saber detectarlos por lo que son: una amenaza para los derechos humanos y para la dignidad humana. Aún así, continúan apropiándose de espacios que históricamente han sido de lucha y resistencia a favor de las personas oprimidas y las causas nobles y justas. Esto lo podemos ver, por ejemplo, con la agrupación partidaria Estamos Todos (ET) de la Universidad de Costa Rica.

Como estudiante de esta universidad benemérita de la patria, rechazo totalmente que este tipo de grupos asuman "representar" a una institución que siempre ha sido un bastión para la defensa de los derechos humanos y el Estado Social y Democrático de Derecho inclusivo e interseccional. Personas como estas no representan al Movimiento Estudiantil, sino que avergüenzan, aunque a la vez, motivan a luchar por un país en el que este tipo de actitudes nefastas no se normalicen ni se toleren.

Ante todo lo anterior, deseo resaltar un último punto, y es que estas personas se hacen llamar "disidentes". Empezando por el hecho de que la disidencia es un pensamiento que no se ajusta a lo tradicional (y claramente estas personas defienden el status quo), más bien, les llamo por lo que son: una juventud de odio. Una juventud intolerante, que no duda en callar ante las violaciones a los derechos humanos. Una juventud para la que un beso entre personas del mismo sexo es "adoctrinamiento" pero es indiferente ante un abuso sexual por parte de un miembro de una institución eclesiástica. Una juventud que tiene de "liberal" lo mismo que tiene de decencia, integridad y empatía: nada. Una juventud que si bien crece, no es suficiente para hacer frente a otras personas jóvenes que luchamos por las causas nobles y justas y por un mundo mucho mejor para todas las personas. En este sentido, cierro con el siguiente llamado a las personas jóvenes de Costa Rica: no permitamos que usen nuestro nombre para violentar los derechos humanos. Basta de discursos de odio.

Y que viva siempre el amor por encima del odio.

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