Para nadie es un secreto que el mundo actual avanza a pasos agigantados en casi todos los ámbitos del ser humano. Las nuevas tecnologías y necesidades de la sociedad no son las mismas que las de nuestros abuelos. Una serie de eventos mundiales de conocimiento popular, han llevado a una redefinición de las cadenas de abastecimiento, necesitando la implementación de centros de logística para los negocios. Esto nos invita a reflexionar sobre las distintas normas y leyes que fueron escritas y pensadas para esas necesidades, y no las de nuestra realidad.

Me parece atractiva la idea de poder trabajar cuatro días a la semana, para luego disfrutar de tres días en lo que yo encuentre relevante, importante o apropiado para mis intereses. Sé que no soy el único que ve las ventajas de esta jornada, por eso ver oposición a este proyecto me parece que es algo meramente político e ideológico.

Como sana práctica, me conseguí una copia del proyecto 21.182, para tener un panorama más amplio sobre el alcance de estas modificaciones, y corroborar si ciertamente va en detrimento a mis derechos laborales, así como lo señaló el Consejo Universitario de la Universidad de Costa Rica, y posteriormente publicado en un medio de comunicación. La UCR se ha caracterizado por ser una institución fuerte, donde se genera un conocimiento que es ampliamente respetado a nivel internacional, y está ubicada entre las mejores instituciones latinoamericanas. Sin embargo, dichos atestados no la hacen infalible ni la última palabra.

A modo de ejemplo, una de las carencias de peso en la fundamentación del consejo sale a relucir cuando mencionan que las empresas unilateralmente optarán por este tipo de jornadas, y los trabajadores que no acepten dichas condiciones serán despedidos. No sé si por sensacionalismo, por sesgo ideológico o por alguna otra razón, omiten que el proyecto menciona que el cambio de la misma debe ser aceptado por ambas partes. De lo contrario el trabajador puede terminar su contrato en los términos que están el artículo 83 del Código del Trabajo. Tampoco mencionan que la adaptación de dicha jornada no será arbitraria. El Ministerio de Trabajo, junto con el Consejo de Salud Ocupacional, utilizarán criterios técnicos para aprobar la oferta de dicha jornada Esto por mencionar solo algunos de los problemas que el CU cita en su publicación con respecto a este proyecto.

Si bien es cierto existen estudios que hablan sobre los efectos dañinos en la salud del individuo causados por jornadas laborales extensas, un estudio que realizó la Organización Mundial de la Salud y la Organización internacional del Trabajo entre el año 2000 y el 2016, mostró datos concluyentes para demostrar que jornadas de 55 horas o más, son las que mostraban un aumento en las incidencias en enfermedades cardiacas, en comparación a jornadas menores. Siendo yo un trabajador como cualquier otro, comparto el interés de la salud del trabajador con las corrientes opositoras al proyecto, pero nuevamente puedo distinguir otra interpretación arbitraria de un estudio hecho con anterioridad, puesto que nuestra jornada no puede exceder las 48 horas semanales.

Existen otros estudios cuyos resultados han mostrado que, al acortar las jornadas a 40 horas semanales, como se dio en el caso de Islandia, la implementación tuvo resultados positivos tanto en producción, como en el bienestar y felicidad de los empleados. Dichos resultados han dado pie a que países como España y Alemania incursionen en dichas jornadas. Aunque todos difieren en el porcentaje de aumento de producción, o de la felicidad en los empleados, todas estas ejecuciones coinciden en que se han aplicado de forma paulatina. Además, se puede encontrar gente que se encuentra a favor, al igual que detractores dentro de la fuerza laboral y la empleadora por igual.

No tengo dificultad en entender que, como fuerza política, las distintas agrupaciones le deben rendir cuentas a su base electoral, defendiendo aquellos principios e ideales bajo los cuales se cobijan. Esto no debería ser razón válida para ignorar la voz de todos los demás por favorecer a un grupo, sin buscar una negociación inteligente que pueda beneficiar a todos, o en su defecto a la gran mayoría. Entre las negociaciones, podrían hacer las modificaciones que consideren convenientes para cerrar cualquier posible portillo que le permita a un patrono tomar ventaja de la ley, sin dejar por fuera que los intereses de un empleador también deben considerarse, puesto que este es el encargado de aumentar las ofertas de empleo, así contribuyendo a la disminución de la tasa de desempleo.

Un proyecto de este calibre requiere una discusión técnica y objetiva. Creo que ya es hora de dejar esa política añeja de oponerse a algo sólo porque mi adversario lo endorsa, y más bien buscar puntos en común que nos encaminen hacia la sociedad que podríamos llegar a ser. Dejemos la oposición infundada por ideologías que demonizan otras corrientes de pensamiento, que ya bastantes mellas hicieron en la asamblea anterior.

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