"El derecho a no tener que migrar es un enorme desafío y debería ser la discusión de fondo"

Con estas palabras, el sociólogo, profesor universitario y experto en migraciones, Carlos Sandoval García, se refirió a la realidad que están viviendo las naciones de la región, en medio del fenómeno migratorio venezolano que atraviesan países de Centro y Norteamérica.

Sandoval conversó con Delfino.cr, en el marco del reportaje Juguetes y fronteras cerrándose: el futuro incierto de la niñez migrante venezolana, en el cual se retrata la realidad de miles de migrantes, y en especial niños, que cruzan la región en este momento y que se van quedando atrapados entre las fronteras que se les cierran.

El sociólogo comparte que ninguna persona debería estar expuesta a experiencias como la de cruzar una selva como la del Darién, pero mucho menos un menor de edad:

Claro que hay una enorme reserva de resiliencia en las personas también, todos y todas las tenemos, pero lo que me parece a mí fundamental es que más allá de la resiliencia una persona, y no se diga una persona menor de edad, no tiene ni debe exponerse experiencias traumáticas de esta naturaleza. En primer lugar deberíamos ser muy enfáticos que nadie merece vivir eso".

Sin embargo, es el escenario sobre el cual más de 200 mil personas migrantes (según datos de la Organización Internacional para las Migraciones, OIM) están caminando hacia los Estados Unidos en este momento.

Y es que la política de ese país, que abrió y luego cerró sus fronteras a los migrantes venezolanos, ha generado un efecto dominó en los países de la región que poco a poco van cerrando los accesos para que esta población no pueda quedarse en sus territorios.

El mejor ejemplo es Panamá que desde inicios de octubre cerró la frontera con Costa Rica a quienes quieran echar para atrás en su camino a los Estados Unidos; un camino que parece querer seguir nuestro país, pues el presidente de Costa Rica, Rodrigo Chaves Robles, ya anunció que luego de la medida de los panameños, su gobierno evaluará el cierre de la frontera sur para las personas que no tengan visa costarricense.

Sin datos exactos sobre el ingreso de personas venezolanas a territorio costarricense en 2022, la Dirección General de Migración y Extranjería (DGME) utiliza las estadísticas del gobierno de canalero y de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM). Estas señalan que más de 200.000 personas han cruzado la región en los últimos meses, como sostiene el Servicio Nacional de Migración (SNM) panameño; al tiempo que la OIM registra aproximadamente a 180.000 migrantes atendidos en el paso.

Debido a las fronteras porosas que tiene Costa Rica, la medida planteada por Chaves Robles parece un remedio de paso para un problema grande y así lo señaló Sandoval cuando aseguró que:

Pensemos que estas personas han logrado cruzar el tapón (del Darién) que es posiblemente el límite geográfico y territorial más difícil, posiblemente, de las Américas . Si estas personas lograron cruzar el tapón y se les dice no pueden cruzar las fronteras, oficiales o formales, entre Panamá y Costa Rica, pues les estarían poniendo un reto relativamente pequeño". 

Lea: Juguetes y fronteras cerrándose: el futuro incierto de la niñez migrante venezolana

La política migratoria estadounidense

La crisis económica y social de Venezuela no es algo nuevo; pero una política estadounidense y los giros que esta ha tomado en el camino, han marcado los puntos de quiebre reciente en este éxodo.

Para Sandoval es importante resaltar que la estimación de personas venezolanas que han salido de su país, especialmente en los últimos diez años, constituye aproximadamente el 20% del total de la población venezolana (que en total es de 27 millones). Es decir, entre seis y siete millones de personas.

Sin embargo, a diferencia de otras ocasiones, la presente movilización migratoria está constituida por otro contingente, otro perfil sociodemográfico, pues estas son personas de un "extracto más popular", o de quintiles más bajos, lo que deja entrever una intencionalidad de la administración Biden "de mostrarse más favorable con la migración de tres países que en la geopolítica estadounidense consideran que son adversarios y que son Venezuela, Cuba y Nicaragua".

Particularmente en el caso de las personas venezolanas, el presidente norteamericano manifestó que habría permiso de ingresar a quienes lo solicitaron de manera formal:

Claro que eso produjo lo que suele llamarse un efecto de llamada y el número de personas rápidamente se incrementó", enfatizó el investigador.

Ahora bien, al aumentar la cantidad de migrantes el tema se complicó rápido a Estados Unidos y eso llevó a la administración Biden a tomar medidas más extremas, sustentadas en el contexto de las elecciones de medio periodo.

Por ello, y según Sandoval, la medida de cerrar la frontera no fue más que un cálculo político previo al 8 de noviembre:

Bueno claramente no estamos con los gobiernos digamos autoritarios de América Latina, sino que estamos favoreciendo a sus ciudadanos, pero tampoco estamos abriendo las puertas a la migración. Una medida de calculo político para buscar mejores resultados".

Medidas... parroquiales

Estamos hablando de migración forzada. Estamos hablando de desplazamiento forzado que es otra realidad. El derecho a no tener que migrar es sin duda, en mi opinión, un enorme desafío y debería ser por decirlo, la discusión de fondo que debería estar en esta en este debate constante alrededor del tema migratorio". 

