El conflicto palestino – israelí es catalogado de “intratable” por las pasiones que este genera y además que estamos frente a un escenario de guerra híbrida con elementos regulares e irregulares que juegan con lo militar, lo estratégico, las luchas urbanas y la guerra mediática, es en ese último punto donde quizás no entendemos la magnitud de la información (o desinformación) que los medios hacen masivamente por tener la “primicia” y que hace más complejo el desarrollo y análisis objetivo del tema.

El 7 de octubre la organización islamista Hamas lanza una operación denominada “Aluvión de Al Aqsa” con la cual invadió varios sitios al Sur de Israel, asesinó soldados, incluyendo algunos desarmados, tomó granjas comunitarias israelíes (Kibutzim), secuestró a cerca de 200 personas y además en el trayecto de la operación que se llevó a cabo por aire, mar y tierra, lanzaron una andanada de cohetes contra territorio israelí para saturar los sistemas de defensa, aparte que se sospecha que hubo bloqueos en las comunicaciones del país que impidieron que la respuesta de seguridad fuera más efectiva.

El resultado de esta operación, de los más sangrientos en la historia moderna de Israel, con un panorama dantesco que incluyó asesinatos de familias enteras, violaciones, incendios y robos, con acciones incluso similares a las que vimos años atrás practicar al Estado Islámico. El gobierno israelí declaró ante esto un estado de guerra, mordió el anzuelo ante la necesidad de un golpe de autoridad israelí y hasta se dispuso a pagar el precio que políticamente pueda pesar.

Casi que de inmediato Israel comienza su guerra contra el Hamas llamándolo operación “Espadas de Hierro”, con la intención de desmovilizar a esta organización y desmovilizarla todo lo que sea posible en un largo período. Se bombardearon áreas desde donde operativamente se lanzan ataques con cohetes hacia Israel, zonas donde se sospecha está el entramado de túneles y rastrearon la zona para encontrar a los secuestrados.

Por su parte, Hamas comenzó su operación mediática, transmitiendo vídeos y fotografías de las acciones llevadas a cabo en Israel, incluyendo los secuestros, los asesinatos de personas, entre otros materiales, al mismo tiempo hizo un llamado para que otras facciones palestinas e islámicas de otras partes del mundo se manifestaran contra Israel, en el Norte (frontera libanesa) se empiezan a dar escaramuzas y el viernes posterior al ataque se dan intentos de filtración de elementos radicales desde las fronteras de Líbano y Jordania, se empiezan a abrir otros frentes de crisis.

Los muertos en Gaza se cuentan por centenas, entre civiles y miembros de organizaciones islamistas, Israel advierte que hará una incursión terrestre por lo que pide a los civiles del Norte que se desplacen al menos hasta el sur del río Habesor (en Gaza) mientras se ejecuta la operación. Se manifiesta la imposibilidad de algunos de hacer dicho desplazamiento y se teme una crisis humanitaria mayor según señalan los organismos internacionales.

Los islamistas han bloqueado el desplazamiento de gazatíes que buscan huir, los amenaza y algunos deciden quedarse, buscando refugio en centros hospitalarios y escuelas, no escapan por completo de los embates del conflicto y también sufren parte de las consecuencias, ante lo cual los organismos llaman a la mesura. Se empieza a utilizar con más fuerza la guerra mediática, imágenes de personas muertas en Gaza para que la prensa y la opinión pública presionen en bajar la intensidad de la agresión o en su defecto cause una retirada, debido a la presión.

Dos hechos que se han transformado en material de medios sin revisar adecuadamente las fuentes, han sido los presuntos ataques israelíes a caravanas de personas que están migrando hacia el sur, desmentido por tratarse de explosiones directas de los vehículos o el caso del hospital bautista Al-Ahli Arabi donde se señaló de entrada, basándose en información del Ministerio de Salud controlado por el Hamas que se había dado un bombardeo y la muerte de al menos 500 personas.

No se cotejó la información, todos los medios corrieron a publicar por tener la primicia de la noticia y hasta se atrevieron a señalar de inmediato a Israel, posteriormente con la información brindada por los israelíes intentaron corregir sus titulares, no fue un ataque con misil debido a la magnitud del impacto y no fue el ejército hebreo sino un cohete de la Yihad Islámica que se salió de control e impactó el centro médico.

Pero el daño estaba hecho, la nota había dado la vuelta al mundo, se caldearon los ánimos del mundo en general, hubo protestas en diferentes países, ataques a embajadas y consulados y un llamado del gestor de todo este caos, Irán, para un día de furia islámico clamando venganza, es decir, se mordió el anzuelo del radicalismo, el que no tendrá vuelta de hoja y puede causar que el Medio Oriente se convierta en un legítimo incendio nerónico en el cual los ayatolas se transformen en los amos de los escombros resultantes.

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