En 1985 el cantautor argentino Fito Páez lanzó la canción Cable A Tierra. En ella cuenta una historia en la que ve cómo alguien a quien quiere mucho, va dejando la vida lentamente inmerso en la cocaína.

La expresión Cable a Tierra se puede escuchar en el día a día para hacer referencia a alguien o algo que ayuda para que cada persona logre sobrellevar un momento difícil de una manera menos dolorosa. Puede ser un familiar, una pareja, una amistad, una mascota, un lugar, un videojuego y miles de cosas u espacios que a la de menos ni imaginamos.

No creas que perdió sentido todo

  • Línea Aquí Estoy, Marianella le atiende. ¿Cómo le puedo ayudar?
  • Déjeme ver… no sé por dónde empezar. Me dieron este número y creo que usted me puede ayudar…

Marianella Monge Fallas desde agosto de 2019 trabaja en la línea Aquí Estoy (2272-3774), un servicio gratuito para el apoyo en la prevención del suicidio, brindado por el Colegio de Profesionales en Psicología (CPPCR). Un trabajo que califica como “una gran responsabilidad” mientras lo asemeja al de un cirujano con un bisturí en la mano a punto de “abrir” a un paciente.

Del otro lado de la línea telefónica posiblemente hay una persona en crisis a la que grandes nubarrones le invaden tanto el presente como el futuro.

Monge Fallas detecta en la mayoría de las veces un sentimiento de culpa y temor en la persona que busca ayuda por el hecho de exponer la situación que pasa. Su labor en ese momento es dar mucha escucha activa y llena de asertividad para poder hacer “click” con el paciente. De esa forma garantizar un espacio privado y confiable.

Con la confianza en pie, el testimonio del que llama va a dictar cómo el profesional debe guiar y asesorar el caso. “Si la crisis es alta, hacemos ejercicios de respiración”, ejemplifica.

Cuando el ser humano está en crisis, se nubla. Es como estar metido en una cueva donde no hay luz. Nosotros (en la línea) intentamos ponerles una lampara que, aunque esté en el fondo, vean que hay una opción más allá de considerar el suicidio”.

Pronto se encasilla la gravedad de la situación y como consecuencia el proceder. Si el riesgo de suicidio es alto, se coordina una llamada al 911 al mismo tiempo que se mantiene la conversación. Explica que, si hay temas de fondo, intentan referir a la institución adecuada. Es decir, si hay violencia a una mujer, se coordina con el Instituto Nacional de la Mujeres (INAMU), o si existen menores involucrados hablan al Patronato Nacional de la Infancia (PANI).

La línea Aquí Estoy está activa de Lunes a viernes de 2:00 pm a 10:00 pm. Para el abordaje del comportamiento suicida, trabajan en promedio 40 personas voluntarias.

Desde que está habilitada, el CPPCR recibió un total de 1396 llamadas. De esas 563 son directamente sobre casos de suicidio. En las otras 646 se mueven temas relacionados a la ansiedad, adicciones y problemas en pareja.

Nosotros lo que tratamos de hacer es buscar ese cable a tierra con el que podamos atraer a la persona”, expresa la psicóloga.

En otras palabras, buscan esa red apoyo, esa persona o esta situación o cosa que le “pegue a la tierra”. En la experiencia de Monge Fallas, en muchos de los casos atendidos por ella, ese punto de quiebre suelen ser las y los hijos. “¿Qué van a hacer ellos?”.

Hallada esa pieza fundamental, el camino empieza a aclararse y salen otras cosas positivas de sus vidas pero que no estaban visibles.

La experta aclara que cuando la persona piensa en suicidio, no necesariamente es que se quiere quitar la vida. Explica que hay un dolor psíquico o emocional tan grande que ellos quieren quitarlo como sea. “En ese catálogo de opciones está el suicidio, pero no es un tema de no quiero vivir, sino que no puedo vivir con este dolor tan grande que no puedo explicar”.

Cuando es un dolor emocional, como no es tangible, se nos hace mucho más difícil la identificación y el camino a seguir”.

Según indica, una llamada de este tipo recomienda que no dure más de una hora, por una cuestión de desgaste de ambas partes. En ocasiones, sin embargo, la conversación se puede extender hasta por 1 hora y 30 minutos. Si el riesgo de suicidio es inminente, dice que se esperan hasta que llegue el 911.

La interacción acabará hasta que la persona que llamó en peligro lo determine. Luego de ayudarle a las personas a identificar sus herramientas y a sentirse más tranquilas. “Ellos mismos inician a evaluar las opciones de cómo llevar el proceso posterior”, cuenta.

El desgaste que genera intentar salvar vidas por teléfono es muy grande, comparte la profesional en psicología. Inclusive, hay casos que provocan una identificación a la vida íntima de cada una de las personas que atiende las llamadas.

