“Los niños deben de ser educados sobre como pensar, no acerca de lo que deben pensar”
– Margaret Mead
¿Cuántas veces hemos escuchado el término “ideología de género” para desacreditar políticas públicas con enfoques de diversidad sexual, identidad de género y género como tal? ¿qué pasaría si les digo que existe la “ideología de género” y la «ideología de género»? Parece contradictorio, pero no lo es.
El concepto de “ideología de género”, como nos lo mencionó la abogada Marcia Aguiluz Soto, empezó a introducirse gracias a reflexiones dadas por el papa emérito Benedicto XVI, usándolo para calificar a este como el acto de enseñar en las escuelas clases de educación sexual y cívica de forma “antropológica contraria a la fe y a la justa razón”. Básicamente, es el término que escuchamos en discursos políticos conservadores que, tiene una raíz religiosa. Esto representa un peligro ya que hace a sectores de la sociedad formar una mala opinión sobre políticas públicas que van a beneficiar a grupos socialmente vulnerables y, hasta inclusive, provoque efervescencia social en padres de familia sobre la educación de sus hijos, como vimos en el 2019 con las manifestaciones contra la implementación de baños neutros en centros educativos de nuestro país.
Ahora, ¿qué es la «ideología de género»? Para poder explicarles esto, debemos de retroceder el tiempo al siglo pasado, mucho antes del reinado papal de Benedicto XVI (2005 – 2013). En 1928, la antropóloga social estadounidense Margaret Mead publica su obra, Adolescencia, sexo y cultura en Samoa, en el cual logra exponer su investigación participante sumergiéndose en la vida cotidiana de la sociedad nativa de una aldea de la Samoa Americana. Su principal idea fue poder recolectar toda la información posible para poder comparar la educación y el desarrollo social de una “población primitiva” contra la “población desarrollada” occidental, sobre todo las sociedades de Estados Unidos y Europa central posguerra. Mead logró concluir que muchos de los comportamientos sociales de los adolescentes y adultos jóvenes son el fruto de la educación que reciben en colectividad, pero esta educación está basada en la transmisión de ideas culturales sobre los roles sociales que debe de desarrollar cada individuo según la categoría social a la que se le asigna, la cual responde a cuestiones biológicas como la edad y el sexo.
El trabajo de Mead logró revolucionar el trabajo de las personas profesionales en antropología, regalándonos las bases para poder desarrollar una nueva rama de estudio en la antropología social: «la antropología de género». Gracias a esta, las ciencias antropológicas, lograron desarrollar el término «ideología de género» que, apareció en las ciencias sociales, no como un ser maligno que venía a robarse la inocencia de los niños, sino como un concepto que recoge las ideas y roles sociales que una sociedad adopta para asignarle a las personas dependiendo de su sexo. O visto de otra forma, la ideología de género es un sistema cultural y social por el cual un grupo humano le indica a las personas, según sea su sexo, que rol social deben cumplir en la sociedad.
Habiendo expuesto esto, quiero que se entienda que el concepto “ideología de género” que, escuchamos en discursos políticos y religiosos, es la idea de la corrupción mental de los jóvenes por medio de la introducción de ideas a la educación que “van contra la fe”. Mientas que la «ideología de género», en el ámbito de las ciencias sociales, hace referencia a un concepto científico en el cual las personas investigadoras sociales pueden ordenar las características sociales que cada grupo humano adopta para hacer un conjunto de normas sociales dependiendo del sexo de las personas y que este es el resultado de costumbres meramente sociales.
Entonces, es así como podemos identificar que el susodicho término viene de mucho antes de que fuera apropiado por la Iglesia Católica y enseñado como un movimiento cultural negativo. En pocas palabras, usaron un término ya existente para calificar a las políticas públicas en materia educativa que consideran que no van acorde a su fe. Si nos apegamos a lo meramente científico, lo cual debe de ser imparcial y sustentado por el método científico, la ideología de género no es más que un término conceptual que ayuda a entender las costumbres y roles sociales de las sociedades, no es un conjunto de ideas preconcebidas que pueda ser implantado en la educación de toda una nación para enseñar “cosas antinaturales”.
Creo fielmente en la libertad de expresión y en la libertad religiosa, sin embargo, debemos de entender que para que esto exista debe de haber respeto y tolerancia a todo lo que nos diferencia como seres humanos que somos.
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