Según el investigador, la idea del gobierno de Chaves Robles de aislarse puede ser vista también como una respuesta "parroquial".

Para él, la situación actual es una oportunidad para que la política exterior de Costa Rica tome la decisión de mirar con luces largas y asuma un rol importante para llamar a una cumbre latinoamericana y pensar en soluciones regionales.

Hay un reto en términos de la hospitalidad y de la ayuda humanitaria. Hay también simultáneamente un reto de política exterior y finalmente ese reto de política exterior, en mi opinión, tiene que ver con algo que es muy importante que está la base de buena parte de este drama humano, que estamos viviendo y que es el reto del derecho a no tener que migrar". 

Más allá de las diferencias ideológicas entre los presidentes del continente, para el experto las asperezas deberían desaparecer para atender el fenómeno.

Sandoval, para ejemplificarlo, citó el caso de la reunión del presidente colombiano Gustavo Petro, quien recientemente viajó a Caracas para conversar con el régimen de Nicolás Maduro para tocar problemas que les involucra.

Esa es la actitud: decir que bueno, tenemos diferencias pero tenemos que reunirnos. Las reuniones más urgentes son con quienes no coincidimos. Ese es el arte gobernar y a mí me parece que que algo que no ayuda es que tenemos muy pocas luces largas en política exterior: es decir, la política exterior del gobierno Costa Rica es una política, para decirlo con una palabra conscientemente sarcástica, muy parroquial: es como de resolver el día a día". 

Por ello, y como ejemplo, Sandoval comentó que una autoridad de la Iglesia Católica (cuyo nombre decidió no mencionar) le manifestó que el gobierno había solicitado no cuidar tanto a los migrantes, "como diciendo que no les ayuden mucho porque se van a quedar".

Estar preparados

Foto de Beatriz Sánchez Jarquín. Migrantes venezolanos en San José, la noche del 21 de octubre de 2022.

A Sandoval no le agrada el cuestionamiento de si Costa Rica está preparada o no para para dar abrigo o no a las personas venezolanas que se quedarán en el país.

Para él, esa consulta supone una respuesta simplista ante una realidad compleja y por eso señaló que se deben buscar a actores de toda la región para que se involucren verdaderamente en el tema:

Hay una disposición para hablar con Venezuela. Mientras no haya una salida política en Venezuela, no vamos a resolver este asunto del desplazamiento forzado, y en la agenda de la política exterior, de los medios de comunicación, gobierno, soceidad civil, de las ONG, de las iglesias, de las universidades, etc,  tenemos que tener una comprensión más política y geopolítica del conflicto". 

Para el experto, lo principal y urgente es crear condiciones básicas para que las personas puedan contar con lo mínimo para quedarse en Costa Rica.

Recordó que nadie elige salir de un país y mucho menos cruzar una selva como la del Darién por puro gusto:

Entrar en la discusión de estar preparados o no, solo puede activar la hostilidad y la xenofobia. Para cruzar con una criatura, con un niño una niña en brazos, llegar a Colombia, luego tomaron un bote para hacer ese tramo tan complejo para llegar a Panamá... Una mamá, un papá tiene que estar realmente desesperado, uno no lo haría si tuviese lo mínimo", reiteró.

Xenofobia y populismo

Otra de las consecuencias que ha tenido este flujo migrante es la de un aumento en los comentarios xenófobos que empiezan a fluctuar en las calles y en las redes sociales: "Hay un venezolano asaltando en San José".

Para Sandoval, rechazar a quien se considera se considera distinto, o migrante en este caso, no es exclusivo de Costa Rica:

A veces nos mostramos solidarios hospitalarios pero a veces hay rechazo y hay violencia y alguna gente dirá: 'si no hay para los de la casa menos para los que no son de la casa'".

Ese rechazo podría verse exacerbado por la crisis económica actual donde a muchos nacionales les cuesta cada vez más llegar a fin de mes y por eso el experto señaló que es importante la comunión entre diferentes entes de la sociedad como ONGs, iglesia, Estado, sector privado para poder generar que quienes lo pasan mal, no sientan que se les quita recursos a ellos para atender a los que llegan.

Si no detenemos el avance de esa violencia, reiteró Sandoval, el conflicto podría convertirse en combustible para la política populista:

Hay sectores políticos que han encontrado en la xenofobia, una especie como combustible para la política y alguien va a decir: 'Ah no es que yo me voy a presentar a una futura elección con la promesa de cerrar las fronteras porque primero los de la casa'".

El experto reiteró casos como el de Trump, como la presidenta ultraderechista del Consejo de Italia Giorgia Meloni y hasta el cambio de posturas de Biden en la recepción de migrantes mientras se acercaban las elecciones de medio periodo en ese país.

Finalmente, Sandoval recordó que "no debe quedar ninguna duda que el ser solidario y hospitalario no va en perjuicio de quienes también en Costa Rica necesitan apoyo":

La única manera de salirle al paso a este drama humanitario es asegurarnos condiciones mínimas en el país de residencia.Tenemos que resolver la polarización política y Venezuelareactivar la economía. Si no, es imposible esperar que las personas no vengan, bien que quieran ir a los Estados Unidos, bien que quieren ir a Colombia, a Brasil, a Chile o Costa Rica".