Una investigación realizada por la Universidad Estatal a Distancia (UNED) y por la Universidad Nacional (UNA) reveló este viernes que más de 1.300.000 personas han sufrido de una afectación crítica a su salud mental, a causa de la pandemia de COVID-19.

Así lo comunicaron representantes de la coordinación investigadora, de las universidades partícipes y del Ministerio de Salud, la tarde de este viernes en la conferencia de prensa de reporte de la pandemia. Allí la coordinadora de la investigación, la psicóloga de la UNED Eva Carazo Vargas, señaló que:

Estamos encontrando una situación grave en lo que tiene que ver con la salud mental de la población. Nosotros agrupamos los resultados del estudio de acuerdo al grado de afectación que las personas están presentando en su salud mental y un resultado sobre el que queremos llamar la atención tiene que ver con que una tercera parte de la población, aproximadamente un millón trescientas mil personas, se encuentran en el clúster más crítico y están presentando una afectación muy intensa que podemos considerar en niveles críticos en lo que tiene que ver con su salud mental".

Es indudable que esta emergencia que estamos viviendo ha generado una serie de consecuencias emocionales, físicas y conductuales que están afectando la salud mental de la población y esto es particularmente grave en el caso de esta tercera parte de la población".

Vargas señaló que entre los periodos de marzo y octubre (cuando se realizaron los dos cortes en la medición del estudio) los casos de depresión prácticamente se duplicaron en el país, mientras los de ansiedad crecieron en un 33,5%; el miedo a la COVID-19, por su parte, creció en un 34,5% en las personas encuestadas.

Así las cosas, el 61.0% de la población costarricense reportó en octubre pasado haber presentado alguna sintomatología depresiva y un 43.7% de la población consultada presentó alguna sintomatología asociada con ansiedad generalizada severa.

Vulnerabilidad, COVID-19 y salud mental

Otro dato importante que arrojó la segunda entrega de los resultados de la investigación “Salud mental y relaciones con el entorno en tiempos de COVID-19” (los primeros resultados se hicieron públicos en diciembre del año pasado) es que la vulnerabilidad socioeconómica que enfrentan diferentes poblaciones en Costa Rica como consecuencia de la pandemia, también ejerce una fuerte incidencia en la salud mental de las personas.

El estudio señaló que el impacto más serio en su salud mental lo está sufriendo el 30.6% de la población que recibe, en promedio, menos de 450 mil colones como ingreso bruto familiar; así como el 40.3% de entre quienes perciben entre 450 mil a 550 mil colones; y el 45.2% con ingresos de entre 550 mil y 650 mil colones.

Según señalan los datos del estudio:

El grado de afectación disminuye en grupos con ingresos superiores, de manera que se encuentra un impacto serio en el 21.0% de entre quienes reciben 650 mil a 800 mil; el 22.7% con ingresos entre 800 mil a un millón de colones; el 19.7% entre quienes perciben entre un millón y 1.5 millones, y el 21.5% de entre las personas con ingresos de 1.5 millones y más".

Además la estabilidad laboral es una de las características diferenciadoras, pues quienes “cuentan con un trabajo cuya continuidad no corre peligro, que les permite suplir las necesidades básicas y les otorga ciertos beneficios que derivan en una calidad de vida adecuada, se encuentran en una mejor situación de salud mental.

Durante la pandemia, las principales preocupaciones que han afectado la salud mental de las personas están relacionadas con los efectos del coronavirus en su estabilidad familiar, social y económica.

El estudio señala que el 70.1% de las personas que han quedado sin empleo por el COVID-19 presenta rasgos de depresión y el 64.8% de quienes trabajan tiempo parcial también presenta dicha característica. Al mismo tiempo, una proporción importante de quienes se desempeñan en el sector privado (62.8%) presenta rasgos depresivos.

Asimismo, la investigación determinó que, a menor educación, mayor porcentaje de personas que presentan rasgos de depresión, con una puntuación más alta para quienes tienen estudios primarios (65.4%), seguido de quienes poseen estudios secundarios o técnicos no universitarios (61.0%).

Al consultárseles sobre la forma en la que consideran que la pandemia les ha afectado, destacan respuestas como pérdida de empleo (57.8%), sobrecarga de trabajo doméstico y tareas de cuido en el hogar, especialmente en el caso de las mujeres (47.1%); reducción de jornada laboral (44.9%), no poder hacer frente a responsabilidades hipotecarias (36.1%); y no contar con alimentación diaria (32.0%).

