Para comprender la dimensión de las decisiones políticas que quiero abordar hoy, es útil tener una referencia clara: el área terrestre de Costa Rica abarca aproximadamente 5.1 millones de hectáreas. En contraste, el Corredor Marino del Pacifico Tropical Oriental (CMAR), una iniciativa regional integrada por Colombia, Panamá, Costa Rica y Ecuador; comprende alrededor de 64,36 millones de hectáreas.

El CMAR, considerado uno de los ecosistemas oceánicos más importantes del planeta, constituye una de las Áreas Marinas Protegidas (AMP) más grandes del mundo, y fue creado para promover la conservación de la biodiversidad y el uso sostenible de los recursos del Pacifico Tropical Oriental (PTO).

El PTO cubre las aguas de Ecuador, Costa Rica, Colombia y Panamá, y es reconocido como un punto crítico de biodiversidad marina de importancia global. Ubicada en la zona de convergencia de corrientes oceánicas cálidas y frías, esta región alberga una amplia variedad de ecosistemas tropicales, subtropicales y templados. Sus aguas dinámicas tienen un alto grado de interconectividad ecológica, sustentando especies y ecosistemas únicos que no se encuentran en ningún otro lugar del planeta.

El valor ecológico de esta región es reconocido a nivel mundial. En el PTO se ubican cuatro sitios denominados Sitio Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO: Cocos en Costa Rica, Galápagos en Ecuador, estos dos designados como Humedales de Importancia Internacional por la Convención RAMSAR, Coiba en Panamá y Malpelo en Colombia. Estos cuatro, junto a Gorgona en Colombia, han sido acreditados como Blue Park, es decir, cinco de los lugares mejor protegidos del océano en el mundo.

Sin embargo, la región está cada vez más amenazada. El aumento de las temperaturas oceánicas, la acidificación, la sobrepesca y la contaminación por plásticos están degradando los hábitats marinos y amenazando la supervivencia de especies clave como tiburones, ballenas, tortugas marinas y sistemas de arrecifes de coral. La integridad de las rutas migratorias, vitales para conectar Áreas Marinas Protegidas y utilizadas por especies en peligro como las tortugas laúd, los tiburones ballena y los tiburones martillo, está particularmente en riesgo.

En 2022, durante la cumbre climática de Glasgow, los presidentes de Colombia, Panamá, Costa Rica y Ecuador, se comprometieron con el mundo al declarar que en conjunto iban a proteger el 30% de sus océanos bajo alguna categoría manejo, promoviendo en el resto de sus Zonas Económicas Exclusivas (ZEE) actividades productivas sostenibles, en particular la pesca y una fuerte atención a las actividades ilegales en el mar patrimonial.

Pero, ¿por qué un 30%? Este es el porcentaje mínimo que la comunidad científica ha recomendado proteger para conservar la importante biodiversidad del planeta, pero también como una acción costo-efectiva de combate al cambio climático.

Para el 2024, los cuatro países lograron concretar este compromiso, a pesar de la fuerte oposición de algunos sectores económicos extractivistas, que consideraban que proteger el 30% amenazaba sus actividades. Por el contrario, los científicos han indicado que proteger estos ecosistemas marinos garantizará un recurso pesquero sostenible en el tiempo.

Este esfuerzo representa un modelo de cooperación transfronterizo, resultado del compromiso conjunto de los cuatros países, con el respaldo de la sociedad civil, organismos de cooperación internacional y organizaciones no gubernamentales.

La decisión de proteger el 30% del mar patrimonial ha generado el complejo de áreas marinas más grande del mundo, con una extensión de más de 60 millones de hectáreas.

Esta visionaria decisión política, ha atraído fuertemente a la cooperación internacional, la cual respalda los esfuerzos de los gobiernos nacionales en la gestión y conservación de este corredor marino.

Un ejemplo concreto es el apoyo del Fondo Mundial para el Medio Ambiente (GEF), el cual tengo el honor de presidir. En 2025, el GEF anunció la aprobación de $15.6 millones para promover la resiliencia y conservación a largo plazo del CMAR, fortaleciendo la gobernanza y la coordinación institucional entre los países, mejorando la conectividad y la efectividad de las Áreas Marinas Protegidas, promoviendo modelos de economía azul sostenible e implementando estrategias de adaptación al clima y conservación comunitaria.

Las decisiones políticas de estos países también han promovido una gran respuesta de las organizaciones internacionales a través de una amplia coalición de organizaciones filantrópicas, gubernamentales y no gubernamentales, que se han comprometido a brindar asistencia técnica y financiera por un total de más de $50 millones en fondos privados y públicos, para apoyar a este importante corredor marino.

La necesidad creciente de conservar los recursos oceánicos y costeros en la región es urgente, la cual se enfrenta a un rápido desarrollo que degrada y destruye ecosistemas invaluables, así como fomenta prácticas de pesca ilegales e insostenibles.

La financiación de la cooperación internacional apoyará la importante tarea de los gobiernos nacionales, que a través de fondos públicos y otras contribuciones, aportan la mayor cantidad de recursos financieros y humanos requeridos.

Hoy, el Parque Nacional Isla del Coco, parte del Corredor Marino del Pacífico Tropical Oriental, ¡es más grande que el territorio terrestre de Costa Rica! Celebremos este gran logro que garantiza un mejor futuro para nuestros hijos y nietos. Celebremos nuestra contribución a los esfuerzos de conservación transfronterizos que hoy protegen 64,36 millones de hectáreas, celebremos el liderazgo político que acogió fielmente las recomendaciones de los científicos, por el bien del planeta y la humanidad.

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