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— Esta semana no ha traído noticias nada alentadoras para el escenario económico nacional. Por un lado, la calificación del país en la nueva edición del Índice de Competitividad Global reportó una caída de siete puntos en las mediciones del Foro Económico Mundial. Por otra parte, un estudio de la Universidad Nacional reveló que los costarricenses estamos tan endeudados que con nuestra capacidad adquisitiva actual está complicadísimo que la economía pueda salir de su estancamiento en el corto plazo.
— Respecto al primer punto, que representa una señal nada bonita para la inversión extranjera, el informe presentado el martes anterior reportó que nuestro país descendió del puesto 55 al 62 en el ranking, quedando a la mitad del camino de los 141 países evaluados. El dato es preocupante porque, de hecho, nuestra calificación representa la sexta mayor caída de esta edición ya que (como ustedes pueden observar en la página 15 del documento) un descenso mayor que el de Costa Rica solo fue registrado por Filipinas, Georgia y Líbano que descendieron 8 puestos cada uno, por la India que cayó 10 lugares y por Irán que cayó 11.
— Las áreas más críticas para Costa Rica en materia de competitividad, según el informe, se centraron en las limitaciones del mercado financiero (que registró un limitado desarrollo y una baja calificación en la medición de capital de riesgo) y en los impulsos a las PYMES nacionales (a las que se les midió el tamaño de los mercados a los que tienen acceso, así como su capacidad de acceso a herramientas tecnológicas). El rol de las instituciones públicas en el área, el tema de la infraestructura y el poco reconocimiento internacional de nuestras instituciones de investigación e innovación, también fueron factores de paso para la reducción en la nota.
— Según informó La Nación el día de ayer, en el 2014 Costa Rica ocupaba el puesto 52 de la medición y de ahí fue subiendo hasta llegar al puesto 47 en 2017; sin embargo, a partir de un cambio en la metodología de la medición que se orientó en dirigir el enfoque de la competitividad a la cuarta revolución industrial, el país ha venido presentado bajonazos de 8 puntos el año anterior y de 7 para esta nueva edición, y con ello nos damos una idea clara de cómo nos está yendo en esa competencia con el mundo y de cara a los nuevos retos del futuro.
— Esta calificación global, sin embargo, no es el único rubro que generó preocupación esta semana. El martes pasado un informe del Observatorio del Desarrollo Económico de la UNA concluyó que a nivel de competencia interna también estamos en problemas, pues el nivel de endeudamiento de los hogares costarricenses es tan alto y la confianza del consumidor tan baja que la tan ansiada reactivación económica está lejos de verse en el horizonte.
— Según la economista Roxana Morales Ramos, los costarricenses están tan endeudados (y principalmente con tarjetas de crédito que son las que generan mayor tasa de interés) que ahora los hogares están teniendo que destinar cada vez más parte de sus ingresos para pagar lo que se debe por esta vía. Esta situación podría ser la razón por la cual el consumo a largo plazo se vino al suelo... datos como que la importación de vehículos lleve 25 meses consecutivos en caída o que la venta de materiales de construcción acumule 13 meses en descenso, así lo demuestran. A ello tenemos que sumarle que la confianza económica tanto en hogares como en empresas potencialmente consumidoras, es cada vez menor y por eso es que el escenario se complica tanto para un crecimiento económico de la mano del sector consumo.
— Por ello es que el informe es enfático cuando señala que "si el país no logra revertir la tendencia de este indicador en el corto plazo, es difícil esperar una mejora en la actividad económica impulsada por el consumo pues si los consumidores no tienen confianza, no incrementarán la demanda de bienes y servicios, lo que afectará el crecimiento de la economía" y por ello es que se agrega que si no se empiezan a tomar medidas en esta vía, las que tome el Banco Central desde el sector público no van a ser suficientes para palear la crisis.
— Entre las recomendaciones de la UNA destacan, entre otras cosas, la "poner un límite a las tasas de interés (tasas de usura), de manera que aumente la liquidez en los hogares (disponibilidad de recursos) y se reduzca la carga financiera sobre estos" (algo que ya el MEIC ha venido trabajando) y se pide que además se trabaje en políticas que generen más empleo y que de nuevo se trabaje en educación financiera para que la crisis fiscal que afronta el país deje de reflejarse en todas nuestras billeteras.
— Es un tema y un escenario complejo y por eso cuando en la conferencia de prensa posterior al Consejo de Gobierno del día de ayer, el ministro de la Presidencia Víctor Morales Mora aseguraba que el gobierno "toma nota" de todos estos indicadores para buscar soluciones país, uno no puede más que esperar que esas soluciones se apuren y bastante porque el panorama claramente así lo demanda.