Impactos de la COVID-19 en cifras

El estudio también reportó el impacto corporal que la nueva normalidad ha significado en la población de forma física, ya que el 74.6% de las personas expresaron sentirse más cansados de lo habitual desde que inició la pandemia; un 67.8% afirmó que tiene dolor de espalda y cuello u otros dolores musculares, mientras que un 49.4% dolor de cabeza, a un 45% se le acelera el corazón y la respiración, y una tercera parte (34.2%) detalló tener molestias estomacales.

En el impacto cognitivo, por su parte, las manifestaciones más fuertes que se están presentando son la dificultad para dormir (91,3%). A esta población le es difícil relajarse o desconectar (90,7%) y reportó estar pensando en los problemas propios y los de otras personas repetidamente durante el día (89,5%). Además al 77.0% de esta población le cuesta pensar con claridad y concentrarse, olvidan pequeñas cosas (71.4%), les cuesta tomar decisiones (67,5%) y le sobresaltan sonidos inesperados (64,5%).

Por su parte, un 79.6% de la población que presenta mayor afectación en su salud mental tiene también desajustes en la alimentación, ya que tienden a comer mucho o muy poco; el 42,0% ha aumentado el consumo de cafeína o nicotina, el 27.7% utiliza alcohol y otras sustancias para sobrellevar el presente y uno de cada cuatro personas expresa haber puesto en peligro su salud o seguridad con alguna acción, como por ejemplo manejar un vehículo más rápido de lo recomendado.

En el impacto emocional, el 85.3% de la población que ha sido afectada severamente presenta cambios de humor y se siente hipersensible emocionalmente, un 70.4% señala que le sobrepasan la cantidad y el tipo de situaciones que debe afrontar, con un porcentaje similar de 69.6% que expresa estar irritable y se enfada con facilidad. El 41.0% siente que enfrenta los mismos problemas que la gente que les rodea.

Finalmente, el estudio señaló que:

Los efectos adversos en la salud mental se manifiestan de forma general con mayor intensidad en las mujeres, en quienes tienen menor escolaridad, y en las personas de bajos recursos o que encuentran más dificultades para conseguirlos”.

La investigación fue avalada por el Consejo Nacional de Investigación en Salud (CONIS) y es apoyado por el Ministerio de Salud, la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) y personas expertas de España.

Recomendaciones del estudio

Tras detallar todos los resultados anteriores, el equipo presentó las siguientes recomendaciones para la población que se encuentra enfrentando alguna de estas situaciones:

  • La búsqueda de soluciones colectivas, en el marco de redes de colaboración comunitarias frente a los malestares y afectaciones generadas por el COVID-19.
  • Fortalecer las dinámicas colectivas y comunitarias en busca de mejores condiciones de vida durante la pandemia, sin romper las burbujas sociales.
  • Considerar la situación específica de personas, familias o comunidades que se encuentran en condiciones de especial vulnerabilidad.
  • Mantener la rutina diaria. Por ejemplo, aunque no se tenga trabajo, es recomendable levantarse a la misma hora y marcarse pautas en el día a día. De igual forma, aunque haya recibido una mala noticia, comer y dormir siguen siendo esenciales y parte de la vida cotidiana.
  • Mantener lazos sociales y actividades de ocio que faciliten la recreación y el acompañamiento.
  • Aunque se atraviesen tiempos difíciles, se debe dedicar un tiempo específico para el autocuidado y la higiene mental en forma de actividades de ocio.
  • Se debe tener presente que los extremos no pueden mantenerse por mucho tiempo. Las situaciones difíciles pasan en un momento u otro, el estrés y la angustia son condiciones pasajeras.
  • Repensar cuando se pretenda tomar decisiones en asuntos que no tengan marcha atrás.
  • Recurrir a ayuda profesional en caso de ser necesario. La salud mental es parte fundamental de la salud integral de toda persona, el apoyo profesional puede ser necesario para lidiar con los impactos de una crisis intensa y sostenida como la actual.
  • Tener presente que, al cuidarse y proteger la propia salud mental, se estará en mejores condiciones para tender ayuda a quien pueda necesitarla.

Esta segunda parte del estudio fue realizada con una muestra de 6.786 personas, quienes completaron un cuestionario en línea, durante el periodo comprendido entre el 9 al 29 de octubre de 2020.

Dicha investigación se continúa activa actualmente y para participar, los interesados pueden ingresar aquí.