El 26 de marzo fue el Día de la Prevención del Cáncer de Cuello Uterino (cáncer de cérvix) sobre el cual Delfino.cr publicó un artículo, se lo recomiendo si no lo ha leído. Casualmente acabo de entregar mi tesis de grado en investigación computacional de la biología molecular del cáncer de cérvix en la Universidad de Kent (Reino Unido) de manera que me gustaría externar un poco sobre el tema y explicar un poco más sobre la ciencia detrás de esta enfermedad.

Primero que todo, empecemos con lo básico ¿Qué es exactamente el cáncer? El cáncer es la división descontrolada de células anormales. En nuestros cuerpos hay más de 200 tipos de células diferentes, y por lo tanto hay más de 200 tipos de cáncer. Y mientras que la definición base se mantiene a través de todos estos, las características y por ende el tratamiento de cada uno varían.  Pero entonces ¿Qué causa esa división descontrolada? En esencia, son alteraciones —o bien mutaciones— en nuestro ADN en genes involucrados en el control de la proliferación, crecimiento y supervivencia celular. Hay varios tipos de mutaciones y se pueden dar por varias razones incluyendo: herencia, factores ambientales (ej. Rayos UV), infecciones (ej. Virus del papiloma humano), o de forma aleatoria.

Si quiere leer un poco más sobre las características del cáncer le sugiero el notorio artículo científico por Hanahan y Weinberg, publicado en el año 2000, que cambió la perspectiva dentro del campo de la investigación del cáncer

Ahora hablemos un poco del cáncer de cérvix y cómo este surge en particular.  El cáncer de cérvix es el cuarto cáncer más común en mujeres a nivel mundial, pero es el segundo más común en países en desarrollo. En general, existen dos tipos de células en el cérvix: escamosas y glandulares; por lo tanto, el cáncer puede ser de histología escamosa o adenocarcinoma, respectivamente. Además, más del 95% de los casos son causados por infección persistente del virus del papiloma humano (VPH). Existen más de 150 tipos de VPH identificados hasta ahora, y por lo menos 14 de estos se caracterizan como cancerígenos; conocidos como VPH de “alto riesgo”. ¿Tal vez ha escuchado de los tipos VPH16 y VPH18? Pues estos son los más prevalentes y cubren el 75% de los casos. Por dicha existen tres vacunas contra el VPH: Gardasil® 9, Gardasil® 4 y Cervarix®; las últimas dos están disponibles en Costa Rica a nivel público y privado.  Es importante notar que estas vacunas funcionan profilácticamente, es decir ayudan a prevenir y no a tratar una infección. Por eso es importante que las vacunas se proporcionen en edades tempranas antes de que inicie la actividad sexual —que es el medio de transmisión del virus— ya que el VPH es uno de los agentes más comunes transmitidos por esta vía.

Es importante señalar que el VPH no sólo causa cáncer de cérvix, sino que también es un factor de riesgo para el desarrollo de cáncer de pene, vulva, anal, orofaríngeo, cabeza y cuello... Por esta razón no se debería de pensar que la vacuna del VPH es sólo para mujeres, en realidad sería un gran beneficio que los hombres se vacunen también.

Sin embargo, no todas las infecciones del VPH van a causar cáncer de cérvix, en realidad solo un pequeño porcentaje de estas infecciones evolucionan a displasias (lesiones precancerosas) que eventualmente llegan a ser cáncer. Las lesiones causadas por VPH pueden resolverse espontáneamente en 1-2 años, sin secuelas. Por lo tanto, para que se desarrolle un cáncer de cérvix, más factores influyen en este proceso como evasión del sistema inmunitario, el complejo microambiente tumoral, y alteraciones del ADN, por nombrar algunos.

Pero ¿Qué papel juega el VPH en el desarrollo del cáncer? Como mencioné, los VPH de alto riesgo son los que se clasifican como cancerígenos, estos difieren de los de bajo riesgo ya que sus proteínas y su ciclo de vida son diferentes. Los VPH de alto riesgo se caracterizan por poder infiltrar y permanecer por mucho tiempo en las capas celulares más profundas del cérvix. Además, el VPH produce dos proteínas que favorecen el crecimiento del cáncer (proteínas oncogénicas): E6 y E7. Estas influyen directamente en dos de nuestras proteínas esenciales en la regulación del ciclo de vida de las células: p53 y pRb, respectivamente. A medida que el cáncer va avanzando, la producción de E6 y E7 va incrementando y eventualmente partes del ADN del virus se pueden integrar en el ADN de las células locales, creando su inestabilidad que puede llevar a cáncer. Sin embargo, este proceso puede durar años; se calcula que la transición de una lesión precancerosa a cáncer invasivo puede durar de 1-10 años. Por esto mismo es esencial atender a los programas de tamizaje donde se lleva a cabo el examen del Papanicolau. Durante este examen se obtienen células del cérvix para que un profesional las inspeccione y determine si hay lesiones o no, permitiendo así la detección temprana del cáncer.

Por otro lado, a través de los años se ha desarrollado y mejorado mucho la tecnología que “lee” el ADN (secuenciación del ADN) y se ha implementado para “leer” el ADN de diferentes tipos de cáncer y así poder llevar a cabo análisis computacionales que ayuden a comprender a nivel molecular, el cáncer de interés. Con respecto al cáncer de cérvix, este tipo de estudios han logrado determinar que los genes alterados varían dependiendo de la histología del cáncer; es decir, el cáncer de células escamosas tiene diferentes alteraciones genéticas que el cáncer de células glandulares.  Además, la prognosis del cáncer de cérvix es afectada por la histología (si es de origen escamoso o glandular) y por el tipo de VPH involucrado. Por ejemplo, los adenocarcinomas son menos comunes, pero tienen una peor prognosis; lo mismo sucede si el cáncer es positivo de VPH18 o VPH45 en comparación con VPH16. Todavía no se entiende por completo por qué se dan estas diferencias, pero se cree que el sistema inmunitario durante el desarrollo del cáncer juega un papel importante. En un futuro, se espera que un análisis molecular del cáncer que especifique el tipo de VPH involucrado, los genes alterados y el tipo de células inmunes presentes en el tumor – por ejemplo – ayuden a orientar el tratamiento y el manejo clínico de pacientes con cáncer de cérvix.

Mientras tanto, podemos vacunarnos contra el VPH para disminuir nuestro riesgo, y además atender a las citas de tamizaje para prevenir que el cáncer se desarrolle. Un cáncer de cérvix avanzado es muy difícil de tratar, mientras que uno detectado en tempranas etapas, tiene un pronóstico mucho más favorable. Aprovechemos que Costa Rica es de los pocos países en desarrollo donde la vacuna y los programas de tamizaje son ofrecidos por la Caja Costarricense del Seguro Social.

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