Quiero empezar diciendo que respeto a Isaac Felipe Azofeifa como poeta, pero no comparto el título de su poema adolescencia vaga voz, sino que grito al mundo diciendo adolescencia viva voz. La adolescencia es una vivencia por la que atraviesan todas las personas, tarde o temprano irrumpe en el cuerpo conforme lo biológico, bioquímico, físico y cognitivo maduran, dándose así una apertura para la vida, no es una etapa narcisista ni incomprensible, la visión adulta no permite en muchas ocasiones entenderla.

¿Qué es la adolescencia? Es metamorfosis, interna y externamente, biológicamente, químicamente, físicamente, cognitivamente, sensorialmente, perceptualmente, socialmente todo cobra más relevancia en esta etapa de la vida y del desarrollo humano. Es una etapa de la vida que permite afianzar personalidad, identidad, gustos, preferencias, formar de sentir, pensar, actuar, es una etapa de descubrimiento, exploración, hacia todo aquello que rodea integralmente, es una etapa de desafíos, confrontación del estatus quo, es apertura al mundo.

Ahora, todos esos cambios en la adolescencia juegan un papel trascendental en las dinámicas familiares, la comunidad, el contexto sociocultural, en las creencias, los valores, los códigos de la época, haciendo la vivencia mucho más compleja de vivir y de entender, por ello, se hace necesario respetar las diferentes etapas del desarrollo humano.

Es preocupante y alarmante toda la violencia social que se recibe cuando se es una persona joven, cuando desde los estigmas se considera que las personas jóvenes no tienen nada que decir o aportar, cuando desde la visión adulta se decide por esta población, sin consultar desde sus necesidades sentidas.

¿Cómo acompañar a la adolescencia desde la vivencia personal? Esta podría ser una pregunta compleja pero valida, la misma brinda la posibilidad de llenarle de contenido, de vivencias, especificaciones y generalidades que las personas adolescentes pueden aportar, si se les pregunta y se les hace parte.

Lo que sí puedo asegurar es que las personas jóvenes tienen mucho que decir y mucho que aportar, el guion ellos y ellas lo pueden hacer, lastimosamente la mayoría de las veces es impuesto, llevando a que sus aportes y enseñanzas sean poco valoradas.

Por otro lado, las familias suelen anular la viva voz de las personas adolescentes, 'usted está muy joven para entender la vida', 'usted ni sabe lo que quiere', 'usted ni sabe lo que está pensando', 'usted no sabe lo que está sintiendo', 'usted cree que la luna es de queso' etc.… es lo que dicen muchos familiares a las personas jóvenes y el discurso social entorno a las adolescencias.

Qué pasaría si esos discursos se cambian a lo interno de las familias y del contexto social y se empieza a respetar este periodo de la vida consultando y validando sus saberes, pensares y sentires: qué piensas tú de esta situación, cuál solución propones tú, como puedo acompañarte, como te ayudo a aclarar lo que estás sintiendo, cómo podrías mejorar esta situación, a que podrías comprometerte, como piensas que puedes cuidarte, como podrías pedir ayuda, cuenta conmigo para lo que necesite, ect.

En consonancia con lo anterior, igualmente la necesidad vinculativa sufre un cambio trascendental, si antes era necesario estar en casa, ahora se quiere estar afuera, explorar el mundo, conocer personas, transitar por la música, por la ropa, por las tendencias del momento, por las subculturas, enamorarse etc.

Es una etapa de desobediencia al estatus quo del momento histórico, de fortalecer el pensamiento, de debatir y refutar ideas o creencias familiares que están obsoletas, es una etapa de empezar a ocupar un lugar más claro en la familia y en el contexto sociocultural que se viva.

Uno de los principales problemas es que muchas familias no están dispuestas a los cambios que trae la juventud, los aires frescos que trae la juventud suelen ser rechazados por las familias que están arraigadas en valores y creencias que probablemente ya no representan los valores y las creencias de las personas jóvenes.

Así como la persona joven sufre cambios integrales, la familia debe estar dispuesta a tener una apertura de mundo más acorde a la disidencia que trae la adolescencia al hogar, cuando esto no sucede, surgen las disputas y las luchas de poder, aquí no se entienda el no construir límites y reglas democráticamente, pero las mismas deben estar orientadas a las necesidades actuales de las familias.

Desde un punto de vista social, la cultura dominante ha querido llevar a esta vivencia de la adolescencia a una cuestión problemática, se dice que las personas adolescentes son raras, complejas, incomprensibles, matonas, rebeldes. No se ha entendido que la adolescencia, así como irrumpe en lo personal y familiar, también de la misma manera tiene resonancias en el contexto sociocultural, mismo que rechaza a la adolescencia porque no está dispuesto a abrir camino a las nuevas creencias, formas de pensar y sentir que traen consigo estos grupos poblacionales.

Por lo tanto, las políticas orientas a la adolescencia nunca están enfocadas a la validación, el reconocimiento y el afecto de las necesidades sentidas de estas poblaciones, sino que están orientadas a la sanción, a la restricción y a la exclusión de estas.

Finalizo diciendo: adolescencia viva voz, no sos el fututo, sos el presente, sigue andando, danzando y cantando, eleva más tu vos hasta que sea escuchada por todas las personas, tu vivencia no es incomprensión, no es narcisismo, es cambio, apertura, curiosidad, ganas de vivir, tu amor no es pasajero es amor, expresa más lo que sientes y piensas, pide que te pregunten, reclama que se te escuche, se te respete y se te valore, sobre todo sigue cambiando a este mundo tan cuadrado y condicionante.

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