He tenido días, meses y años muy oscuros en mi vida. De los 18 a los 30 tengo algunas enormes lagunas mentales y emocionales. Largos episodios de soledad. Pero nunca jamás perdí la esperanza. Esa esperanza me ha demostrado que algún día llega el porvenir. La esperanza me permite estar convencido de que necesitamos recuperar la esperanza”, Álvaro Cedeño Molinari.

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Un día por la tarde estaba antojada de fresas con leche condensada. El sábado anterior a ese día por la tarde había ido a la feria, entonces tenía fresas. Lo que no tenía era leche condensada. Sin pensarlo dos veces salí de la oficina hacia el súper. 

De camino casi me da tiempo de cruzar el paso peatonal, pero como hace ocho años tuve un encuentro demasiado cercano con una motocicleta, que significó la nada grata estadía de cinco días en el hospital, decidí aguardar hasta el siguiente pío pío del semáforo. 

De pronto escuché mi nombre. Un poco encandilada por el atardecer precioso que hacía me volteé y vi a César Barrantes, un amigo de Diego, de quien tengo las mejores referencias. 

Me dijo, “mirá Tril, Álvaro Cedeño está en el país, ¿lo conoces?”. “No, ni idea” le respondí. César me dijo que Cedeño había estado escribiendo sobre un plan de paz para Costa Rica, y que me compartiría su contacto para “de pronto conversar”.

¿Un plan de paz para Costa Rica? ¿Acaso vivimos en guerra? ¿Por qué un plan de paz para Costa Rica? ¿Quién es Álvaro Cedeño? 

Álvaro Cedeño Molinari propone organizar a una masa crítica de ciudadanos, para construir y ejecutar una agenda de paz que permita fortalecer una sociedad menos violenta | Foto por Eduardo Carmona

La guerra y la paz son términos, a mi juicio, demasiado subjetivos. Cuando en un conflicto alguien considera que un bando hace la guerra, al mismo tiempo otra persona podría pensar que es el bando que lucha por la paz.  

Usualmente soy partidaria de permanecer positiva. Sin embargo, no puedo negar (y quien tenga una cuenta en Twitter creo que tampoco podría negar) que, se respira un aire de conflictividad, y tal vez un poco violento en el país.

Aunque muy en el fondo siempre he considerado que lo que nos hace falta es respeto y tolerancia hacia las personas que tienen visiones de mundo distintas a las nuestras. La entrevistas que leerán hoy la hice hace casi un mes. 

No había encontrado el momento justo para compartirla, pero esta semana algo me hizo click. La semana anterior el periodista Randall Rivera publicó un tuit:

En Brasil, un francotirador acaba de matar al secuestrador de un bus con 31 rehenes.  Todas las víctimas intactas. Allá no se negocia con terroristas. 

No tengo cómo medir el alcance que tuvieron esas líneas, pero más de un millar de personas simpatizaron con esas palabras. Matar, no negociar. 

Unas horas más tarde, y luego del reclamo de algunas personas sensatas, Rivera publicó otro tuit:

No propongo que le disparen a nadie, jamás. Solo que un estado no negocia con gente que lo coaccione.

Como era de esperarse, las nuevas líneas de rectificación tuvieron un alcance mucho menor que las anteriores. Poco menos de 300 personas simpatizaron con la segunda idea. No disparar. 

Tal vez por eso un plan de paz sea necesario. Pero, ¿de qué se trata la idea de Cedeño?

Desde joven, Álvaro ha coleccionado experiencias interculturales que lo han llevado a reflexionar sobre la negación en la que viven muchas personas, respecto de los ambientes sociales tóxicos. La resolución alterna de conflictos podría ser una solución, reconoce | Foto por Eduardo Carmona

DON ÁLVARO ES MI PAPÁ

Quedamos de vernos en un café al oeste de San José. La tarde estaba calurosa.  

Luego de presentarme con Álvaro, a quien de entrada le digo don Álvaro, empiezo a entender un poco de dónde viene su inquietud por un plan de paz.

Don Álvaro... Arruga un poco el rostro, Ay perdón... 

