En octubre de 2020, la Universidad Nacional (UNA) y la Universidad de Costa Rica (UCR) iniciaron una investigación junto con el Ministerio de Salud, la Caja Costarricense del Seguro Social y equipos de investigación extranjeros para determinar el impacto de la emergencia sanitaria por COVID-19 en la salud mental de las personas adultas mayores (PAM) en Costa Rica. 

En una conferencia de prensa realizada la mañana de este miércoles, los investigadores-psicólogos Mauricio Blanco y Raúl Ortega presentaron los resultados obtenidos hasta el momento ante la viceministra de Salud, Alejandra Acuña Navarro, y la rectora adjunta de la UNA, Marianela Rojas Garbanzo.

Los temas abordados incluyen las principales preocupaciones y necesidades de la PAM, cómo perciben su vulnerabilidad ante la pandemia, el uso de TIC y los recursos utilizados por esta población para adaptarse a la emergencia. 

La rectora adjunta de la UNA enfatizó la importancia de realizar “investigaciones bien fundamentadas, construidas en colaboración con un grupo de alto nivel de académicos que en efecto puedan orientar al país con datos certeros y conclusiones alcanzadas para poder tomar las mejores decisiones en salud pública en nuestro país”. 

TICs: una herramienta clave

El 90.7% de la población entrevistada en el estudio afirmó tener acceso a internet. En mayor proporción, un 88.5% lo usa para mantener contacto con seres queridos. Por otro lado, en menor proporción, el 59.2% lo usa instrumentalmente para gestiones de compras o pagos de servicios.  

Esta habilidad o uso de tecnología debe seguir fortaleciéndose sobretodo en el contexto de pandemia donde es importante que estas personas tengan mayor distanciamiento físico por ser más vulnerables”, enfatizó el investigador Mauricio Blanco.

Los resultados indican que la mayoría de la PAM con acceso a internet se informan frecuentemente sobre la pandemia.

No obstante, este consumo de información no ha aumentado el temor ante consecuencias de salud provocadas por la COVID-19. 

Necesidades y preocupaciones 

En cuanto a las preocupaciones, las personas encuestadas indicaron que su mayor inquietud es la situación general del país, seguida por el bienestar de sus seres queridos y su salud personal, con la situación económica familiar en último lugar. 

Además, si bien tienen una alta percepción de su salud y reportan bajos puntajes de ansiedad, depresión o vulnerabilidad psicológica, valoraban mejor su salud antes de la pandemia. 

El investigador Mauricio Blanco indicó que la necesidad más reportada fue la libertad de movilidad, pero que “en su mayoría estas personas han podido convivir con salidas intermitentes para realizar actividades básicas“, adaptándose al contexto de la pandemia sin exponerse a riesgo de contagio, según la muestra del estudio.

Los recursos con los que han afrontado la realidad de la emergencia nacional se centran en el uso de tecnologías de información y comunicación (TICs) y actividades de cuido personal como la actividad física y el aprendizaje de nuevos pasatiempos. 

Estos resultados tienen varias posibles explicaciones. Los investigadores explicaron que la PAM enfrenta las vulnerabilidades de la vida cotidiana utilizando estrategias de regulación emocional que con el tiempo producen resiliencia.

Además, señalaron que la discriminación y reducción de libertades para la PAM no es algo nuevo dentro del contexto de discriminación etaria en el que viven.

Recomendaciones

A partir de los resultados mencionados, se hicieron las siguientes recomendaciones:

  • Priorizar a nivel nacional la salud mental y la integralidad como parte de los programas y políticas de envejecimiento saludable.
  • Relativizar la vulnerabilidad en la vejez, tomando en cuenta la gran diversidad presente en la PAM. En este sentido, se solicitó repensar los sistemas de salud a futuro según las necesidades específicas de cada subgrupo que compone la PAM.
  • Fortalecer los cuidados a largo plazo y la interdependencia del cuido.
  • Promover la solidaridad intergeneracional para promover la construcción de una sociedad para todas las edades y entornos sin discriminación etaria.

La viceministra de salud expresó que este estudio les permitirá desarrollar acciones concretas de manera articulada para atender a la población mayor.

Desde nuestro Ministerio de Salud y el Consejo Nacional de Salud Mental mantenemos el compromiso para tomar estos elementos y esta evidencia para poder generar acciones de manera conjunta”, enfatizó Alejandra Acuña. 

Sobre los datos recolectados

Los datos se recolectaron durante el segundo semestre del 2020 de manera virtual por medio de un cuestionario. Obtuvieron 218 respuestas voluntarias de personas con un rango de edad entre los 60 y 90 años provenientes de todas las provincias, a excepción de Puntarenas, ya que no hubo personas voluntarias en esta zona. 

Las áreas con mayor participación fueron San José con un 38.1%, Heredia con un 35.8% y Guanacaste con un 14.7%. El 82.1% de las respuestas provinieron de mujeres y el 17.9% de hombres.

El próximo espacio de recolección de datos está planificado entre abril y junio de este año.

Nota del editor: Esta noticia fue corregida a las 19:52 horas del 18 de marzo del 2021 para eliminar la mención a la Universidad Estatal a Distancia (UNED) como parte de la investigación.