Aserrí es reconocido por sus tamales, chicharrones y buena vista al Valle Central. Durante 24 años he sido testigo de los cambios que ha experimentado este cantón sureño de San José y cómo en la actualidad el clima se percibe alterado. El contraste de esta zona montañosa resalta en sus pequeños barrios poblados, rodeados de bosque húmedo premontano y cafetales.

La carretera principal que conecta con Desamparados es una fila interminable de carros, más de 12 rutas de transporte público transitan la zona. Según el INEC, la población aserriceña se duplicó en los últimos 30 años y con esto la demanda de movilidad. El crecimiento demográfico desmedido ha generado colapsos viales e incluso problemas en el manejo de desechos sólidos y gaseosos. El auge comercial ha hecho que las personas salgan de Aserrí todos los días para ir a trabajar a la GAM, sin entender la cantidad de CO2 que producen diariamente.

La ruta además es transitada por un tráfico especial. El botadero del Huazo recibe los desechos sólidos de 31 cantones de la GAM, a menos de un kilómetro se encuentra la Zona Franca Las Brisas y a la mitad de ese trayecto, el Beneficio de Café San Diego. Cientos de camiones transitan cada semana las ya aterradas calles, por lo que el uso de combustibles fósiles es un problema evidente. Según el Programa del Estado de la Nación (PEN), el 70% del consumo energético de Costa Rica se basa en el transporte impulsado por petróleo.

De acuerdo al PEN, las presas de rutas que conectan circunvalación pueden generar entre las 4 y las 6 de la tarde un retraso de hasta 9 minutos por cada cien metros. En total, los habitantes de cantones como Aserrí y Barva gastan cerca de $3 mil y $5 mil dólares anuales en llegar a sus trabajos. Dicha problemática corresponde a 3.8% del PIB.

La claustrofobia de los embotellamientos se condimenta con cientos de carros encendidos consumiendo gasolina. Un transporte ineficiente, no limpio y con velocidad casi burocrática, aumenta las emisiones de CO2 en la atmósfera y esta como principal causa del cambio climático, genera un daño irreversible a la salud de los aserriceños.

No existen estudios relacionados con la calidad del aire del cantón. Tampoco hay recientes investigaciones municipales sobre la calidad del agua que abastecen las Asadas.

Los tanques en los techos de las viviendas se volvieron parte del paisaje y el racionamiento es constante debido al contraste de las fuertes lluvias o sequías en la zona. El último fenómeno de el Niño dejó sin agua por períodos de hasta 12 horas. El cambio climático es visible y en media crisis sanitaria por la COVID-19 el agua es un recurso esencial.

Para rematar, el agua no es potable. El Informe anual de cobertura y calidad de agua para uso y consumo humano 2020 del AyA, confirmó la presencia de coliformes fecales en un 99% del agua distribuida. Este estudio se centró exclusivamente en el Acueducto Municipal, pero que los coliformes fecales efectivamente fueron distribuidos a un porcentaje importante de aserriceños.

Hace tres años me dio Hepatitis A por el consumo de esta agua contaminada. La esperanza de vida del cantón está entre los 10 cantones menos longevos y se encuentra en los últimos percentiles del Índice de Desarrollo según el Atlas de Desarrollo Humano Cantonal de Costa Rica. Se solicitó una audiencia con el Alcalde Oldemar García, pero no se ha recibido respuesta.

Entre las soluciones concretas, urgen de estudios sobre la calidad del agua y el aire del cantón, así como determinar e informar sobre las vulnerabilidades a las que se enfrentan sus habitantes. Establecer un sistema de transporte público sustentable con un carril exclusivo podría motivar a quienes viajan constantemente en carro propio. Hace escasos meses se implementó un plan piloto de autobuses eléctricos en la ruta de San Rafael Arriba de Desamparados y generó un ahorro energético de 40 mil colones diarios por unidad.

Son soluciones que toman tiempo, pero en la inmediatez, urge de la lima del progreso para aligerar aquellas asperezas que colaboran localmente con el cambio climático. Algunas de estas situaciones suelen repetirse en diversos cantones del país, sin embargo, Aserrí está lleno de recursos hídricos, flora y fauna envidiables, pero con las actuales medidas en material ambiental, ni siquiera la Bruja Zárate va a poder mitigar esta fuerza incontrolable.

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