No. Así no vamos a poder…

Uy, me va a costar mucho, le digo riendo. Álvaro me gustaría empezar por conocer un poco de usted. 

Ok. ¿qué le puedo decir de mí? Cosas que me han definido en la vida. Soy de madre extranjera, mi madre es hondureña. Mi padre es de aquí y es una persona convencida del impacto de la educación. 

¿De profesión qué hace su mamá y su papá? 

Mi mamá estudió administración de empresas y en el último semestre se enamoró del profesor, y se casó con él hace 45 años; desde entonces ha administrado muy bien el hogar en el que crecimos. 

Mi papá estudió economía y se especializó en administración de empresas en España. Volvió a Costa Rica con una maestría, un MBA, en épocas en las que eso no se conocía. Él trabajó en algunos puestos públicos y privados. 

**aparece Edu, saluda y agarra pose para tomar las fotos** 

A la mesa se aproximó la mesera. Cuando llegué ya Álvaro había pedido algo. “¿Quieren algo más?”, nos pregunta la muchacha. Sin pensarlo dos veces, y con las ganas que tenía de tomar café, digo que café con leche. Álvaro pide un té. 

“Después de terminar biociencias y entrar a la carrera de Medicina, me di cuenta de que eso no era lo que quería hacer. Entonces me salí de Medicina y busqué vida en otros lados. Tenía dos inquietudes, una era Psicología y la otra era Derecho. 

 Y pensé (cómo piensa uno cuando sabe muy poco,) que con Derecho me sería más fácil ganarme la vida que con psicología. Y yo creo que hubiera sido más próspero si hubiera sido psicólogo”. 

¿Si?

Sí. Me encanta [la psicología]. 

Pero no hubiera ido a China, ni... 

No. No hubiera trabajado en el Gobierno…

Hasta en los días calurosos un café cae bien. | Foto por Eduardo Carmona

Cuando hago una entrevista, de previo averiguo algunas cosas de la persona con quien me sentaré a conversar. 

Álvaro Cedeño Molinari ha andado por varios lugares. Haciéndole caso un poco su papá respecto al uso del tiempo académicamente hablando, Cedeño Molinari tiene una Maestría en Paz y Transformación de Conflictos por la Universidad de Tromso en Noruega, y también una Maestría en Política Pública y Gerencia por la Universidad de Carnegie Mellon en Estados Unidos.

Su paso por el sector público comenzó en el Ministerio de Comercio Exterior, durante la segunda administración de Óscar Arias. En la misma administración, trabajó en la primera misión diplomática en China. Y, cuando llegó la administración de Laura Chinchilla fue embajador de Costa Rica en Japón. 

Con el cambio de partido político en el Gobierno, en febrero del 2015 lo transfirieron hasta Suiza donde se desempeñó, hasta hace 6 meses, como embajador de Costa Rica en la Organización Mundial del Comercio. 

"No. No hubiera trabajado en el Gobierno. No hubiera conocido a mi esposa... Bueno... Creo que mi esposa y yo estábamos predestinados, desde otras vidas, a conocernos. 

Estudié Derecho y pasé ocho años muy triste. Perdí muchos cursos. No tenía motivación. Me costaba porque no me gustaba. 

Luego empecé a trabajar como voluntario en una ONG que trabaja con niños y adolescentes promoviendo la paz, Children International Summer Villages, organiza campamentos internacionales con niños para enseñarles a desarrollar competencias interculturales.

Esa fue mi mejor escuela. Estuve 10 años.

Trabajando como voluntario me di cuenta de que la razón por la cual quería estudiar medicina era por mi vocación de servicio. De Derecho lo que más me gustaba, era criminología,  perseguir a psicópatas y asesinos en serie. También la resolución alterna de conflictos" 

Esto de la resolución alterna de conflictos, ¿en qué año fue? 

Llevé el curso con Otto Guevara, cuando era bueno, en 1998. Y era fantástico Otto. 

¿En serio? 

Como profesor un 100. 

Quién diría... 

Él se ganó mi respeto porque recuerdo que como diputado era muy vehemente defendiendo la Constitución y eso es algo que yo valoro mucho.  Después, diay... 

