Recientemente la ejecución de algunos proyectos de mejora de la infraestructura vial provocó un enorme “caos vehicular”, destapando el serio problema de congestión vehicular que tiene la Gran Área Metropolitana (GAM). Este, junto a la alta tasa de crecimiento del parque vehicular, constituyen una “bomba de tiempo” con un alto riesgo para la calidad de vida de las personas y la competitividad del país.

Según el FMI (2022), Costa Rica es uno de los países con el tránsito vehicular más lento del planeta. Entre 162 naciones, ocupamos la posición 144. Esto incide en la calidad de vida y la producción económica. En promedio un viaje entre la capital y sitios ubicados a 80 km de distancia se hace a 55 km/h, cuando en Chile se viaja a 92 km/h, y en México, a 90 km/h.

El país ha presentado una alta tasa de crecimiento anual del parque vehicular del 5.75%. De mantenerse, esto haría que en 5 años el parque vehicular crezca un 32% y en 10 años un 75%. Es casi inimaginable el panorama de la movilidad del GAM con un pequeño incremento en la cantidad de vehículos en circulación.

La falta de un eficiente sistema de transporte público produjo que una parte importante de la población tuviera que apostar por los vehículos particulares como su única opción de transporte eficiente, lo cual generó el serio problema de congestión que tiene hoy nuestras carreteras. El que la alta tasa de crecimiento del parque vehicular sea casi el triple de la tasa de crecimiento de la población (1.99%), sumado a la reducción en el uso del transporte público, debe llamarnos la atención de que el actual “caos vehicular” solo puede aumentar hasta volverse inmanejable, sino se realiza un importante cambio del sistema de transporte.

El automóvil particular es la forma más ineficiente de transporte: moviliza pocas personas por vehículo; es una mala inversión (costo/beneficio); devora demasiado espacio urbano (carreteras y parqueo); presenta un ineficiente uso de la energía al transportar pocas personas por unidad; genera una alta contaminación; los embotellamientos producen una gran pérdida de tiempo; produce una alta siniestralidad; y pasa parqueado el 95% del tiempo consumiendo espacio vital.

Muchas personas no usan el transporte público por tener una percepción poco favorable, al valorarlo como incómodo, inseguro y de malas condiciones. Según la Contraloría el uso del bus bajó del 59% al 47% en el período 2015 a 2017, lo cual es alarmante. De acuerdo con el Estado de la Nación (2019), los tiempos de viaje en los cantones con mayores problemas de congestión en la gran área metropolitana (GAM) en el período 2015-2019 han aumentado más del 40%. Este aumento tan acelerado nos debe alertar de la urgencia de buscar una solución a largo plazo.

El serio problema de congestionamiento vehicular que hoy enfrentamos es imposible de resolverse con más carreteras por no ser una solución del problema a largo plazo, no existir el espacio necesario y por ser económicamente inviable. Varios estudios han demostrado que cuando se construyen más carreteras, esto produce una reducción de la congestión en el corto plazo, pero a largo plazo hace que las personas adquieren más vehículos y estas se vuelvan a congestionar.

Urge cambiar de paradigma: “mejor planeación de las ciudades y mejor transporte público antes que más carreteras”. Para evitar que el “caos vehicular” paralice la GAM, es imprescindible colocar al transporte público masivo (trenes y autobuses) como elemento central y prioritario de la movilidad urbana.

Para poder reducir el problema de congestión y evitar un colapso del sistema de transporte es importante tomar una serie de importantes medidas:

Educar a la población y autoridades de la necesidad de un cambio de paradigma con relación a la movilidad: la solución no son más carreteras sino una mejor planeación de las ciudades y desarrollar sistemas de transporte masivo eficientes que sustituyan la mayoría de los vehículos particulares.

Desarrollar un centro de monitoreo y de gestión de la movilidad. El desarrollo tecnológico permite poder medir por medio de aplicaciones tecnológicas como WAZE los congestionamientos en carreteras. Esto se convierte en una herramienta muy valiosa para la planificación y gestión del transporte. Es importante que se monitoree de forma periódica los tiempos de viaje y los sitios con mayores problemas de congestión para la planeación de soluciones.

