Cuando se habla de las grandes distopías en la literatura, frecuentemente se hace referencia a George Orwell, Ray Bradbury y Aldous Huxley. Recientemente, y debido a retrocesos importantes en los derechos de las mujeres, El cuento de la criada de Margaret Atwood también se ha convertido en una referencia para muchos lectores.
Pero desde los años 70, una escritora negra en Estados Unidos nos brindó algunos de los mejores y más escalofriantes ejemplos de una distopía, expandiendo nuestro entendimiento e interés en el género.
Octavia Butler (1947-2006) se sumergió en literatura, como muchos, debido a una timidez extrema y a una mente curiosa. Tras ver una película de ciencia ficción con un libreto mal escrito, decidió que ella misma podía escribir una historia de mayor calidad. Así lo hizo. Y no se detuvo hasta haber conquistado los premios más prestigiosos del género: el Hugo y el Nébula. Butler también se convirtió en la primera y única persona en ganar una beca MacArthur Genius por su trabajo en ciencia ficción.
Su éxito es verdaderamente extraordinario si se considera no solo su prolífica obra sino el hecho de que Octavia escribía en un momento en que ser una escritora aclamada por la crítica ya era una rareza, pero ser una mujer negra celebrada por su trabajo de ciencia ficción rompía todos los estándares del canon un poco añejo y estático de la “gran literatura”.
En su obra, Octavia exploró muchos de las narrativas clásicas de la ciencia ficción. Sus novelas incluyen viajes en el tiempo, vampiros, extraterrestres, desastres nucleares y colapso climático. Pero estos elementos son solo una excusa para explorar temas como las jerarquías, la naturaleza de la violencia y la exclusión, la sumisión al poder, el racismo y la cooperación como base del contrato social. Sus universos son, además, mucho más diversos y realistas, un elemento que es frecuentemente olvidado por otros escritores del género.
Aunque el trabajo de Butler es bastante reconocido en el mundo anglosajón, la falta de traducciones la volvió una desconocida para los lectores en español. Sin embargo, la adaptación en curso de muchos de sus trabajos a la televisión y al cine ha renovado el interés en su obra, ahora ampliamente disponible.
Si se preguntan por dónde empezar a leerla les tengo un par de recomendaciones, de una lectora que antes de Butler no habría comenzado nunca una historia de alienígenas.
En caso de que no sean asiduos lectores de ciencia ficción, el mejor lugar para empezar es Parentesco. En esta novela, Dana, una joven afroestadounidense empieza a viajar de forma inesperada en el tiempo al Sur de los Estados Unidos en tiempos de la esclavitud. Cada viaje le revela un poco más de su conexión con uno de sus antepasados, al tiempo que vive en carne propia las grotescas formas de violencia practicada contra las personas afrodescendientes.
Los amantes más clásicos de la ciencia ficción pueden encontrar un refugio en la serie Xenogénesis o La estirpe de Lilith. En Amanecer, el primer libro de la trilogía, un ataque nuclear ha dejado la Tierra desolada. Los pocos sobrevivientes han sido rescatados y puestos en animación suspendida por los Oankali, una raza alienígena con la capacidad de alterar material genético. Pero esta historia no es sobre extraterrestres, sino sobre los humanos. Al intentar reanimar a un grupo de personas para preservar la especie, los lectores somos testigos de un proceso fascinante de ordenamiento social: quién está a cargo, quiénes emergen como líderes y por qué, qué obstáculos existen para la coexistencia. Amanecer es una novela verdaderamente compleja y profunda, que ofrece dos libros más quienes sean conquistados por la trama.
La última recomendación requiere necesariamente una advertencia para los lectores sensibles: La parábola de sembrador es brutal y asfixiante, especialmente en este momento de la historia. En el libro, el mundo está enfrentando el colapso ambiental y los grupos de sobrevivientes se reúnen en pequeñas comunidades amuralladas. Afuera solo hay pobreza, violencia y una muerte segura. Sin embargo, la comunidad de Lauren Olamina es atacada, forzándola a migrar. En el camino hacia el norte, Lauren va estableciendo un nuevo grupo que debe colaborar para sobrevivir cada noche. Butler publicó este libro a inicios de los 90s, y proyectó la catástrofe a 2023. Sus observaciones son tan agudas y se parecen tanto a las múltiples crisis que estamos viviendo, que uno no puede superar fácilmente el sentimiento de zozobra. Basta decir con que Octavia planeó originalmente cuatro libros para la serie, pero se detuvo después del segundo al sentirse deprimida por su investigación.
Existen muchos prejuicios sobre la universalidad del trabajo de escritoras. Casi tantos como los que existen sobre la ficción de ciertos géneros, incluyendo la ciencia ficción, novela histórica, fantasía o terror. Hay quiénes ponen en duda que se traten de literatura con “L” mayúscula, pero sin duda, el trabajo de Butler desmiente todas y cada una de estas limitadas visiones. Espero continuar acercándoles a más autoras que reconfiguren no solo estas ideas, sino también sus estantes.
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