**Llega la mesera con nuestras bebidas. Como siempre yo pedí azúcar cruda y Álvaro tomó su té así, sin azúcar ** 

PLAN DE PAZ

Desde que yo salí de esa maestría, hace 15 años, pensaba que a nuestro país le hace falta un plan de paz. Pero nunca me atreví a decirlo, ni nunca me atreví a hacer nada al respecto. 

Recuerdo que fue sumamente difícil conseguir trabajo, porque el trabajo que yo quería era resolver conflictos, y aquí todo mundo asumía 1. que no había conflictos, 2. que sabía cómo resolverlos o 3. que ya los había resuelto. Y así somos todavía.

Pero, el día que botaron los portones de Casa Presidencial yo dije... No puedo seguir callado más tiempo. Tengo que hacer algo al respecto. Entonces lancé la idea del plan de paz”.

No puedo evitar reaccionar ante la afirmación de Cedeño: "Un 100 de profesor, era Otto" | Foto por Eduardo Carmona

¿Cómo lee el panorama [nacional]? 

Durante los 13 años que ha sido funcionario público, 11 de los cuales he servido en el exterior, me ha parecido que hay una discrepancia enorme entre lo que se publica en medios de prensa y lo que se vive

Entonces, aprendí a hablar con gente que yo considero veraz y que me pueda dar una lectura de la realidad con un matiz distinto al de la prensa. 

¿En qué sentido ve usted la divergencia entre lo que se publica en la prensa y lo que sucede? 

—Creo que la prensa exalta más las áreas por mejorar que lo que se hace bien. Además, las redes sociales se han convertido en un catalizador bastante tóxico de ese efecto de la prensa. 

Porque la gente tiene libertades, que la prensa no tiene, para decir cosas explosivas.

Entonces, eso genera un efecto de influencia en la opinión pública que considero más tóxico que paliativo. 

El propósito de lanzar la iniciativa del plan de paz es tratar de separar las actitudes y los comportamientos, de los conflictos reales. 

Me llama la atención don... perdón, Álvaro, que en la publicación que usted hizo sobre el plan de paz, también parte del supuesto de que nuestro pueblo sabe perfectamente distinguir entre escenarios de paz y escenarios de violencia, ¿usted cree que perfectamente la gente sabe distinguir entre paz y violencia? 

Si violencia es todo aquello que altera la armonía, creo que aquí la gente si sabe distinguir la tranquilidad con la que vive, o ha vivido, vs la intranquilidad en la que a veces vive, o la intranquilidad que a veces transmite la prensa.

Pero, ¿cree que la gente sí sabe distinguir? Porque si violencia es todo lo que nos quita la tranquilidad, pero hay gente qué ha crecido en ambientes violentos, probablemente no los perciban como entornos violentos, entonces cree usted que la gente sabe distinguir esto?

Si, no estoy seguro. Sin duda creo que debe haber excepciones. 

Usted dice que tenemos una adicción a encariñarnos con las relaciones sociales tóxicas. ¿Cómo diría usted que, en este ambiente, podemos abrazar a un plan de paz? 

Los conflictos tienden a crecer en espiral . Algunos más rápidos que otros. La violencia engendra violencia. 

Esto quiere decir que la violencia es una causa de más violencia y lo que necesitamos es romper esa espiral de la violencia, y ojalá identificar esas causa, ojalá revertirla y más bien crear una espiral de armonía y paz. Este es un acto consciente que depende de cada persona. 

Uno puede intentar buscar socios que le ayuden a promoverlo [el plan de paz], y tratar que se viralice. Pero, hasta que cada persona tome la decisión de cortar la espiral de la violencia y busque cómo revertir sus causas, no vamos a sentir que la situación está mejorando. 

"Todos los planes de paz en el mundo, los exitosos y los fracasados, han sido experimentos", Álvaro Cedeño Molinari | Foto por Eduardo Carmona

GANAR, PERDER

Hasta ahora, he jugado el papel de abogada del diablo, pero la cálida mirada de Álvaro y su don de gente son alicientes bastante efectivos. 