Crear un Plan de Transporte de largo plazo (20 a 30 años). Debe comprender entre los pilares fundamentales el plan de desarrollo urbano del GAM, implementación de un sistema de transporte público masivo eficiente e interconectado, el Tren Eléctrico de Pasajeros, sectorización de buses, y las necesidades de largo plazo del país en carreteras, ferrocarriles, aeropuertos, puertos y comunicación a las aduanas. Desarrollado por consultores expertos en el tema, con participación y aprobación del gobierno central, municipalidades, sector privado y la ciudadanía.

Mejorar la planificación del desarrollo de las ciudades buscando mejorar la movilidad. Se debe planear el ordenamiento territorial de acuerdo con un plan de transporte de largo plazo que tenga como objetivo mejorar la movilidad, teniendo como fin: ciudades densas, desarrollos multiusos que reduzcan las necesidades de movilización, eficiente trasporte público, desarrollo urbano denso alrededor de las estaciones de transporte público y uso de tecnología para gestionar la movilidad. Es vital desarrollar un Plan de Desarrollo Urbano para el GAM que esté integrado al Plan de Transporte de largo plazo. Actualmente no existe por parte de la mayoría de las municipalidades planes de desarrollo urbano, ni una adecuada planificación de las carreteras cantonales según un plan de transporte. Solo el 25% de las municipalidades tiene un plan regulador completo. La única manera de desarrollar medios de transporte que permitan una movilidad eficiente dentro de las ciudades es por medio de una adecuada coordinación e integración entre los planes de ordenamiento territorial y los planes de transporte.

Desarrollar sistemas de transporte público masivo eficientes que hagan que las personas reduzcan el uso de vehículos particulares (trenes, autobuses de tránsito rápido, autobuses). El espacio para transporte es un bien público limitado y muy valioso, por lo que debe de darse prioridad a los medios de transporte masivos por poder mover mayor cantidad de personas en menos tiempo y usando menos espacio. Según estudios para poder movilizar 1,000 personas se necesitan aproximadamente 625 vehículos particulares. Mientras que, si se usan autobuses, solo se ocupan 15 unidades. Una línea de tren puede transportar estos mismos viajeros usando mucho menor espacio que los otros modos de transporte y haciéndolo en un menor tiempo. Un tren puede mover entre 40 mil y 80 mil pasajeros por hora y sentido, ¡ningún otro modo de trasporte puede hacerlo! Mientras que un sistema de autobuses transporta como máximo 9,000 pasajeros usando el mismo espacio que ocupa un tren.

Es por lo que debemos de apostar por el desarrollo del Tren Eléctrico de Pasajeros (TEP) para poder mejorar la movilidad del GAM a largo plazo (Costa Rica y su crisis de transporte: ¡no permitamos que nos deje el tren! - Delfino.cr). Pero para esto debemos desarrollar un TEP eficiente que atraiga a la mayoría de la población (tarifas competitivas, ahorro en tiempo significativo, conectividad, confiabilidad, seguridad). Se debe de convertir al TEP en la “columna vertebral”  del sistema de transporte público del GAM, rediseñando las rutas de buses y eliminando las rutas de buses que compitan directamente con el tren.

Mientras no hagamos que el sistema de transporte público deje de ser considerado por una parte de la población como su última opción y pase a ser considerado como la mejor opción por la mayoría de la población, no lograremos solucionar el problema de congestión vehicular. Para esto se necesita desarrollar un sistema de transporte público eficiente. Los intereses y necesidades de los usuarios debe ser la prioridad para la modernización del transporte público. La calidad del servicio debe transformarse en el objetivo central de las políticas públicas urbanas y la asignación de recursos.

Desarrollo de corredores logísticos intermodales para el transporte de carga para mejorar la competitividad del comercio exterior, considerando la conectividad hasta el “último kilómetro” a las aduanas terrestres, puertos y aeropuertos. Potenciando el uso de los trenes de carga como medio de transporte alternativo al trasporte automotor, buscando reducir la congestión vehicular en carreteras. Un solo tren de carga puede reemplazar 50 camiones, por lo que lo convierte en un medio de transporte mucho más eficiente. Debe desarrollarse los trenes de carga que comuniquen el valle central con los principales puertos de la costa atlántica y del pacífico, para sustituir gran parte del tráfico de camiones hacia y desde los puertos.