Por tanto, es importante que ellos mismos busquen la supervisión técnica para poder hacer abordajes lo más correctos posibles y a beneficio de la persona usuaria

Una palabra o frase dicha en un momento inoportuno puede traer la misma consecuencia que un bisturí mal utilizado o una mala praxis”.

Confiesa que ha recibido llamadas 3 meses o 4 meses de hombres y mujeres que utilizaron el servicio y le dicen: “Gracias, me salvaste la vida”.

Escuchar a una persona diciendo eso es invaluable, yo no le encuentro ningún pago a esto. La gratitud que uno siente, esa gratitud que sale del alma de la persona y es genuina. Es algo que nos da la profesión y compensa un poco la carga emocional que también conlleva”.

En la página web de la línea Aquí Estoy compartió una serie de ilustraciones e imágenes para que las personas logren identificación y sensibilización con el tema. Cortesía CPPCR

Pandemia como detonante

Aquí Estoy nació como mecanismo para ayudar a la ciudadanía luego de que en 2018 la tasa de suicidio puntuó muy alto específicamente en suicidio consumado en la población menor de edad.

Marianella Monge Fallas dice que como profesional no es un tema de verlo en números, son vidas que salvan, son personas que a las que se les deja una huella positiva.

En el momento que impactamos a un miembro de una familia, impactamos a las personas alrededor. Esos números habría que multiplicarlos”.

En mayo de 2020 y gracias a la experiencia dada por la línea, el CPPCR apoyó al Ministerio de Salud y al 911 en la creación del Despacho de Apoyo Psicológico disponible a través del número 1322. La intención de las instituciones era dar soporte a las personas que se encontraran en un momento difícil con respecto a la salud mental por los cambios en el diario vivir, el desempleo o aislamiento social.

Entre el 4 de mayo y el 31 de octubre del año anterior, atendieron un total 4090 llamadas.

  • El 66.9 % de las llamadas recibidas corresponden a las mujeres, quienes muestran una mayor tendencia hacia la sintomatología ansiosa en relación con el temor al contagio.
  • Los hombres (33.1%) muestran mayor sintomatología depresiva por la situación económica y/o laboral.

Monge Fallas también formó parte de la colaboración hecha junto al Colegio de psicólogos y comenta que esperaban los casos relacionados a la COVID-19 no fueron la mayoría. Detalla que situaciones de hace 3 años o 7 años atrás empezaron a fluctuar, encontraron en la pandemia un detonante.

Con el tiempo, señala que ahora, entre las situaciones que generan problemas, angustias o ansiedades desmedidas surgen los problemas de tipo económico.

Cortesía: CPPCR

Al respecto, en enero de 2021 una investigación realizada por la Universidad Estatal a Distancia (UNED) y por la Universidad Nacional (UNA) reveló que 4 de cada 10 personas sufrieron de una afectación crítica a su salud mental, durante la pandemia.

La vulnerabilidad socioeconómica que enfrentan diferentes poblaciones en Costa Rica como consecuencia de la crisis de salud mundial ejerció incidencia en la salud mental de la sociedad.

A detalle, el estudio revela que el impacto más serio en su salud mental lo está sufriendo el 30.6% de la población que recibe, en promedio, menos de 450 mil colones como ingreso bruto familiar.

Además la estabilidad laboral es una de las características diferenciadoras, pues quienes “cuentan con un trabajo cuya continuidad no corre peligro, que les permite suplir las necesidades básicas y les otorga ciertos beneficios que derivan en una calidad de vida adecuada, se encuentran en una mejor situación de salud mental”, describe el estudio.

El informe especifica que de las personas que perdieron el empleo por la COVID-19:

  •  70.1% de  presentan rasgos de depresión.
  • 64.8% de quienes trabajan tiempo parcial también presenta depresión.

Al respecto, sobre el despacho habilitado por las autoridades, Monge Fallas enfatiza:

La esencia de la llamada fue lo que cambió. Eran más intensas, eran más motivos juntos que hacían que la persona estuviera en crisis. Le sumamos el aislamiento, más una situación previa del pasado y un problema económico.”

Todos podemos ser cables a tierra

La profesional en psicología es clara, la pandemia provocó un golpe fuerte en las personas. “Nos hemos separado, hemos tenido que tomar otros medios virtuales pero nos hace falta el cariñito, el abrazo, el saludo”.

En un acto de resiliencia, las personas tratan de utilizar todas las herramientas posibles para no sentirse separadas, para acercarse tanto como puedan a esa socialización tan necesaria para el ser humano.

Conmovida, Marianella dice que ha tenido llamadas de adolescentes de 14-15 años que se preocupan por un amigo que conocieron desde en virtualidad y que hizo un comentario de alerta. Esos actos hacen que ella siga aferrada a lo mejor del ser humano y a la importancia de cada individuo y sus relaciones.

Se dice, como secreto a voces, que Fito Páez dedicó Cable a Tierra a su amigo, mentor y también artista argentino, Charly García, que por entonces atravesaba un difícil momento personal. Páez buscó a través de la música llegar a él.