Los candidatos a la presidencia deben ser capaces de identificar las problemáticas ambientales, y de bienestar animal, las cuales están entrelazadas con la calidad de vida de los seres humanos. Por lo cual es indispensable que hayan atravesado un proceso de sensibilización en cuanto a estos temas que están muy inmersos en nuestra realidad social.
Estas aristas se suelen dejar de lado, lo cual no es viable en nuestra Costa Rica, que se precia de ser una nación amigable con la naturaleza y humanista; que gran parte de sus divisas provienen de un turismo que busca un ambiente sano, y seguro. La evidencia nos demuestra que, a través de promover un buen trato a los animales y el medio ambiente, se refuerza un mejoramiento en la calidad de vida de la sociedad.
Los candidatos, más allá de visitar con fines políticos las comunidades con mayores problemas sociales, áreas costeras, áreas protegidas, parques nacionales y sus colindancias, deberían de haber pasado de antemano por un proceso para sensibilizarse de forma auténtica y real, sin tintes políticos, sobre las necesidades, y qué está ocurriendo en una Costa Rica paralela que, muchos en su zona de confort, los ven como si fueran ajenos a nuestra realidad. Esto ha traído consigo que los problemas más relevantes de nuestro país se vean siempre con un tinte político y se aborden de la misma manera; la política perversa ha infiltrado todas nuestras estructuras y se ha olvidado del principio del gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo.
Emanado de lo anterior, se suman la ignorancia completa en ciertos temas por parte de nuestros políticos, que ante dicho vacío se podrían asesorar con profesionales con una carencia ética y una búsqueda egoísta del poder. Es evidente que todas estas carencias se reflejan en la salud de todos los costarricenses, entendiéndose que esta salud también dependerá de nuestros animales y nuestro ambiente.
Las instituciones durante décadas han trabajado de manera independiente y caudillista sin pensar que todos estamos dentro un mismo entorno, y que las acciones que realizamos van a influenciar la salud y la economía de la ciudadanía. Se han dado transformaciones sociales, las cuales no se han intervenido de manera humanista y salubrista, por ejemplo, las calles que hace unos años conocí, en las cuales hacíamos programas de castraciones y desparasitaciones por la abundancia de animales, hoy se convirtieron en moradas de habitantes de la calle que comparten sus camas y alimentos con ratas, y otros animales de la fauna urbana, siendo una bomba de tiempo para la salud pública; esto solo para poner un ejemplo de lo que está sucediendo en nuestra entorno actual, y que debe de manejarse de manera integral entre todas las instituciones para procurar una protección de la salud para nuestra sociedad.
Nuestro futuro gobernante debe tener la empatía, el entusiasmo y la valentía para realizar los cambios sociales necesarios, que puedan integrar las instituciones públicas y privadas para trabajar por un mejoramiento social y ambiental que se traduzca en calidad de vida para todos.
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