La iniciativa de Cedeño Molinari ha tenido como espacio de difusión y trabajo un grupo de Facebook, donde las personas interesadas comentan y ayudan a construir la iniciativa.

Si bien yo apoyo toda idea que busque mejorar la calidad de vida de las personas, no me gusta pensar que todo pueda quedarse en eso, ideas, y que nada avance. Sin embargo, Álvaro me recuerda que aún cuando personalmente sufrimos por alguna razón, lo que siempre nos sostiene es la idea de que algo, algún día, mejorará. 

Esa misma lógica es la que argumenta como sostenibilidad del proyecto. Según él, la ejecución del plan de paz (aún en construcción) es una responsabilidad conjunta.

¿Cómo pasar del idealismo y de todo lo esperanzador que suena un plan de paz, de gente que se comunica por Facebook, a acciones concretas. ¿Dónde ve usted una articulación, o creación de políticas públicas, que ofrezcan una sociedad muchísimo más pacífica en términos reales y no solamente de palabras? 

El liderazgo, y de nuevo, al igual que las actitudes, el liderazgo es algo que todos tenemos. Cada uno a su estilo, y hay múltiples estilos de liderazgo. 

La idea es que, si uno siente que estas ideas tienen potencial para la vida real, entonces emplearlas y empezar el experimento. 

Todos los planes de paz en el mundo, los exitosos y los fracasados, han sido experimentos. Obviamente, los planes de paz más reconocidos son planes de paz que se ejecutan en lugares con niveles de violencia extremo. Nosotros no estamos ni cerca de llegar ahí. 

Usted habla de visiones, de tener un norte. En este momento el proyecto se está peloteando con mucha gente. Usted está haciendo un llamado a construir entre todos un plan de paz pero, ¿tiene usted algo más armado, o cómo es que funciona el plan de paz que está promoviendo? 

—Lo primero que hice después de que botaron los portones de Casa Presidencial fue elaborar un esquema que consiste en ocho ejes temáticos.

Para cada eje temático creé un pequeño vídeo. Cada video tiene que ver con la formulación de un plan de paz, con la idea de que de manera recurrente vamos a continuar hablando sobre cada uno de sus ocho ejes.

Los iremos expandiendo en un grupo cada vez más amplio de personas y tal vez agregándole más elementos metodológicos o conceptuales y políticos. Para tratar de despertar en las personas esa chispa emprendedora que requiere la política. 

Después de que publiqué esos ocho vídeos, la retroalimentación que recibí fue tan positiva que decidí seguir adelante. 

Al principio lo que quería era publicar los ocho vídeos y dejarlo ahí. Ver qué pasaba, pero me sentí motivado y comprometido a continuar. 

No tengo un borrador de un plan de paz. No creo que exista un machote de plan de paz que aplique a nuestra realidad. Entonces, siento que parte de esos ocho ejes temáticos y el relleno lo debemos construir entre todos. 

¿Cuándo espera usted que el plan de paz esté armado? 

A mí me gustaría, no me lo había planteado, pero que durante la próxima campaña política la agenda de paz sea un tema de discusión. 

Creo que es más importante que la reactivación económica. 

¿En qué sentido? 

En el sentido de qué, aprender a resolver nuestros conflictos de una manera constructiva tiene un claro beneficio económico.

Entonces, quiero creer que si un buen economista nos ayuda a hacer el cálculo de cuánto nos están costando los conflictos que tenemos vs cuánto beneficio generaríamos si nos organizamos para tomar decisiones pues... creo que el beneficio neto es incalculable.

Pero, mientras no sepamos dónde estamos, entonces tampoco podremos tener acceso a esos beneficios. 

¿Reconoce usted el nivel de compromiso que este proceso implica, para que se ejecute el plan, la dificultad de mantener a la gente entusiasmada? 

Yo creo que mantener a las personas entusiasmadas no es una responsabilidad solamente mía. La responsabilidad y el compromiso de mantener el pulso cardíaco al proceso sí lo tengo.

La definición de paz que usa Álvaro para promover el plan de paz es “la capacidad de transformar conflictos de manera empática, creativa y sistémica” Entonces reconoce el abogado la paz es una habilidad y es una destreza que se desarrolla.

