Desde finales del mes de mayo la Comisión Nacional de Vacunación y Epidemiología tomó la decisión de aplicar la segunda dosis de la vacuna de Pfizer-BioNTech contra la COVID-19 12 semanas después de la primera dosis.

El ajuste en el plazo (anteriormente era de 3 semanas) se justificó en dos motivos. Por un lado, la evidencia existente hasta ese momento indicaba que un periodo más largo de espera también generaba un aumento en la cantidad de anticuerpos producidos. Por otro lado, distanciar la aplicación de la primera y segunda dosis permitía avanzar con más velocidad en la inmunización parcial, de modo tal que más gente recibía al menos una vacuna más rápido.

Dato D+: El tiempo entre dosis para la población mayor de 58 años se mantuvo en 3 semanas, para garantizarles una mayor inmunidad en el menor tiempo posible, al ser la población con mayor riesgos de enfermar de gravedad. Actualmente el 87.34% de las personas mayores de 58 años que viven en el país ya tienen sus dos dosis.

El ingreso de vacunas Pfizer-BioNTech al país en las pasadas semanas se ha incrementado significativamente y ha revivido la incertidumbre de si se debería mantener el intervalo de 12 semanas entre dosis o si debería regresarse a un intervalo de 3 semanas, como la compañía farmacéutica había recomendado inicialmente.

Sin embargo, a pesar de ese notable aumento en la llegada de dosis de la vacuna de Pfizer-BioNTech en días recientes todavía no hay suficientes dosis disponibles para que tomar la decisión de reducir el tiempo de vacunación sin que eso signifique un retraso en la vacunación de las personas que todavía no han recibido una dosis.

Revisemos los números: en el mes de julio se recibieron un total de 1.449.030 vacunas (incluyendo las 500.000 donadas por el gobierno de los Estados Unidos) de las cuales 1.285.830 fueron de la marca Pfizer-BioNTech. Esto generó una notable aceleración en el proceso de vacunación e incluso abrió la posibilidad de empezar a vacunar a las personas mayores de 20 años, generando la idea de que en efecto ya podría tomarse la decisión de pasar el tiempo de espera entre la primera y segunda dosis de 12 a 3 semanas.

Sin embargo, los datos muestran que sigue habiendo al día de hoy 1.701.195 personas del grupo meta (toda la población mayor de 12 años) que no han recibido ni una dosis de alguna vacuna contra la COVID-19.

Dato D+: La vacuna de AstraZeneca tiene un periodo de espera entre dosis de 12 semanas recomendado por la casa farmaceútica.

En resumen, durante las 3 semanas anteriores se han colocado 789.240 primeras dosis (en su gran mayoría de la vacuna de Pfizer-BioNTEch), por lo que no se puede acelerar la aplicación de las segunda dosis sin comprometer el avance de la vacunación para quienes no han recibido una primera dosis.

¿Qué dice la ciencia?

El pasado viernes 23 de julio se publicaron en Inglaterra los resultados (todavía no revisados por pares) de un nuevo estudio que comparó la inmunidad producida por la vacuna de Pfizer-BioNTech según el periodo de tiempo utilizado para aplicar la segunda dosis.

Específicamente, el estudio encontró que para las personas que recibieron la vacuna en el intervalo más largo (de 6 a 12 semanas) los anticuerpos disminuyeron durante las 10 semanas posteriores a la primera dosis, pero los niveles de células T se mantuvieron bien. Sin embargo, tras la aplicación de la segunda dosis las personas generaron niveles de anticuerpos neutralizantes 2 veces más altos contra todas las variantes del virus (incluyendo la variante Delta), que las personas que recibieron la vacuna en el intervalo corto (de 3 a 5 semanas).

Adicionalmente, se observó que “el número absoluto de células T en aumento fue menor después del intervalo largo en comparación con el corto, pero la respuesta de las células T tenía más características de una respuesta auxiliar que promueve la memoria a largo plazo y la producción de anticuerpos”.

Dato D+: Específicamente contra la variante Delta el lapso óptimo entre vacunas recomendado tras el estudio fue de 8 semanas.

Los resultados de ese estudio muestran que esperar una mayor cantidad de tiempo podría generar una inmunidad más duradera contra el virus, aunque la protección en el corto plazo (especialmente contra la variante Delta) sea temporalmente reducida y requiera que las personas con solo una dosis continúen aplicando las medidas de prevención (distanciamiento, uso de mascarilla y lavado de manos).

Finalmente, el equipo de investigación del estudio concluyó que independientemente del tiempo entre dosis, los niveles de anticuerpos y células T encontrados, variaron de una persona a otra, lo que puede atribuirse a factores genéticos, condiciones de salud subyacentes y/o la exposición previa al COVID-19 u otros virus, por lo que el estudio es más relevante a nivel de población general que para casos individuales. Lo más importante según el estudio “es que todas las personas reciban dos dosis de la vacuna COVID-19 para maximizar su propia protección, particularmente contra las variantes de preocupación”