Un mercado cambiario distorsionado, presiones para devaluar y promesas electorales vagas amenazan la estabilidad económica. Permitir que el dólar tenga poder liberatorio en transacciones con el Estado eliminaría incentivos para manipular el tipo de cambio.
Desde 2006, el tipo de cambio en Costa Rica no se determina libremente en el mercado. El Banco Central de Costa Rica (BCCR) interviene de forma directa, frecuente y opaca, imponiendo una “meta de tipo de cambio” sin transparencia ni rendición de cuentas. Este manejo discrecional introduce distorsiones, redistribuye riqueza de manera arbitraria y aumenta la incertidumbre que enfrentan quienes producen, invierten o generan empleo.
La consecuencia es clara: mientras algunos —los que viven del negocio cambiario o acceden a información privilegiada— se benefician, la gran mayoría pierde. Una mala moneda y un régimen cambiario manipulado dificultan el cálculo económico, elevan el riesgo de invertir y convierten la planificación empresarial y personal en un ejercicio de adivinación.
El peligro de las presiones políticas y electorales
Durante las últimas semanas, cada vez con mayor frecuencia y vehemencia, aparecen “expertos” exigiendo al BCCR que intervenga urgentemente para devaluar y “acomodar” el tipo de cambio al nivel de preferencia de sus clientes. Por supuesto, sin mencionar que la intervención necesaria para lograrlo introduciría serias distorsiones adicionales que, inevitablemente, empobrecerían a millones de costarricenses que mantienen sus ahorros y reciben sus ingresos en colones.
Todavía más preocupante, ahora que empiezan a calentar motores para la carrera electoral del 2026, es escuchar promesas de candidatos a la presidencia que ofrecen “solucionar” el problema del tipo de cambio sin explicar cómo. Incluso, uno de ellos se atrevió a grabar un video para explicar la importancia de “tender puentes” entre los empresarios y el BCCR para que estos últimos puedan tener un “buen tipo de cambio”. ¡Al diablo, una vez más, la autonomía del BCCR!
Pongámonos serios
Para analizar la conveniencia y discutir seriamente cualquier propuesta para “revertir la apreciación cambiaria” —si es que algún “experto” o candidato tiene una concreta— sería necesario que responda, al menos, cinco preguntas esenciales:
¿Cuál debería ser, en su opinión, el tipo de cambio “correcto” o un “buen tipo de cambio”?
¿Cuál fue la metodología que utilizó para determinar que ese es el tipo de cambio “correcto” o “bueno”?
¿Cuáles serían los mecanismos de intervención que sugiere para llevar el tipo de cambio a ese nivel?
¿Cuáles serían los costos necesarios para el ajuste cambiario?
¿Quiénes pagarían esos costos?
Una reforma concreta y viable que permitiría superar la crisis cambiaria
El Expediente Legislativo N.° 24.877, Ley para Otorgar Poder Liberatorio al dólar de los Estados Unidos de América para Transacciones con el Estado, propone una solución sensata: otorgar poder liberatorio al dólar para todas las transacciones con el Estado costarricense. Esto permitirá que personas y empresas paguen tributos, cargas sociales, tasas y tarifas en dólares o colones, a su elección.
No se trata de imponer el dólar ni de dolarizar la economía, sino de permitir que ambas monedas compitan en igualdad de condiciones para transacciones con el Estado. Hoy, en una economía bimonetaria, esta opción se niega artificialmente: aun cuando muchos reciben ingresos y ahorran en dólares, deben cambiarlos por colones —pagando comisiones y alimentando distorsiones cambiarias— para cumplir con sus obligaciones con el Estado.
Beneficios claros y medibles de la competencia de monedas
- La competencia de monedas eliminará costos de transacción innecesarios, reducirá el riesgo cambiario y permitirá que el tipo de cambio refleje mejor la oferta y demanda reales en el mercado. Además:
- Facilitará el cálculo económico de quienes toman decisiones productivas y financieras.
- Reducirá el “efecto planilla” que distorsiona el tipo de cambio en fechas clave de pago, el quince y el treinta de cada mes.
- Limitará la capacidad del BCCR para manipular el valor del colón con fines políticos.
- Mejorará la gestión financiera del Estado, que también enfrenta deudas en dólares y se beneficiaría al recibir parte de sus ingresos en esa moneda.
Es el momento de actuar
Esta reforma es técnicamente sólida, legalmente viable y cuenta con precedentes en tributos que ya se cobran en dólares. Además, puede aprobarse en el corto plazo, si existe voluntad política.
La competencia de monedas no solamente permitirá a los ciudadanos elegir la moneda de su preferencia para todas sus transacciones, sino que también cerrará la puerta a presiones políticas y promesas electorales peligrosas. El resultado será un mercado cambiario más transparente, eficiente y resistente a la discrecionalidad, donde la moneda que prevalezca sea la que mejor sirva a las personas, no a los intereses de unos pocos.
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