Nuestra conversación duró poco más de una hora. Reímos, empatizamos. Realmente creo que, a veces, nos hace falta un poco de esperanza | Foto por Eduardo Carmona

¿Cómo hacemos para desarrollar el músculo en la paz? 

Es un trabajo individual pero la lucha es grupal. En grupo uno se apoya para salir de alguna circunstancia tóxica, literalmente. 

¿Tres elementos de los cuales nosotros nos podríamos agarrar para construir ese plan de paz?, ¿cuál cree usted que sería el ejercicio individual de cualquier persona que diga “debo entrenarme y tener autoconciencia de que vivir en paz es importante”? 

El primero, yo percibo que este es un pueblo de fe, sin embargo, percibo que están perdiendo la esperanza. Siento que recuperar la esperanza es importantísimo, no por la fe sino por la esperanza del porvenir, de creer que mañana puede ser un día mejor que hoy. 

Yo he tenido días y meses y años muy oscuros en mi vida. De los 18 a los 30 tengo algunas enormes lagunas mentales y emocionales. Largos episodios de soledad. Pero nunca jamás perdí la esperanza. Esa esperanza me ha demostrado que algún día llegará el porvenir. 

La esperanza me permite estar convencido de que necesitamos recuperar la esperanza, y eso es algo que yo puedo decidir cada mañana cuando me levanto y me lavo los dientes. 

No necesito de interlocutor. Es algo absolutamente individual. 

Segundo elemento, la sinergia. Está claro que si durante la última hora yo hubiera estado aquí solo, por ninguna razón hubiera logrado elaborar la argumentación que he elaborado al hablar con usted. 

Tener la convicción de que juntándome con otras personas podemos visualizar, pensar y ejecutar planes que no hubieran sucedido si los hubiésemos inventado solos es enormemente importante, porque vivimos en sociedad. 

Somos seres sociales. La creación de valor es siempre de sociedad, piense por ejemplo de valor económico. Nadie generan riqueza por su cuenta. 

Y el tercer elemento, dejar de vernos el ombligo. Yo creo que aquí una gran patología que tenemos, y no es de ahora, es de siempre, es... nosotros somos, y no quiero sonar peyorativo, somos montañeses. Creo que necesitamos entender que somos seres que pertenecemos a un ecosistema global. 

"Yo he tenido días y meses y años muy oscuros en mi vida. De los 18 a los 30 tengo algunas enormes lagunas mentales y emocionales. Largos episodios de soledad. Pero nunca jamás perdí la esperanza. Esa esperanza me ha demostrado que algún día llegará el porvenir". | Foto por Eduardo Carmona

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No sé si sea tan cierto que la prensa transmite algo ajeno a la realidad. Es decir, es cierto que hay enfoques de enfoques, pero para alguien ese enfoque es una realidad. 

Lo que sí creo es que, a veces, parece que todos andamos enojados todo el tiempo. Entiendo que los asuntos políticos y sociales (tan importantes como me los parecen) nos dejan sin la esperanza de que algún día todo cambie. 

Pero también es cierto que no nos debemos dejar vencer. Vivir en sociedad supone vencer retos de manera colectiva y disfrutar de esos beneficios también juntos. 

Álvaro me transmite una energía positiva. Sus ojos verdosos son casi una metáfora. Dicen los entendidos en la materia que ese color representa la esperanza. “Misteriosos son los caminos del Señor”, decía un profe del cole. El diplomático piensa y cree que un plan de paz es posible. Vivir en ambientes sanos es posible. 

Las destrezas inherentes a la especie humana las tenemos todos. Aún el que no ha sido educado”.  

Pienso que es importante hablar de las tóxicas relaciones políticas que hemos creado, donde nadie parece estar satisfecho nunca, y las cuales parecen estar generando desigualdades que, a veces, parecen imposibles de superar. 

Esperemos que no solo en la agenda política esté presente el tema de una sociedad de paz, sino también en nuestro vocabulario y acciones. Gracias por leer. Siempre me pueden contactar a [email protected]. Nos leemos la próxima.