En una Asamblea Legislativa que reúne a políticos experimentados, repitentes en la curul y figuras nuevas, podríamos decir que existen estrategias de múltiples aristas, sin embargo, el control político y el trabajo en acuerdos durante el periodo recién concluido pudo hacer que, para muchos, cuidar su reputación no fuera necesariamente su prioridad.
Una composición de asamblea fraccionada, con independientes, e incluso con independientes de los independientes, nos daba señales de procesos de comunicación fallidos o simplemente inexistentes desde varios frentes.
A raíz de lo anterior, de cara al cierre del primer año de su gestión e inicio de la segunda legislatura nos dimos a la tarea de ahondar en el trabajo estratégico de los diputados mediante los informes de labores de cada uno de los despachos y fracciones; sobra decir que al ser una "rendición de cuentas" voluntaria no todos la hacen, y pocos la hacen bien.
Si bien es cierto se habla de una Asamblea Legislativa bastante productiva en comparación con los últimos años, lo cierto es que no todos los diputados tienen una buena reputación entre los costarricenses.
Del total de los diputados solamente 32 despachos emitieron un informe de labores de su primer periodo, los otros 25 optaron más bien por publicar en las redes sociales de sus partidos y despachos fotografías de sus atuendos y los múltiples momentos del 1° y 2 de mayo, dejando pasar una oportunidad de lujo para comunicarle a sus electores los principales avances y tareas cumplidas.
Si hablamos de partidos políticos solamente tres de siete emitieron un informe de su bancada; los independientes tampoco hicieron la tarea. ¿No todos vieron la necesidad?, ¿No hubo quién los guiara? ¿No hay interés o no vieron la oportunidad de generar una rendición de cuentas?
Los informes son tan variados como la cantidad de ideas que los 32 quisieron plasmar. En su mayoría recogen la cantidad de proyectos de ley presentados a título personal y de manera conjunta, la cantidad de proyectos votados y acercamientos comunales. Un mero simbolismo que en tiempos donde los signos importan sin duda tiene relevancia.
¿Lee la gente los informes de los diputados y diputadas? Al menos no es lo que las reacciones a sus esfuerzos dicen y ahí es dónde vale la pena preguntarse si más que publicar por publicar existe una estrategia de comunicación con sus públicos de interés.
Analizar cada uno de los esfuerzos de los diputados nos corresponde a todos, no solo a la labor de fiscalización de iniciativas como Adopte un Diputado o Parlamento Abierto.
Ojalá año tras año los esfuerzos de posicionamiento de logros, avance en sus planes de trabajo e incluso posicionamiento de mensajes clave mejore entre los padres y madres de la patria, mantener una comunicación constante es sin duda una buena práctica para mantener una reputación saludable, total que a nadie le hace daño saber qué hacen quienes trabajan en el Primer Poder de la República.
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