No se trata de Fulanito, porque Fulanito está muy contento donde está y no tiene intenciones de renunciar. Pero como Fulanito es ya conocido por todos y es muy buena gente y apuntado, lo usaremos de ejemplo para este caso y sus tres posibles finales:

Exposición del caso

Fulanito lleva trabajando año y medio para ese patrono. Ya está harto de la situación laboral y decide que el 14 de febrero, presenta la renuncia. De nada han servido sus quejas y solicitudes y es la única opción que le queda.

Fulanito sabe —porque se asesoró— que le corresponde el pago de vacaciones acumuladas y aguinaldo proporcional y pidió en el Ministerio de Trabajo que le hicieran sus cálculos para que no le metan gato por liebre.

Final 1

Fulanito hace una carta muy corronga e indica que inicia su preaviso a partir del 14 de febrero, concluyendo el 14 de marzo y que coordinará con su superior el disfrute de un día pago por semana al que tiene derecho, aunque sea él quien renuncia, aunque tenga nuevo trabajo o simplemente se vaya a dar un tiempo.

El 14 de marzo, Fulanito entrega todo, le dan su carta de FCL, le pagan su liquidación y cuentas claras, chocolate espeso.

Final 2

Fulanito hace una carta de renuncia a la carrera y dice que se va ya mismo, que no soporta, que Chau, los vi por tele. Y simplemente no regresa a trabajar.

¡Ay Fulanito! Como ya llevabas más de un año de trabajar, te tocaba a vos dar el preaviso de un mes.

  • Sí, pero no se lo merecen y yo ya no doy más. Yo sé, porque me dijeron en el Ministerio, que ellos pueden llevarme a juicio para cobrarme el preaviso, pero eso es lento y sale más caro el caldo que los huevos. Y además, NO me pueden tocar la liquidación ni rebajarme nada. ¡Lero, Lero!

Es cierto Fulanito. Pero era mejor dar el preaviso y que ellos te dijeran que no querían verte más. En esos casos el Patrono tiene que pagarte el preaviso completo, porque vos ofreciste darlo y son ellos los que no están de acuerdo. Ni modo. A lo hecho, pecho.

Final 3

Fulanito tiene otro trabajo ya asegurado. Así que, va, se sienta con su jefe, le explica la situación y le dice que presentará su renuncia, pero que quiere negociar el preaviso. Lo hablan entre ellos y concluyen que es suficiente con que otorgue dos semanas de preaviso y quedan en paz y tratando. Nadie le debe nada a nadie.

Lo documentan para que quede claro que ambos están satisfechos con ese arreglo y evitar reclamos.

Extras (aplican a cualquier escenario, complicándolo. No son excluyentes entre sí)

  • A Fulanito no le reportaban completo el salario ante la CCSS. Puede ir a poner una queja. Aunque no reciba un cinco, al menos cotiza para su pensión.
  • A Fulanito no le pagaban extras. Las puede reclamar judicialmente.
  • A Fulanito no le pagan la liquidación. Puede pedirle al Ministerio de Trabajo para que convoquen a una audiencia de conciliación o ir directo a Tribunales. Lo segundo es mucho más lento.
  • Fulanito no hace la carta por escrito. Manda un audio o una foto por Whatsapp.
  • Fulanito no quiere devolver la computadora de la empresa.
  • Fulanito se llevó en una llave maya información fundamental de la empresa, que afecta su operación.
  • Fulanito era miembro de la Asociación Solidarista de la empresa y tenía un crédito.

En realidad, las opciones y complicaciones son exponenciales. Recordemos que, en materia laboral, cada caso es único y especial. No hay uno idéntico a otro. No hay una receta. Por eso, cada caso se debe analizar con sus características propias y así poder ofrecer una respuesta que realmente se ajuste a lo que se requiere.

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