Desde que anunció la invasión rusa a Ucrania, en numerosas ocasiones Vladimir Putin ha repetido que uno de los objetivos de esta “operación militar especial” (sic) es la “desnazificación” de Ucrania, una acusación ya de por sí absurda considerando que el actual presidente de Ucrania es de origen judío y que varios miembros de su propia familia fueron asesinados durante el Holocausto.
Sin embargo, más irónico aún es el hecho de que uno de los principales referentes ideológicos de Putin y de sus seguidores sea un oscuro pensador cuyas ideas se asemejan mucho a las del nacionalsocialismo alemán: Aleksander Duguin.
Pero ¿quién es Aleksander Duguin? Aunque Duguin es en la actualidad uno de los más importantes referentes del conservadurismo ruso, antes de la disolución de la Unión Soviética era un académico prácticamente desconocido. Es en la década de los años 90 del siglo pasado que Duguin empieza a interesarse por la política. La turbulencia, la inestabilidad y la terrible crisis económica que llevó a la pobreza a millones de personas convirtieron a la Rusia de ese período en un terreno fértil para que surgieran agrupaciones políticas extremistas y ultranacionalistas.
Duguin culpa de la crisis a la democratización y a las reformas económicas y políticas implementadas por el gobierno de Boris Yeltsin y en 1993 funda un partido llamado Partido Nacional Bolchevique, cuyos seguidores eran una mezcla de ultranacionalistas y nostálgicos del poder soviético. Muchas de sus ideas se remontan a este período: el eurasianismo, el ultranacionalismo, el rechazo al “decadente” Occidente y a la secularización, la reivindicación de la tradición y la defensa de la religión.
Tras la llegada al poder de Putin y su paulatino desmantelamiento de la institucionalidad democrática, Duguin se convierte en uno de sus mayores defensores. En sus escritos Duguin defiende el alejamiento de Rusia de Occidente y del “atlantismo” (una referencia a la OTAN, que considera como una alianza de enemigos de Rusia que aspiran a su destrucción). Además, defiende abiertamente que Rusia retorne la política de expansionismo imperialista del zarismo y el retorno a la tradición, al autoritarismo y a un cristianismo ortodoxo de corte integrista. Los enemigos de Rusia, según Duguin, son la democracia liberal, el “globalismo”, el progresismo, el feminismo y la “depravación moral”, léase, los derechos LGBTI y la “ideología de género”.
Duguin además es un seguidor de la filosofía de Martin Heidegger. No olvidemos que Heidegger apoyó el ascenso de Hitler al poder en 1933. Aunque ciertamente la crítica heideggeriana de la metafísica es anterior al nazismo, Duguin reivindica los aspectos más oscuros de la filosofía del pensador alemán, como su concepción esencialista de pueblo (Volk) que contrapone a la concepción liberal de ciudadano, subordinando así a los individuos a los intereses de la colectividad, una interpretación antidemocrática y totalitaria de la política.
También es preocupante la postura de Duguin sobre los judíos y el judaísmo. Aunque Duguin no se declare abiertamente antisemita, su odio al cosmopolitismo liberal y al “globalismo” del filántropo húngaro de origen judío George Soros lo convierte en uno de los referentes favoritos de la extrema derecha antisemita europea. Además, Duguin considera al Estado de Israel como una punta de lanza del “atlantismo” en Medio Oriente y aboga por una alianza de Rusia con Irán, el enemigo histórico de Israel.
Sigmund Freud, el fundador del psicoanálisis, advertía que uno de los mecanismos más comunes en la neurosis consistía en atribuir a otros los pensamientos o los temores propios. La obsesión de Putin por ver nazis en Ucrania (aunque en las últimas elecciones obtuvieron menos del 2% de los votos) indudablemente es muy sospechosa a la luz de su cercanía con la ideología imperialista y ultranacionalista de Aleksander Duguin.
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