Instalar sistemas de semáforos inteligentes en los cantones con mayores problemas de congestión. Estos sistemas recopilan y procesan la información de flujos de tráfico en tiempo real, permitiendo regular el tránsito ajustando los tiempos de luz verde de acuerdo con el flujo vehicular de manera dinámica. Han mostrado muy buenos resultados en mejorar de forma importante la movilidad en las ciudades donde se han implementado logrando ahorros significativos en los tiempos de viaje.

Reordenamiento del sistema de buses. Es importante implementar la sectorización de buses (ordenamiento de rutas, disminuir ingreso al centro de la capital, intermodalidad entre líneas, cobro automatizado) para ordenar la cantidad de buses que circulan dentro del GAM.

Para lograr que la población use en mayor cantidad el sistema de buses debe mejorarse la integración del sistema de tal forma que permita una fácil conexión de los pasajeros entre las distintas líneas y el TEP de acuerdo con el origen y destino de estos, haciendo los recorridos más ágiles, rápidos y eficientes. Considerando que los usuarios lo que más valoran en un sistema de buses es el costo de los viajes, el tiempo invertido, la flexibilidad y conexiones, la seguridad y limpieza del sistema.

El TEP por su capacidad de mover mayor cantidad de pasajeros en menor tiempo tiene que convertirse en la “columna vertebral” del trasporte público del GAM.  La estructuración del proyecto del TEP no ha contemplado hasta ahora el reordenamiento del sistema de buses. Dado que el TEP se planea desarrollar usando la línea vieja del tren de carga, es importante considerar que esta no necesariamente coincide con el origen y destino de las personas. De ahí que es vital la integración del tren con el sistema de buses, de forma que este alimente al tren y a su vez, el sistema de buses permita a los usuarios el desplazamiento desde el tren hasta sus destinos finales.

Ampliar la Red de Alta Capacidad (RAC). De acuerdo con el Estado de La Nación (2018) el 90% de la RAC no cumple con los estándares relativos al número de carriles necesarios dado el nivel de tránsito que atiende. La RAC es la red primaria de carreteras de comunicación y transporte de bienes y servicios e incluye dentro de su composición aquellos corredores que se denominan corredores logísticos, por lo que es vital ampliar su capacidad.

Implementar una política de desincentivo del uso de vehículos particulares. Para esto debe haberse desarrollado antes sistemas de transporte público masivo eficientes.

Dos de los instrumentos más usados en este sentido son la implementación de tarifas por congestión y restricciones a la oferta de parqueos. Las tarifas por congestión consisten en el cobro de tarifas a los usuarios de vehículos en determinadas zonas y/o horarios con el fin de desincentivar el uso de los vehículos particulares.

Contrariamente a lo comúnmente se cree, el tener mayor espacio para parqueos significa casi siempre mayor problema de congestión de las carreteras. El limitar la oferta de estacionamiento es la forma más eficaz y menos onerosa de incentivar a los automovilistas para no usar sus coches, optando por el uso del transporte público.

Fortalecer la gobernanza de la planificación de infraestructura. Las medidas anteriormente mencionadas requieren planificación de largo plazo y una gran capacidad de planeación y gestión, sin lo cual es imposible implementarlas. Históricamente ha existido una falta de visión estratégica de largo plazo con respecto a la movilidad urbana, lo que conduce a una toma de decisiones y planificación fragmentada y poco integrada. Solo creando entidades técnicas a cargo de la planificación de la infraestructura, sacando el ciclo político de la planeación de infraestructura y obligando a planificar a largo plazo, lograremos mejorar el grave problema de movilidad del país (Urge reformar el sistema de planificación y gestión de infraestructura - Delfino.cr).

El futuro de la movilidad del país es desalentador. Es importante tomar medidas serias para reducir el problema a largo plazo. No tomar hoy decisiones bien estudiadas, conllevaría que en pocos años la congestión vehicular colapse el sistema de transporte, con serias consecuencias para el bienestar de la población y la competitividad del país.  

*Este artículo se basa en el estudio: Los retos de la Infraestructura en Costa Rica de cara al siglo XXI. Puede leer el estudio completo en este enlace o un resumen acá.

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